El certamen propone el reencuentro con algunos de los grandes mitos de nuestra cultura: El Quijote y su amor platónico, Dulcinea, Don Juan y La Celestina

Bajo el lema «Disfruta de los clásicos», hasta el 28 de julio El Corral de Comedias, la Antigua Universidad Renacentista y el Hospital de San Juan aglutinarán buena parte de las propuestas, con el reencuentro con algunos de los grandes mitos de nuestra cultura: El Quijote y su amor platónico, Dulcinea, Don Juan y La Celestina. La fecundidad creativa del Barroco nos dejó grandes personajes enmarcados en obras maestras de nuestra literatura.Personajes que en muchos casos han trascendido en mitos presentándose como auténticos arquetipos de un hacer.
Entre las propuestas destacan el nuevo montaje de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, de «La vida es sueño», con Blanca Portillo en el reparto; el regreso de José Sacristán a los escenarios en «Yo soy Don Quijote de la Mancha» o la revisión de los clásicos que hacen autores como Juan Mayorga («La lengua en pedazos»), Álex Rigola («Coriolano») o Eduardo Vasco («Noche de reyes»).
Como novedad de este año, encontramos el certamen Barroco infantil en el Teatro Municipal, una forma de acercar los clásicos a los más pequeños de una forma sencilla y divertida. Además, la segunda edición del ciclo Almagro Off en La Veleta descubre nuevas formas de entender los montajes clásicos de la mano de compañías que están empezando. El festival, que este año tiene a México como país invitado, se completa con cursos, talleres, exposiciones, representaciones gratuitas (ermitas, Plaza de Santo Domingo…) y sendos reconocimientos a la Compañía Nacional de Teatro Clásico y el figurinista Javier Artiñano.
«Yo soy Don Quijote de la Mancha». El gran personaje de Miguel de Cervantes, antihéroe, loco, fracasado y entrañable, regido por el idealismo, la fantasía y la bondad sale de las páginas y aterriza en Almagro en esta 35ª edición. Protagonizado por José Sacristán, el espectáculo «Yo soy Don Quijote de la Mancha», estreno absoluto en el Festival bajo la dirección de Luis Bermejo, es un nuevo intento de mostrar a esta figura universal en toda su esencia.

«El lamento de Dulcinea»: La misma novela de Cervantes, que en 2005 cumplió 400 años de su primera edición, nos ha dejado el legado de otro personaje cristalizado en mito: el de Ducinea del Toboso. La autora neoyorquina Dulcinea Langfelder, que presentará la propuesta «El Lamento de Dulcinea», no pudo resistirse a interpretar a esta mujer, musa y dama tan legendaria como el mismo Don Quijote de la Mancha, emblema de la época caballeresca y el amor cortés. Cuando la propia autora comienza a contar la historia de Dulcinea del Toboso es, de repente, poseída por el personaje, que se empeña en contar su propia versión de la historia, descubriendo cómo Don Quijote la había imaginado y lo poco que le gusta esa visión de sí misma. Comienza así su meditación acerca de cómo la humanidad, en general, ha imaginado a la mujer a través de las distintas civilizaciones y épocas. Invertidos aquí los roles protagonistas, Don Quijote se convierte en la musa de Dulcinea, en el personaje secundario. El espíritu del caballero andante, personificado en una marioneta a tamaño real, aguarda desde las cortinas del escenario como una presencia constante que devuelve a Dulcinea a sí misma, a sus reflexiones: ¿Como pasó de idolatrada a prohibida la sexualidad de la mujer? ¿Como forjó la religión nuestra historia?. En la obra, se nos brinda la oportunidad de adoptar la visión de aquellos, y sobre todo de aquellas, que apenas sobrevivieron a la historia escrita, en un homenaje a todos los invisibles y olvidados, que hubieran podido influir de un modo muy distinto sobre el comportamiento humano.
Don Juan es sin duda uno de los grandes mitos de la literatura universal y prototipo del libertino

impertinente que cree en la justicia divina. Pero el «Don Juan» de Moliére no sólo roza los límites de la más cínica arrogancia, sino que también muestra un personaje de gran escepticismo religioso. La compañía francesa Aigle de Sable nos presenta un mito que será menos el seductor sin medida que colecciona damiselas y más el hombre encolerizado que se revuelve. Y aunque su temática podría parecer siniestra, la genialidad de Moliere saca de ella toda su potencialidad cómica. Esta propuesta rinde pues homenaje a su autor, hombre de teatro y autor imprescindible, que adopta una mirada divertida y sin complacencia alguna sobre la vida y el disfrute, rompiendo las normas establecidas en el momento.
En esta propuesta, la convivencia entre actores y marionetas rompe con la austeridad y el realismo para introducir una nueva imagen más contemplativa y cómica. Los interludios musicales entre actos con cantos polifónicos de los siglos XVI y XVII actúan como voces del más allá que vienen a reforzar la espiritualidad del texto.
«Celestina. La tragicomedia»: De una gran profundidad psicológica, La Celestina establece los parámetros para la aparición de uno de los mitos más importantes de la cultura española: pintoresca alcahueta, avara, sabia y hedonista que arregla amores entre jóvenes usando todo tipo de hechizos y brujería, provocando un irremediable y trágico desenlace. La compañía Atalaya, buscando la esencia del texto, nos propone una adaptación que combina varios lenguajes. Esta «Celestina», sin el artículo y con el apellido de «La Tragicomedia», posee un parentesco muy claro con el grotesco y cruel de su montaje más prolífico, Divinas Palabras, pero también nos sugiere el expresionismo más inquietante y el teatro de la crueldad de Artaud. Tampoco faltan unas pinceladas del lenguaje onírico que asimilaron del Lorca más surrealista.
Más información: www.festivaldealmagro.com