Titulo original: Anna Karenina
Año: 2012
País: EE.UU. - Gran Bretaña
Duración: 130 min.
Dirección: Joe Wright
Guión: Tom Stoppard, basado en la novela homónima de Leon Tolstoi
Música:
Mario Marianelli
Intérpretes
Keira Knightley, Jude Law, Aaron Taylor-Johnson, Kelly MacDonald, Matthew Macfadyen, Olivia Williams, Emily Watson, Eric MacLennan, Theo Morrissey, Cecily Morrissey, Freya Galpin, Octavia Morrissey, Beatrice Morrissey, Marine Battier, Guro Nagelhus Schia, Aruhan Galieva, Carl Grose, Bryan Hands, Oskar McNamara, Luke Newberry, Olivia Williams, Michael Shaeffer, Domhnall Gleeson, Steven Beard, Alicia Vikander, Pip Torrens, Susanne Lothar, Alexandra Roach, Henry Lloyd-Hughes, David Wilmot, Tannishtha Chatterjee, Joseph Macnab, Nick Holder, Claire Greenway, Mike Shepherd, Arthur Nightingale, Buffy Davis, Gala Wesson, Eros Vlahos, Kyle Soller, Sam Cox, Max Bennett, Holliday Grainger, Ruth Wilson, Jude Monk McGowan, Antony Byrne, Michelle Dockery, Emerald Fennell, Sarine Sofair, Thomas Howes, Raphaël Personnaz, Bill Skarsgård, Cara Delevingne, Bodil Blain, Hera Hilmar, Kenneth Collard, Steve Evets, Conor McCarry, Giles King, Martin Wimbush, James Northcote, Duncan Wisbey, Jamie Beamish, Shirley Henderson, Simon Muller, Nikolai Lester, Tillie-Bett Grant, Greg Bennett, John Bradley, Gergo Brummel, Stephanie Elstob, James Fiddy, Jensen Freeman, Edward Lewis French, Paul Ham, Jon Haydn, Kostas Katsikis, Denis Khoroshko, Victoria Ley, Vicky McClure, Brian Niblett y Martin Poole
Premios
Oscar al Mejor Diseño de Vestuario. Nominada al Oscar a la Mejor Fotografía, a la Mejor Música y al Mejor Diseño de Producción.
Nominada al Globo de Oro a la Mejor Música.
Premio BAFTA de la Academia de Cine Británico al Mejor Diseño de Vestuario. Nominada al BAFTA a la Mejor Fotografía, al Mejor Maquillaje y Peluquería, a la Mejor Música, a la Mejor Película Británica y al Mejor Diseño de Producción.
Sinopsis
Rusia imperial en el año 1874. La preciosa y vivaz Anna Karenina (Keira Knightley) lleva la vida deseada por todas sus contemporáneas: está casada con Karenin (Jude Law), un importante funcionario al que ha dado un hijo, y su posición social en San Petersburgo es envidiable. Viaja a Moscú después de recibir una carta de su hermano, el mujeriego Oblonsky (Matthew Macfadyen), pidiéndole ayuda para salvar su matrimonio con Dolly (Kelly Macdonald). En el tren, Anna conoce a la condesa Vronsky (Olivia Williams), a la que espera su hijo, el elegante oficial de caballería Vronsky (Aaron Taylor-Johnson). Cuando Anna es presentada al oficial, surge una chispa mutua que ninguno de los dos ignorará. Levin (Domhnall Gleeson), un terrateniente compasivo y sensible, es el mejor amigo de Oblonsky y tiene la intención de pedir la mano de Kitty (Alicia Vikander), la hermana pequeña de Dolly, pero no sabe que la joven está perdidamente enamorada de Vronsky. Ante el rechazo de Kitty, el entristecido Levin regresa a sus tierras de Pokrovskoe y se entrega a los trabajos del campo, mientras Kitty descubre con dolor, durante un baile, que su gran amor Vronsky no le quita ojo a Anna Karenina, que parece compartir sus sentimientos. Anna, en un esfuerzo por recuperar la cordura, se apresura a regresar a San Petersburgo, donde la sigue Vronsky. Ella intenta recuperar su vida familiar, pero no deja de pensar en el joven oficial. Tienen una apasionada aventura que escandaliza a la sociedad de la capital. La situación de Karenin es insostenible y se ve obligado a dar un ultimátum a su esposa, que está embarazada de Vronsky. En un desesperado intento por ser feliz, la decisión de Anna resquebraja el barniz de una sociedad obsesionada por el qué dirán, y da pie a las trágicas y románticas consecuencias que cambiarán dramáticamente su vida y la de los que la rodean.
Comentario
Con cerca de una docena de versiones llevadas a la gran pantalla, Joe Wrigh hace bien en proponer una “Anna Karenina” nueva en la forma, radicalmente distinta y con toques tan teatrales como la vida misma. Es la suya una manera moderna y verdaderamente plástica de reafirmar que ese juego de decorados y escenarios, que se abren y se cierran a cada página de la novela, son algo más que un recurso estético, mucho más: un lenguaje de símbolos y metáforas. Sin embargo digamos que el guión del casi siempre solvente Tom Stoppard resulta un tanto desigual: enlaza bien en principio el argumento y los capítulos más relevantes para acabar optando por una colección algo atropellada de los momentos más dramáticos, sugiriendo apenas ciertos episodios de sustancia y dejando medio en la cuneta algunos personajes decisivos, sin ahondar en ningún caso en las zozobras de los protagonistas. Quiere abarcarlo todo y eso le supone un error radical; porque, si algo caracteriza a la heroína del vehemente Tolstoi, es la intensidad. Y no resulta esta Anna Karenina especialmente intensa, ni en el libreto, ni mucho menos en la imagen que se proyecta de ella en pantalla. Lo peor quizá radique ahí, en el reparto: son escasamente creíbles tanto la quebradiza y amanerada Keira Knightley (que ha rodado ya con Joe Wrigh unas cuantas) como el casi imberbe Aaron Taylor-Johnson. Forman una pareja “muy mona” y poco más. Lo mejor, por tanto, de esta enésima versión es la puesta en escena; la baza principal de la película.