Su trabajo en «SON OF No ONE» provoca el rechazo en Sundance

Durante el pasado y glorioso Festival de Cine de Sundance se dio una estampida de espectadores y críticos. Nada de salidas a cuentagotas, sino huida en masa. Se trata de la proyección de «Son Of No One», recibida al final con abucheos según informó del incidente una agencia de tanto prestigio como Reuters. No es que la película no funcionara: lo peor fue Katie Holmes.

En la muy fiable y nada sospechosa The Hollywood Reporter escribieron: «Cuando Katie aparece en pantalla, se dió un gruñido colectivo en la sala por lo inadecuado de su elección para interpretar a la mujer de un policía de Queens. Elegirla ha sido el mayor disparate de los muchos de la película. En sus diálogos debe de pronunciar diversas palabrotas. Y cada vez que emitía una, se daba una carcajada en la sala».

Y es que parece ser que el público de Sundance y la crítica especializada no leen el ¡Hola! ni ven los programas cursis de Oprah. El pasado año, la aparentemente señora de Cruise por el rito de la Cienciología (nadie ha visto documento matrimonial válido) volvió a fracasar en el certamen de Utah y Robert Redford con «The Romantics», y su debut en Broadway con «Todos mis hijos» no sólo recibió pálidos comentarios sino que su compañero de reparto Ben Brantley dijo que apenas se la escuchaba para llevar a cabo los diálogos. O quizá lo peor de todo sea ese siniestro marido salta sofás o la niña de cinco años que va en brazos, bebe de biberón, se pinta los labios y las uñas, no está escolarizada y con sus tacones y bolsitos es una mini «fashion victim».

Hace tiempo, la deliciosa aunque mediocre actriz joven de la serie «Los problemas crecen» rodaba alguna película notable -«Pieces of April»-, se educaba en la religión católica y manifestaba guardar su virginidad para el matrimonio. En un par de meses y tras varias entrevistas de trabajo con Cruise, se prometió, casó en un rito secreto, dió a la luz a la alienígena Suri y dejó aparcada su carrera, que ha intentado reiniciar, encadenando fracasos desde la ridícula «Mad Money», incluso arropada por Diane Keaton y Queen Latifah.
Convertida a la peligrosa secta, no da un paso sin la constante presencia de una carabina ciencióloga y los que hablan con ella confiesan su estado de letargo, como de zombie. Sus salidas constantes son a tiendas de lujo llevando a la enorme niña en brazos, cargada de peluches y biberones.

Para rematar el desastre, la cadena televisiva que produjo la serie sobre los Kennedy -en la que ella encarna a Jacqueline Bouvier Kennedy- la History Channel, rechazó emitirla ante su falta de calidad. Ahora va a ser rescatada del prematuro olvido aunque por una cadena menor -Reelz- en horas de poca audiencia. ¿No será que es g**e? Los observadores se cuestionan cómo una actriz mediocre de serie de éxito, se sometió a unas «audiciones» organizadas por ya un cuarentón Cruise para encontrar segunda esposa que relanzara su fama. No se entiende que superara las pruebas que otras no consiguieron, se casara en semanas, dejara a un lado sus convicciones religiosas y se convirtiera en una víctima tan propiciatoria. A él le quedan los tacones ocultos y la cirugía estética además de «Mission Impossible: 4» y a ella la juguetería de lujo FAO Schwartz y los almacenes Bergdorf Goodman.