JACK PALANCE

    257
    Jack Palance nació en Hazle, Pensilvania, el 18 de febrero de 1919, como Vladímir Ivánovich Palahniuk, en el seno de una familia de modestos inmigrantes ucranianos. Su rostro de rasgos duros y su corpulencia le convirtieron en el malvado ideal en la pantalla grande, semblante que le permitió interpretar casi exclusivamente asesinos y psicópatas en las más de ochenta películas en las que actuó.
    De origen humilde, fue limpiabotas, salvavidas, boxeador y soldado antes de ser actor. Sin embargo, su físico poco común había sido su carta de la suerte cuando en 1947 debió reemplazar a Anthony Quinn y después a Marlon Brando, con sendas convalecencias, en la producción en Broadway «Un tranvía llamado deseo» de Elia Kazan, el mismo director que tres años después lo lanzaría a la gran pantalla con «Pánico en las calles» («Panic in the streets») en 1950.

    Hijo de un minero, a fines de la década de los años 30 del siglo XX, se lanza bajo el seudónimo de Jack Brazzo a una carrera en el boxeo profesional que le deparó varios éxitos: además de ganar sus primeras quince peleas, doce de ellas por nocaut, logra un palmarés de dieciocho triunfos en veinte combates. Los golpes en el boxeo desfiguraron su rostro.
    Palance dejó el boxeo profesional para alistarse en las fuerzas armadas en los primeros años de la década de 1940. Participó en la Segunda Guerra Mundial, donde su rostro fue dañado nuevamente al estallar en el aire el bombardero en que iba. Fue sometido a varias operaciones de cirugía para recoconstruirle el rostro. Tras ser dado de baja en 1944, se matriculó en la universidad de Stanford, de California, donde se licenció como dramaturgo en 1949. Antes de encontrar sus grandes oportunidades como actor, Palance trabajó de vendedor de helados, profesor de natación, guardaespaldas e incluso periodista. Hasta que sube a las tablas de Broadway y un día lo descubre el director Elia Kazan, quien queda impresionado por «un rostro que sólo una madre podría amar». El rostro cuadrado y la barbilla marcada le daban a Palance un aire misterioso, con el cual era capaz de erizar la piel con su mirada fija.

    Es entonces cuando empieza a delinearse su imagen de «villano» en cintas como «Arrowhead», «Man in the Attick», «Raíces profundas» o «Sign of the Pagan». En 1955, Robert Aldrich le concede su primer papel psicológico en «El gran cuchillo» («The Big Knife»), donde mostró otra faceta de su talento.
    En 1966 Jack Palance participa en una película de corte infantil dirigida por Alan Handley titulada «Alicia a través del espejo», en donde hace el papel del Jabberwock o Dusvelock. En 1968, el director de cine español, Antonio Isasi-Isasmendi, le dio un papel en la película «Las Vegas, 500 millones».

    Durante la década de 1970 atravesó un periodo difícil por haberle dado la espalda a numerosos proyectos de Hollywood, a quien no perdonaba haberlo encasillado en papeles de villano. Pese a otros intentos, gracias a papeles de directores como Stuart Heisler o su trabajo en «El desprecio» («Le mépris») de Jean-Luc Godard en 1964, siempre se vio obligado a seguir aceptando los papeles de malo.

    Durante los años 70 intervino en muchas películas, generalmente europeas: «Monte Walsh» (1970) de William A. Fraker, «Los Compañeros» (1970) de Sergio Corbucci, «Chato El Apache» (1971) de Michael Winner, «Los Hermanos Azules» (1973) de Luigi Bazzoni o «Africa Express» (1975) de Michele Lupo y Duccio Tessari, son algunos de los títulos más conocidos de esta etapa.
    En los años 80 del pasado siglo animó el programa de televisión «Ripley’s Believe It or Not!”, conocido también en español como «Créase o no, de Ripley», que mostraba curiosidades del mundo entero. Posteriormente sería conducido por su hija Holly Palance.

    Tras varias producciones italianas de poco destaque, Palance tuvo un regreso notable con «Bagdad Café» de Percy Adlon (1987) y «Batman» de Tim Burton (1989). En 1991, a los 73 años, obtuvo el Óscar al mejor actor de reparto por su papel junto a Billy Crystal en «Cowboys de ciudad» («City Slickers»), donde hacía una parodia de sí mismo como un duro vaquero. El reconocimiento llegó tras varios años de espera.

    Misántropo al igual que su amigo Lee Marvin, Palance vivía aislado en su rancho de California y dedicaba su tiempo a la pintura y a sus hijos. Su última aparición en la pantalla fue en 2005 para una serie de televisión.
    Aficionado a la pintura, también escribió un libro de poemas, «The Forest of Love» (1996), y hablaba seis idiomas: ucraniano, ruso, italiano, español, francés y por supuesto inglés.

    Jack Palance falleció el 10 de noviembre de 2006 en California, a los 86 años, de causas naturales en su hogar en Montecito, rodeado de su familia.