SI LA COSA FUNCIONA (2009)

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    Titulo original: Whatever Works
    Año: 2009
    País: EE.UU. - Francia
    Duración: 92 min.
    Dirección: Woody Allen
    Guión: Woody Allen

    Intérpretes

    Evan Rachel Wood, Larry David, Ed Begley, Jr., Patricia Clarkson, Conleth Hill, Michael McKean, Adam Brooks, Lyle Kanouse, Clifford Lee Dickson, Yolonda Ross, Carolyn McCormick, Samantha Bee, Marcia DeBonis, John Gallagher Jr., Willa Cuthrell-Tuttleman, Nicole Patrick, Henry Cavill, Olek Krupa, Christopher Evan Welch, Jessica Hecht, Steve Antonucci, Marc Alan Austen, Julie Basem, Kenneth Edelson, Chris Nuñez, Quincy Rose y Robin Singer.

    Premios

    Presentada en la Sección Zabaltegi del Festival de Cine de San Sebastián


    Sinopsis

    Tras el fracaso de su carrera, de su matrimonio y de sus intentos de suicidio, el cascarrabias Boris Yellnikoff (Larry David) se pasa la vida insultando a los pequeños que son lo bastante desafortunados como para estar en su clase de ajedrez e irritando a los pocos amigos que le quedan con sus interminables historias acerca de la falta de valor en todo. Antiguo profesor de la Universidad de Columbia y auto-proclamado genio que casi ganó un Premio Nóbel en Mecánica Cuántica, Boris dice ser el único que entiende perfectamente la falta de sentido de todas las aspiraciones humanas y el oscuro caos del universo. Como lo admite él mismo, Boris no es un persona “que te haga sentir bien”. Boris tuvo alguna vez una vida de película. Físico renombrado, profesor de Teoría de Cuerdas en la Universidad de Columbia, estuvo casado con Jessica (Carolyn McCormick), una brillante y hermosa mujer adinerada y vivía en un opulento piso en el mejor barrio de la ciudad. Pero la buena fortuna de Boris no le alivió sus permanentes sentimientos de desesperación, y una noche, en medio de una discusión con Jessica, saltó por la ventana. Para su gran desilusión, cayó sobre un toldo y sobrevivió a la caída. Después, se divorció de Jessica y se mudó a otro barrio. Una noche, Boris estaba a punto de entrar a su apartamento cuando fue abordado por una extraña joven: Melody St. Ann Celestine (Evan Rachel Wood), quien le rogó que la dejara entrar a su apartamento. Viendo que estaba hambrienta y que tenía frío, la deja entrar a regañadientes. Melody resulta ser una inocente chica de Mississippi, que se toma cada uno de los comentarios sarcásticos que hace Boris prácticamente de forma literal. Boris le dice para ayudarla, que es una joven descerebrada demasiado frágil para sobrevivir en Nueva York, pero le permite quedarse por “unas cuantas noches”. Pero a medida que pasa el tiempo, Melody se siente cada vez más en casa, y no muestra ninguna intención de querer irse. Logra incluso calmar a Boris durante uno de sus ataques de pánico invitándolo a ver una película de Fred Astaire con ella en la televisión. Eventualmente, Melody le soltará una bomba: se ha enamorado de él. Boris le responde que una chica guapa como ella debería encontrarse a alguien de su edad. Ella le pregunta: “¿crees que soy guapa?”. Melody conoce a Perry (John Gallagher, Jr.), un joven que queda inmediatamente subyugado a sus pies. Aún cuando ella lo sorprende contándole acerca de los tristes y apesadumbrados planteamientos filosóficos de Boris, le pide que salga con él. Mientras está con Perry, Boris le cuenta a sus amigos Joe (Michael McKean) y Leo Brockman que espera que Perry lo libere de Melody, pero deja entrever que le resulta más atractiva de lo que pensaba a principio. Al volver a su callado apartamento, Boris no puede sino alegrarse cuando Melody vuelve a casa. La salida fue un total fracaso. No tenía nada en común con Perry, ni con los cretinos de sus amigos, ninguno de los cuales sabía nada acerca de la Teoría de las Cuerdas. Al escuchar a Melody, Boris descubre de forma inesperada la importancia del factor suerte en la vida, de las pocas probabilidades de que los caminos de dos personas tan distintas se pudiesen encontrar. Boris y Melody se casan y comienzan una vida juntos que es sorprendentemente satisfactoria para los dos. Él reconoce el valor de su alegría, y ella está orgullosa de estar casada con un genio. Pero después de un año, la felicidad de ambos se ve interrumpida por la llegada inesperada de la mojigata madre de Melody, Marietta (Patricia Clarkson), que ha venido a Nueva York para buscar a Melody y dejar a su marido quien le fue infiel con su mejor amiga. Al descubrir que su hija no sólo está casada, sino que lo está con un excéntrico carcamal decenas de años más viejo que su hija, se desmaya. En un esfuerzo por solventar lo extraño de la situación, Boris las lleva a las dos a comer con su amigo Leo Brockman (Conleth Hill). Mientras están en el restaurante, Marietta se encuentra con Randy Lee James (Henry Cavill), un guapísimo joven que queda cautivado por Melody. De la misma forma, Brockman queda subyugado por Marietta. Pronto, Brockman invita a salir a Marietta, y más tarde, a su apartamento. Cuando ella le muestra algunas fotos que ha tomado, él queda sorprendido por su talento: tiene un talento natural para la fotografía, es una artista real. Marietta pasa la noche con él. El hacer el amor con Brockman hace que Marietta de rienda suelta a su sexualidad y a su arte. En muy poco tiempo, comienza a explorar su sexualidad y a florecer como fotógrafa rompedora. Eventualmente, se instala en un ménage à trois junto a Brockman y al propietario de su galería, Al Morgenstern (Olek Krupa). Marietta se las arregla para que Randy Lee James aparezca en un mercado de las pulgas donde ha ido de compras con su hija. Comprándole un pañuelo a Melody, Randy le explica que es un actor que vive en una casa flotante, que toca la flauta y que se enamoró de ella a primera vista. Melody intenta quitarle cualquier esperanza diciéndole que es una mujer casada, pero se queda con el pañuelo. Melody finalmente reacciona a una de las rabietas de Boris diciéndole que se porta como un niño que hace una pataleta cuando no logra lo que quiere. Boris se queda totalmente sorprendido de que Melody pueda tener ideas propias y descubrir algo así por sí misma. Marietta organiza un segundo “encuentro fortuito” entre Melody y Randy. Esta vez el encuentro tiene éxito y los dos terminan haciendo el amor en la casa flotante. Melody y Boris se ven sorprendidos por la inesperada visita del padre de Melody, John (Ed Begley, Jr.), quien está totalmente determinado a traer a su hija y a su esposa de vuelta a casa. Ignorando las advertencias de Melody y de Boris de que Marietta ha cambiado y de que ya no es la mujer que solía ser, John insiste en que quiere ver a su esposa inmediatamente. Al llegar a una de las exposiciones en la galería de Marietta, John se queda anonadado por la transformación de su mujer y totalmente destruido por su rechazo. Haciendo lo posible por ser gentil, Melody le dice a Boris que conoció a alguien y que está enamorada. Ella le dice que extraña hacer el amor. Boris le responde fríamente, diciéndole que el hecho que lo deje no cambia en nada sus ideas: si el universo se está viniendo abajo, ¿por qué no lo estarían ellos también?. Esa noche, al tiempo que John ahoga sus penas en un bar, se pone a conversar con otro hombre que también tiene el corazón destrozado: Howard Cummings, (de nombre real Kaminsky) (Christopher Evan Welch). John se sorprende cuando descubre que la mujer que abandonó a Howard es de apellido Norman. Además, a medida que continúan tan delicada conversación y a John se le suelta la lengua gracias al alcohol, admite que nunca sintió realmente pasión por su mujer y recuerda que cuando estaba en el instituto, sentía algo por uno de los miembros del equipo de fútbol. Cummings (de nombre real Kaminsky) pide otra ronda. Abatido sin Melody, Boris decide acabar con todo y saltar por la ventana. Por un extraño golpe del destino, aterriza encima de una mujer que lo protege de la caída y ella es llevada al hospital. Al visitar a la mujer, Helena (Jessica Hecht), en el hospital, Boris descubre que al igual que él, ella tampoco soporta a los tontos. Más aún, Helena es una adivina. “¿Cómo no supiste que te iba a caer encima?” le pregunta Boris. “A lo mejor sí lo sabía,” le responde. A medida que las parejas de esta historia se deshacen y realinean, buscando las configuraciones emotivas que satisfacen sus necesidades, el resultado sugiere que no existen reglas en el amor y que todos debemos aprender a ser flexibles y realistas. Aunque una relación pueda parecer común, lo importante es que funcione y te haga feliz, sea lo que sea.

    Comentario

    Consciente de la urgente necesidad de dar en la diana y hacer caja, el geniecillo de Manhattan, cual malabarista oportuno y oportunista, saca esta vez de la chistera un guión con telarañas; lo desempolva, lo pone al día, y ¡zas¡ la historia fluye con una pasmosa facilidad. El truco está en echar mano de su mejor época: los años setenta, Nueva York, la comedia cosmopolita, la frescura de “Manhattan” y algo del disparatado “toque Groucho” que Allen tan bien explota. Y eso que el protagonista es repelente, cómo no, hasta decir basta...un cascarrabias, un tío malencarado que habla como un sacamuelas y que lo mismo arremete contra el provincianismo, las relaciones personales, la religión o la política...el caso es dar palos a diestro y siniestro. Y es cierto también que el tipo envuelve, pontifica y hasta marea...pero sobre todo engancha y hace reír a carcajadas. La fórmula, que no es nueva, rebosa una gracia puñetera, es el reflejo de nuestro otro yo, del lado salvaje y cruel que todo probo ciudadano lleva dentro y nunca (o casi nunca?) echa fuera; el resultado está claro:vemos ahí, en la pantalla (con la inestimable ayuda de Larry David) a alguien que suelta barbaridades, mira a la cámara, habla al espectador... y se mete a todos en el bolsillo en una escasa hora y media. Allen planta a sus criaturas en territorio trillado, en el centro de nuestro ombligo, y con alevosía el auto proclamado neurótico número uno nos suministra en tiempos de crisis dosis masivas de jolgorio; pura terapia global.