Cristina de Tena y Lara Gil dicen que no quieren pensar en su cuerpo “como en la escena de un crimen”. Por eso, entre otras cosas, han trasladado su exitoso podcast “Nadie hablará de nosotras”, que cuenta con centenares de visitas, a las tablas teatrales. El show musical, con la intervención de la cantante Antía Eseuve, se representa en el Teatro del Barrio de Madrid con la platea llena. Se trata de un espectáculo contra el mandato de las modas, de las tendencias, de la belleza a régimen, contra los triunfadores de siempre. Y contra “el terrorismo corporal”. Aunque al afirmar esto advierten: “En España se dice ahora terrorismo y la gente se vuelve loca”. Pero explican: “El terrorismo corporal es el que hace que creamos que nosotras tenemos que adaptarnos a las normas y no las normas a nosotras”. Porque se trata, sobre todo, de un espectáculo contra la gordofobia, pues ellas han traído el podcast al teatro para hacer visibles sus cuerpos, y hablan y hablan con capacidad para el humor, con numerosas alusiones políticas, con críticas al capitalismo, y alusiones irónicas a Pedro Sánchez (más que a nadie), a Garzón, a Yolanda, a Irene o a Errejón (así los mencionan). Y un par de ellas a Rajoy. Y otra, llena de afecto (me lo pareció al menos), a Hugo Chávez. Son seguidoras de Bell Hooks o de Angela Davis: de numerosas pensadoras y activistas feministas. Y citan a Foucault: “Lo normal no es natural, sino que lo normal es una ficción política”.

“Las personas gordas recibimos todos los días miradas de odio en la calle”, se lamentan. Y añaden: “Nos ha tocado vivir en el bloque de la resistencia”. O: “Todos los cuerpos nos merecemos el mismo amor, seamos como seamos”. Porque es un espectáculo furioso, pero lleno de buenas intenciones. Lara Gil cuenta: “Todo el mundo me decía que no tenía fuerza de voluntad, que no hacía lo suficiente. Fracasaba cada día en que me decían que no adelgazaba”. Por eso, muy joven, decidió entrar en el quirófano. Ahora, a los 35 años, sufre las secuelas de aquella intervención destinada a evitar que siguiera engordando. Y Cristina de Tena explica: “Soy corpulenta, lo que no está hecho para triunfar. Me ven como a una triste vaca gorda”.

Son rompedoras, atrevidas, tienen facilidad para hacer un humor ácido y no ácido, hablan y cantan. Quizás el show, que dura dos horas, necesita algunos recortes, cuando la capacidad de sorpresa se ha desvanecido y se incurre en la reiteración. Insisten: “Cada dieta que hacemos es un atentado terrorista contra nosotras mismas”. Y cantan: “Por un beso de la GORDA yo daría lo que fuera…”. ¿Por qué el beso tiene que ser de la FLACA? Pues eso.