El musical “Sherlock Holmes y el cuadro mágico” es una apuesta personal de sus dos protagonistas, los jóvenes actores Anthony Senén y Edgar Moreno, que interpretan a Holmes y al doctor Watson, respectivamente, acompañados por la magnífica actriz Andrea Rodríguez, que han adquirido los derechos de este espectáculo familiar, colorista, diferente y arriesgado. Hay momentos de la función que los espectadores ven en tres dimensiones, con las correspondientes gafas puestas, claro, y otro en el que un diluvio de serpentinas cae sobre la platea. Además, la obra recrea bien la atmósfera y el perfil de los personajes creados por el gran Arthur Conan Doyle, por lo que invita a la lectura de las aventuras de Holmes, aunque el argumento no corresponde a ninguno de los libros del médico inglés. Pero en este “Sherlock Holmes…” está la lucha entre la magia o sobrenatural y el pensamiento científico, como sucede, por ejemplo, en la novela de “El sabueso de los Baskerville”, solo que aquí, naturalmente, vence la magia, la magia es la salvación a la que debemos aferrarnos y en la que creer, viene a decirnos la función.

La extravagante condesa de Nata telefonea a Holmes para plantearle un caso insólito. En uno de sus cuadros han desaparecido los colores. No han robado el cuadro: han desaparecido los colores. Pero nada puede con el detective: “De eso trata nuestro trabajo, Watson, de resolver misterios”. La batalla se librará en el interior del cuadro. Porque por allí está Moriarty, el mayor y más peligroso enemigo de Holmes, en este caso en una divertidísima composición que Anthony Senén –que duplica el trabajo- hace del personaje hasta convertirlo en enemistosamente entrañable –valga la expresión-.

Hay enamoramientos entre los personajes, algún beso, y la condesa que dirá: “Señor Holmes, es usted más atractivo al natural que en las fotografías de los periódicos”. Watson halla el amor de su vida –el actor que lo encarna, Edgar Moreno, luego, por la tarde, interpreta un personaje radicalmente distinto en “El Rey León”-. Pero Watson se reafirma en su admiración hacia Holmes: “Sherlock es muy inteligente, sabe más que Facebook”, afirmará. Y finalmente triunfan el amor, la amistad y la magia. “Es la magia la que nos salvó”, reconocerá Holmes. Una extraordinaria aventura teatral en el Lara de Madrid.