Titulo original: 3 fois 20 ans / Late bloomers
Año: 2010
País: Francia – Bélgica – Gran Bretaña
Duración: 80 min.
Dirección: Julie Gravras
Guión: Julie Gavras y Olivier Dazat
Música:
Sodi Marciszewer
Intérpretes
William Hurt, Isabella Rossellini, Doreen Mantle, Kate Ashfield, Joanna Lumley, Simon Callow, Aidan McArdle, Arta Dobroshi, Luke Treadaway, Leslie Phillips, Hugo Speer, Iona Warne, Ryan Quartley, Nicholas Farrell, Sushil Chudasama, Joanna Bobin, Lin Blakley, Hannah Charlton, Christopher Collins, Anthony Errington, Phoenix James, Elsie Kelly, Stuart Martin, Gino Picciano, Michael Pourrot, Danny Rahim, John Warman, Chris Wilson, Russell Honeywell y Martin John King.
Premios
Seleccionada para la Sección Berlinale Especial del Festival Internacional de Cine de Berlín
Seleccionada para la competición del Festival de Sevilla de Cine Europeo.
Sinopsis
Mary (Isabella Rossellini) y Adam (William Hurt) forman un matrimonio feliz, que vive en Londres, pero no son la típica pareja de 20 o 30 años; tienen casi 60. Como la mayor parte de las parejas de 60 años del siglo XXI, son muy activos. Y además, lo hacen con estilo. Mary es una mujer muy cariñosa. Es el nexo de unión entre todos los miembros de la familia. Se encarga de planificar la vida familiar. De hecho, escogió abandonar su carrera para estar disponible para Adam y la familia. Adam es un arquitecto de prestigio internacional. Tiene una dilatada experiencia en estaciones de tren y aeropuertos. Ha sabido embellecer estos edificios que otros compañeros de profesión consideraban de segunda fila. Pero después, la revolución del transporte se desinfló y surgieron nuevos competidores. Poco a poco, Adam se convierte en una antigualla, sin darse cuenta, sin pensar jamás en la forma de reinventarse. Al igual que muchos profesionales y artistas, Adam es un egocéntrico absoluto. Pero también es misterioso y tierno. No tiene reparos en dejar a su mujer el trabajo sucio de poner orden para que él pueda seguir viviendo en el mundo más elevado de la creatividad. Mary y Adam compaginan hijos, nietos, trabajo y amigos con las penas y alegrías de la vida de casados. Hasta que un día descubren, con gran sorpresa, que ya han entrado en el colectivo de la tercera edad. Y reaccionan ante esta realidad de forma muy diferente. La actitud de Adam es tan desesperada como su negación, buscando la fuente de la eterna juventud. Por el contrario, Mary decide encarar la situación haciendo lo que mejor sabe hacer: cuidar de su marido y su familia, pero sus «preparativos para envejecer», malévolamente cómicos, asustan a su familia y amigos. El enfrentamiento se hace inevitable y la separación también. Hijos, nietos, padres y amigos intentan reconciliarlos. Pero, ¿no deberían dejar que la vida se encargara de eso?
Comentario
Esplendor y caída de una pareja perfecta. Ese sería el trayecto del matrimonio encarnado por dos estupendos actores, Isabella Rossellini y Wiliam Hurt, completamente ajustados a este pequeño drama insalvable y universal: la vejez, y las particulares maneras de afrontarla. Y Julie Gavras, además de “hi ja de”, confirma en este su segundo largo metraje (debutó hace seis años con “La culpa la tiene Fidel”) su habilidad para contar una historia. Lo mejor de “Tres veces 20 años” son, sin duda, sus protagonistas y aquí desde luego ofrecen todo un recital de talento y profesionalidad. Pero no es nada despreciable tampoco la propia factura de la película, los ocurrentes diálogos que la adornan, el tono de desparpajo general, las situaciones, algunas de ellas tan divertidas… y el ritmo que le impone a todo la propia directora. De modo que su escasa hora y media discurre como un guante, con una suavidad y una facilidad pasmosa. ¿Dónde está, pues, el problema? en el mismo desenfado con que se aborda una situación tan enfadosa: llegado un momento, la cordialidad se pasa de vueltas; y al final, una cuestión tan peliaguda, el paso del tiempo, aparece como algo casi simple, bastante trivial. Fuciona como comedia a las mil maravillas. No, como drama. Y es que la obstinación de mantener el tono amable a toda costa ahoga en gran medida esta atractiva peripecia conyugal, que hubiera alcanzado más altos vuelos resuelta de otra forma.A pesar de todo “Tres veces 20 años” resulta encantadora, original y muy, muy amena.