“Clímax” se estrenó en el teatro Alfil de Madrid en septiembre de 2013, y ahí sigue, en pleno éxito, después de que la hayan visto 90.000 espectadores y de realizar varias giras por España. El texto de Alejandro Melero ha recibido en este tiempo modificaciones, los intérpretes han cambiado, pero se mantiene íntegra la esencia de la obra. Se trata de una comedia de situación, que hinca sus cimientos en el vigor del texto, que es ingenioso, ágil, fluido y ocurrente. “Clímax” cuenta varias historias y, como decíamos en CineyTeatro el nueve de septiembre de 2013, “hay momentos en que la obra pudiera recordar alguna serie televisiva, pero la diferencia un intento de trascendencia, de dar un paso más, de buscar el humor pero agitando el pensamiento”.

La obra trata el amor y, sobre todo, el desamor, hay algún personaje decididamente hundido en la soledad, el público la ve con una sonrisa que, a veces, corre el riesgo de congelarse, y hay quien la califica como «comedia erótica» aunque se sustente, insistimos, en el pálpito del corazón. Que en algún momento dejará de latir. Como le ocurre a ese joven de 30 años que, de repente, se encuentra en un lugar desconocido, oscuro y siniestro, y escucha cómo una chica le habla desde la tumba de al lado para informarle de que ambos están muertos y en el cementerio. Ese diálogo, lleno de miedos, poesía y desesperanza, es, quizás, la zona más lograda de la obra. “La inmortalidad de los muertos nos lleva a una locura sin fin”, dirán. Y: “No hay que tener miedo a la muerte sino a estar muerto en vida”.

Pero “Clímax” sigue muy viva ocho casi años después de su estreno. Todo ha evolucionado. También la obra. Ahora hay personajes que usan gel desinfectante y mascarilla. Y la chica que se prepara para una fecundación in vitro teme que le llegue “el semen de un votante de Vox”. Porque la vida cambia. Y no siempre a mejor. Pero Víctor Palmero, José Sospedra, Alicia Fernández, Jon Rod y María González, el elenco actual de “Clímax”, son excelentes actores. “Vivir con asignaturas pendientes es lo peor del mundo”, afirma un personaje. “Clímax” no ha dejado asignaturas pendientes en el camino. Y confirma al escritor almeriense Alejandro Melero como un dramaturgo a tener en cuenta.