ALEC GUINNESS

    181

    Considerado junto a John Gielgud y Laurence Oliver como uno de los grandes actores británicos del siglo XX, Alec Guinness de Cuffe nació el 2 de abril de 1914 en el distrito de Marylebone, Londres. Su infancia no fue fácil, hijo de madre soltera, nunca supo quién fue su padre, viviendo en pensiones con una madre que apenas se preocupaba de él. Estudia en la Fay Compton Studio de Arte Dramático, debutando en 1934 en el teatro. En 1936 interpretó obras clásicas en el prestigioso teatro de Londres Old Vic. En 1941 se incorporó a la Armada Real como marinero, y fue comisionado al año siguiente.
    Al margen de un pequeño papel de extra, su carrera cinematográfica comenzó después de la Segunda Guerra Mundial con su interpretación en «Grandes esperanzas» («Great Expectations», 1946), nasada en la novela de Dickens, de David Lean, director que le convertiría en su actor fetiche. Dos años más tarde repite con Dickens y Lean en «Oliver Twist»: Con treinta y cuatro años interpreta a Fagin, caracterizado como el anciano usurero iniciando una serie de transformaciones camaleónicas, demostraron su habilidad y tremenda versatilidad para hacer interpretaciones totalmente diferentes en cada papel. En la película «Ocho sentencias de muerte» («Kind Hearts and Coronets», 1949) incluso interpreta ocho papeles diferentes, incluido el de una mujer.

    LA COMEDIA EALING
    En los años 50 su nombre va unido a algunas de las mejores comedias de los estudios Ealing británicos: «Oro en barras» (The Lavender Hill Mob», 1951), de Charles Crichton, «El hombre vestido de blanco» («The Man in the White Suit», 1951), de Alexander Hall o «El quinteto de la muerte» («TheLady Killers», 1956) en donde interpretaba a un atracador que se hacía pasar, junto a su banda, por un violinista de exquisitos modales.
    En 1954 interpreta «El detective» (Father Brown»), en 1955 «A París con amor» («To Paris with Love») y «El prisionero» («The prisioner»). En 1956 interpreta a un arístócrata en «El cisne», y en 1957 un tozudo oficial inglés prisionero en «El puente sobre el río Kwai», de nuevo con David Lean, ganando el Oscar y el Globo de Oro. En 1959 Ronald Neame le convierte en el protagonista de «Un genio anda suelto» («The House’s Mouth»), de la que también es guionista siendo nominado al Oscar por esta actividad, en 1959 «Nuestro hombre en La Habana» («Our Man in Havana», de Carold Reed y en 1960 «Whisky y gloria» («Tunes of Glory»), de nuevo con Ronald Neame. En estos años Guinness interpretaba hasta cuatro o cinco películas al año, ejemplo de la vitalidad y éxito dedl actor.

    En 1962 David Lean le llama para que interprete al rey Feisal en «Lawrence de arabia», que rueda en España, así como «La caída del imperio romano» («The fall of Roman Empire», 1964), de Anthony Mann (produdica por Samuel Bronston) y «Doctor Zhivago», de nuevo con David Lean, en 1965. También de la década de los 60 son «Conspiración en Berlín» («the Quiler Memorandum», 1966), de Michael Anderson, «Los comediantes» (Rhe Comediants», 1967), de Peter Greenville y 1970 la que se se ha considerado su mejor actuación, la del débil rey Carlos I en el film «Cromwell» (1970), de Ken Hughes.
    Los 70 se inician con «Hermano sol, hermana luna», de Franco Zeffirelli (1972), «Los últimos días de Hitler», de Ennio de Concini (1973) o «Un cadáver a los postres» (1976), de Robert Morley. En 1977 George Lucas le proporciona una renacida popularidad al ser elegido como Obi-Wan Kenobi en «La guerra de las galaxias» («Star Wars»), siendo de nuevo nominado al Oscar como actor de reparto y en sus secuelas «El imperio contraataca» (Irvin Kershner, 1980) y «El retorno del Jedi» (Richard Marquand, 1982). En 1988 sería de nuevo nominado al Oscar por «»Little Dorrit».
    EL OSCAR

    En 1957 Guinness ganó un Óscar al mejor actor y un Globo de Oro por su interpretación en «El puente sobre el río Kwai». También recibió en 1980 un premio honorífico de la Academia por su contribución al arte del cine. Por otra parte, fue nominado al Óscar como actor principal por «Oro en barras» («The Lavender Hill») Mob en 1951, y como actor de reparto por «La Guerra de las Galaxias» en 1977 y «Little Dorrit» en 1988.
    Curiosamente, y a pesar de lo mucho que detestó su papel como el maestro Obi-Wan Kenobi mentor de Luke Skywalker, en «La Guerra de las Galaxias», el 1% de los ingresos de taquilla que aún obtiene de la saga a causa del contrato original, les proporciona hoy en día más dinero a sus herederos que el resto de los derechos de todas sus películas juntas. Su versatilidad actoral, la profundidad concedida a cada personaje han hecho de él uno de los mejores actores del siglo XX.
    Entre las últimas películas de Guinness están «Pasaje a la India» («Passage to India», 1983), de David Lean, «Un puñado de poñlvo» («A Handful of Dust», 1988), de Charles Sturridge, «Kafka» (1992), de Steven Soderberg y «Testigo mudo» («Mute Witness», 1994).
    Guinness se casó con la actriz y dramaturga Merula Salaman, en 1938, con la que tuvo a Matthew, el único hijo de la pareja. En 1954, durante la filmación de la película «El detective», él y su esposa se convirtieron al catolicismo romano manteniendo la fe hasta su muerte. Su hijo, Matthew se convirtió un tiempo después. Por sus méritos como actor la corte británica lo invistió Caballero en 1959, lo que le convirtió en Sir Alec Guinness. En 1980 recibió un Oscar honorífico por su contribución al arte del cine, que le fue entregado por Dustin Hoffman. El actor, que fallecería el 5 de agosto de 2000, a los 86 años de edad, escribió su autobiografía en «Bendiciones con disfraz” («Blessings in Disguise»). Su legado artístico incluye cerca de medio centenar de interpretaciones para el cine y la televisión además de grabaciones dramáticas.

    QUEDA DICHO:
    «Un actor es un intérprete de las palabras de otros hombres, a menudo un alma que desea desvelarse al mundo pero no se atreve, un artesano, un saco de trucos, una bolsa de vanidad, un observador distante de la humanidad». (Alec Guinness)
    «He odiado a Obi-Wan Kenobi. No hubiese podido seguir diciendo esas horribles y banales frases». (Alec Guinness)
    «Guinness era un hombre tremendamente detallista, disciplinado, de risa chispeante y buena camaradería, colaborador en los guiones y ávido por aprender» (John Le Carré)
    «Si se busca modestia, se debe acudir a los grandes artistas. Los artistas menores se entusiasman con su propio ego, que es un sustitutivo del talento, y los críticos, artistas frustrados, pueden convertirse en monstruos de la autoestima. Sir Alec Guinness es un gran artista y es propio de él que comience sus memorias así: Entra Ego a escena seguido por demonios. Mutis Ego». (Anthony Burgess)