La actriz se prepara como la hija de Barbanegra para «Piratas del caribe 4» y para rodar de nuevo a las órdenes de sergio Castellito

Penélope Cruz acaba de cumplir 36 años y confronta radicales cambios en su vida. El primero, deshacerse de una de las «mansiones» (no llega a tal según los cánones de ostentación norteamericanos y hollywoodienses) que posee en suelo estadounidense, concretamente, en las colinas de Los Angeles. Segundo, fichar por la firma Lancôme y su perfume Trésor, que antaño publicitara Isabella Rossellini, antes de ser despedida por «vieja» recién cumplidos los 40.

Cruz celebró su 36 cumpleaños en compañía del fotógrafo de las estrellas y «Lady Di», el peruano Mario Testino. Los balcones del suntuoso Hotel de Crillon parisino fueron el escenario elegido para las fotografías de la carísima esencia. Cruz es también el rostro de la firma L’Oreal, uno de los más firmes esponsors del inminente Festival Internacional de Cine de Cannes. Al principio, elegida más por su mediterránea belleza que por su carrera, Penélope Cruz fue el busque insignia del champú y la laca de la Casa L’Oreal y las máscara para pestañas.

Hubo un consiguiente revuelo cuando hace un par de años, se reveló que las pestañas que Cruz lucía en los anuncios de la máscara… eran postizas. Fue semejante al de la denuncia de una firma relojera suiza de lujo contra Charlize Theron por lucir relojes de otras marcas en las alfombras rojas, cuando le habían firmado un contrato multimillonario en exclusiva para lucir sus carísimos artefactos. Cruz, que también promociona las joyas Pommelato, se ha apuntado al tren de las actrices que venden cualquier producto. Desde helados a lavadoras (Elsa Pataky), a modelos baratos de Mango y maletas cara de Vuitton (Scarlett Johansson). Todo por la pasta. En el caso de Pataky y Johansson, sus carreras cinematográficas van a la deriva. No la de Cruz.

La bella de Alcobendas, al comienzo de su aventura americana, solía residir en hoteles de lujo de Los Angeles (Chateaux Marmont, solar de las orgías de Lindsay Lohan y de la muerte por sobredosis de John Belushi). Su «relación» con Tom Cruise y el asentamiento de su carrera alí le llevó a adquirir en 2005 una casa-mansión de un piso con piscina en las colinas de Hollywood, con vistas a la famosa Sunset Strip. El precio de su puesta a la venta ahora se eleva a 3.700.000 dólares. La casa consta de tres dormitorios, con sus respectivos cuartos de aseo, enorme terraza con piscina al aire libre, jardincito con fuente y una cocina con dos hornos decorada con madera excesivamente oscura. Parece más un vestidor que el lugar para pergeñar unos callos a la madrileña.

Mientras se encuentra comprador y la actriz se recupera del batacazo de «Nine» (aunque brilló con luz propia como la sensual Carla y se ganó una nominación al Oscar por ello), Cruz prepara el rodaje de la cuarta «Piratas del Caribe» junto a Johnny Depp, con quien ya protagonizara «Blow». El film acaba de registrar un drástico corte de presupuesto. Cruz será la hija del pirata Barbanegra y corsaria, ella misma. Tras protagonizar un «cameo» como Lydia en la pronto olvidable aunque potencialmente taquillera «Sexo en Nueva York 2», le aguarda un sabroso proyecto. El que en Italia la vinculará de nuevo al excelente actor y director Sergio Castellito («Non ti muovere», 2004). «Venuto al mondo» se basará de nuevo en una novela de la esposa de Castellito, Margaret Mazzantini.

La novela de Mazzantini ha vendido 300.000 ejemplares sólo en Italia y narra la aventura vital de una viuda, que acompaña a su hijo adolescente a Sarajevo, donde el padre del joven murió en la guerra. Se ha comentado que Castellito querría a Benicio del Toro o Javier Bardem para el rol del poeta bosnio Gojko, pero todo indica que es más un rumor que una certeza.