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Sinopsis
Madrid, 1938, con las tropas franquistas a las puertas de la capital que es sistemáticamente bombardeada por la aviación fascista. Sin embargo en la ciudad la vida sigue y los teatros levantan todos los días el telón. En uno de ellos una troupe de variedades presenta distintos cuadros: humoristas, ventrílocuos, cantantes… En ella están, entre otros, el músico y cantante Jorge del Pino (Imanol Arias), el ventrílocuo Enrique Corgo (Lluis Homar) y la cupletista Rocío Moliner (Carmen Machi). Aunque la ciudad no está precisamente para ir al teatro, los pocos espectadores, entre ellos muchos soldados que regresan del frente con unos días de permiso, buscan unos minutos para olvidar la tragedia que vive España y, de paso, ayudar, mal que bien, a que los artistas puedan sobrevivir. Jorge del Pino lleva todos los días la comida que puede a su mujer y a su hijo pequeño, al que intenta educar como si la guerra no existiera. Pero un día cuando regresa a casa tras la función, el edificio ya no existe. Una bomba lo ha reducido a escombros matando a todos los habitantes. La acción prosigue un año después. La guerra ha acabado, el hambre se ha apoderado de la ciudad, pero los teatros, muy vigilados por las nuevas autoridades militares, siguen procurando un poco de diversión a los espectadores deseosos de olvidar las miserias cotidianas. Enrique Corgo sigue en la compañía, ya sin Jorge del Pino, que desapareció sin explicaciones cuando la bomba acabó con la vida de su mujer y su hijo. Pero la vida es dura y Jorge reaparece un día, casi a la vez que Miguel (Roger Princep) un niño de 10 años, huérfano de la guerra, que conserva una foto de su madre a la que busca sin parar, se hace amigo de Enrique y logra que éste lo esconda en el teatro, haciéndolo pasar, ante el militar que vigila estrechamente sus actividades, como su hijo. Los tres formarán, junto a otras almas perdidas, una curiosa familia que intenta vivir y pelear cada día como cualquier otra, con sus miserias y sus alegrías, con el aliciente de su música y sus canciones. Y a falta de pan, buenos les resultan los aplausos. Miguel mostrará un talento artístico poco común e inmediatamente se integrará en la troupe, mientras que el empresario Arturo del Val (Luis Varela) prefiere mirar para otro sitio y no cuestionarse el origen del muchacho. Todos ellos, vencedores y vencidos buscan, más que una oportunidad en la vida, algo que comer o un lugar donde dormir. Jorge se erigirá en el jefe de la troupe en el que además de Jorge, Enrique y el pequeño Miguel, está la cupletista Rocío Moliner, que en un pueblo en el que han actuado y tampoco han cobrado dejará la compañía cuando descubra que don Ricardo (Ángel Egido), el alcalde falangista del lugar está rendido a sus pies, una joven bailarina adolescente, una pareja de magos, muy mayores, que hacen un número con perros y los técnicos, entre ellos un tramoyista antifranquista. Con ellos va un joven oficial encargado por su superior de vigilar a los cómicos, que ha logrado ser contratado en el grupo sin que nadie sospeche de su verdadera identidad. Pero antes de lo que se imaginan, serán puestos a prueba y deberán tomar decisiones que se convierten en una cuestión de supervivencia, cuando en una función en un pueblo extremeño, les anuncian que Franco acudirá a verles esa noche. En una época llena de intrigas y peligros que le reclaman pruebas de adhesión a sangre y fuego, tratarán de continuar adelante hasta llegar a alguna parte donde puedan dormir sin temor. Donde quiera que quede ese sitio.