FRITZ LANG

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    Friedrich Christian Anton Lang, conocido como Fritz Lang nació en Viena el 5 de diciembre de 1890. Fue uno de los grandes directores de cine de los años 20, 30, 40 y 50 del siglo XX, que desarrolló su carrera artística en Alemania y en Estados Unidos.
    Fritz Lang era hijo de Anton Lang, arquitecto jefe de los trabajos públicos de la ciudad de Viena, y de Paula Schlesinger, de ascendencia judía. Cuando Lang tenía diez años de edad su madre se convirtió al catolicismo e intentó que el niño se educase en dicha religión. No obstante, Lang siempre manifestó no tener ningún interés en las religiones, y no mostró especial interés en sus raíces judías hasta que los nazis llegaron al poder en 1933, lo que condicionó su carrera profesional y su vida en el exilio. Para los judíos, Lang sería judío, porque su madre lo fue (la judeidad se transmite por línea materna, ley hebrea que deriva del Deuteronomio), aunque tuvo una ligera educación católica en su niñez.

    En 1908 empezó sus estudios de arquitectura en la Escuela Técnica de Viena, por deseo paterno; pero se inclinaba por la pintura, de modo que interrumpió dichos estudios arquitectónicos para matricularse en la Escuela de Artes Gráficas de Viena. Sus modelos eran Klimt y especialmente Schiele, que admiró de por vida. Pasó luego a la de Núremberg y luego a la Escuela de Bellas Artes de Múnich. A partir de 1909 o 1910, abandonó el hogar paterno y emprendió una serie de largos viajes, dejando los estudios. Inicia una época de cambios continuos de residencia y de vida bohemia (trabajó en dos cabarets vieneses, viajó por todo el mundo). Tras una estancia artística en Múnich se estableció finalmente en París, hasta 1914.

    Tras el inicio de la primera guerra mundial se trasladó desde París a Viena. Se alistó como voluntario en el ejército austrohúngaro el 12 de enero de 1915, pero se decepcionó enseguida. Herido durante la contienda, en la convalecencia de 1916 empezó a escribir guiones de cine. En el hospital militar en que estaba conoció al director de cine vienés y luego alemán Joe May; le mostró dibujos y varios de sus relatos, por lo que May le contrató como guionista. En 1916, comenzó a escribir guiones para los estudios Universum Film AG (UFA) y estrenó su primer film como guionista en Viena, en 1917: se trataba de «Die Hochzeit im exzentrik Klub», obra dirigida por May, actualmente desaparecida. El resultado le pareció fallido a Lang, así que decidió dirigir él mismo sus propias películas.
    Acabada la contienda en 1918, abandonó Viena (ciudad de la que se había apartado en realidad desde 1908); ciudadano alemán ya, trabajó como director en «Halbblut» (1919) y las dos entregas de «Las arañas» («Die Spinnen, 1. Teil: Der Goldene See») (1919), que fueron bien recibidas. En la segunda, la primera que se conserva, se perciben ya sus rasgos: talento dramático, cuidada composición de imágenes, notable sentido volumétrico, muchedumbres…

    Era el momento de eclosión del cine en Alemania: se pasó de 28 filmes anuales, antes de la guerra, a 245 en 1919 o ya 474 en 1922. Las fantasías más bien terroríficas de esos años, con vampiros, seres artificiales, vidas dobles, sabios ocultos o sociedades secretas, mujeres fatales, dan un tono folletinesco general al cine alemán (lleno de histeria y desesperación dirá luego Lang) del que no fue ajeno su trabajo, por lo cual se le ve en las filas del expresionismo. Su primera mujer se suicidó en 1920, y Lang nunca quiso dar datos íntimos, ni siquiera a historiadoras serias (y amigas de él), como Lotte Eisner.
    A partir de sus propios guiones y los de su segunda mujer, la escritora Thea von Harbou, rodó «Das Wandernde Bild» (1920), «Las tres luces» (1921), «Dr. Mabuse, el jugador» (1922), «Spione» (1927) y luego, a petición de los productores, «El testamento del Dr. Mabuse» (1932), que continuaba las aventuras siniestras de ese criminal. Ahí aparece de continuo un inquietante mundo subterráneo (con sótanos, galerías y cuevas), espejos que hacen que las figuras se desdoblen, visiones ilusorias o distorsionadas, de acuerdo con la mente delirante de Mabuse y otras figuras, como ya en «M. el vampiro de Dusseldorf».

    Son consideradas las mejores de su producción en Alemania las dos partes de «Los nibelungos» («Sigfrido y La venganza de Crimilda», 1924), «Metrópolis» (1927), «La mujer en la Luna» (1928) y, ya en el ámbito sonoro, «M, el vampiro de Düsseldorf» (1931).

    Al finalizar «El testamento del Dr. Mabuse» en 1932, durante cuyo rodaje sufrió un accidente por el que perdió un ojo, recibió la propuesta del dirigente nazi Joseph Goebbels de hacerse cargo de la dirección de la UFA, pero Lang era del todo contrario a las ideas nazis (le explicó a Goebbels que aunque su madre era católica conversa, era realmente judía, a lo que Goebbels le replicó que «Nosotros decidimos quién es ario y quién no» ) así que esa misma noche huyó hacia Francia, dejando casi todo lo que tenía y a Thea von Harbou, con la que no convivía ya, la guionista de muchas películas de entonces y próxima a las ideas que dominaban Alemania en aquella época y a su mujer Thea von Harbou, nazi convencida y militante. En París rodó «Liliom» (1934), con poco éxito, pero siguió hacia Hollywood ese mismo año, contratado por la Metro-Goldwyn-Mayer. El estreno en 1933 de «El testamento del Dr. Mabuse» fue prohibido en Alemania.
    Ya en Estados Unidos sus proyectos fueron rechazados y tardó dos años en hacer «Furia» (1936). Sus producciones estadounidenses debieron acomodarse a las normas de los diferentes géneros, aunque filmó destacadas películas policíacas como «Sólo se vive una vez» (1937), «La mujer del cuadro» (1944), «Perversidad» (1945), «Secreto tras la puerta» (1947), «Los sobornados» (1953), «Más allá de la duda2 (1956), «Mientras Nueva York duerme» (1956), y otras de otro tipo como «Deseos humanos» (1954), «Los contrabandistas de Moonfleet» (1955) y «Encubridora» (1952).
    En varias ocasiones, era manifiesta la crítica social y siempre estaban presentes sus dudas sobre la justicia así como sus reflexiones sobre el individuo contemporáneo y su desamparo. A finales de los años cincuenta, en parte por el clima creado por las investigaciones del Comité sobre Actividades Antiamericanas, en parte por su rechazo de criterios comerciales, y también por la oferta de un productor europeo, viajó a la República Federal Alemana para rodar «El tigre de Esnapur» (1958), «La tumba india» (1959) y «Los crímenes del Dr. Mabuse» (1960), su última película.

    Fritz Lang murió en Los Ángeles el 2 de agosto de 1976. Admirado por el grupo de críticos de Cahiers en Francia, el propio Godard le había entrevistado y dado un papel relevante en unos de sus filmes, «El desprecio».