HARVEY KEITEL

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    Harvey Johannes Keitel, conocido artísticamente como Harvey Keitel, nació en Brooklyn (Nueva York) el 13 de mayo de 1939. Hijo de inmigrantes judíos de origen polaco (por parte de padre) y rumano (por parte de madre) tuvo una infancia turbulenta, llegando incluso a ser expulsado del colegio por absentismo.

    Keitel creció en las calles, bares y billares de Brooklyn y recuerda su infancia como un tiempo feliz, pese a haber nacido con los primeros redobles de la guerra, el 13 de mayo de 1939, en la agitada zona de Brighton Beach del barrio de Brooklyn, plagada de bandas callejeras e inmersa en la pobreza, la violencia, la droga y el alcohol.

    A los 17 años se alistó en el Cuerpo de Marines de los Estados Unidos e intervino en el conflicto de Líbano. Según sus propias palabras, su paso por el ejército fue su primera «experiencia espiritual», un punto de ruptura con el microcosmos del barrio y un medio para enfrentar sus miedos y conflictos.

    A su regreso a Nueva York trabajó vendiendo zapatos y como estenógrafo judicial en Manhattan, hasta que un compañero de trabajo le aconsejó tomar clases de interpretación, entre otros motivos para ayudarle a superar un grave problema de dislexia que arrastraba desde su infancia. Fue así como llegó al prestigioso Actor’s Studio en donde tuvo profesores tan notables como Stella Adler y Lee Strasberg. Trabajó algunos años en el teatro, en diferentes obras, incluidas algunas de Federico García Lorca, hasta que respondió a un anuncio de la prensa en el que un joven director llamado Martin Scorsese, buscaba actores para su primera película, «Who’s That Knocking at My Door», y fue inmediatamente seleccionado como protagonista. Posteriormente intervino en varias cintas del mismo director, tales como «Street Scenes», «Malas calles» y «Taxi Driver», en estas dos últimas compartiendo protagonismo con el también debutante Robert De Niro.

    Unos años más tarde, su carrera sufrió un duro revés al ser sustituido por Martin Sheen en el papel protagonista de «Apocalypse Now». A partir de entonces los papeles importantes escasearon e intervino en gran número de películas de dudosa calidad. Esta situación fue definida por el actor como «humillante» y pensó incluso en abandonar la profesión. A partir de entonces desarrolló gran parte de su trabajo en Europa, en donde llegó a colaborar con directores tan eminentes como Bertrand Tavernier, Ettore Scola o Ridley Scott. En España trabajó junto con Miguel Bosé a las órdenes de Fernando Colomo en «El caballero del dragón» (1985).

    Entre la veintena de filmes en los que participó en esta época destacan «Buffalo Bill», de Robert Altman; «Contratiempo», de Nicholas Roeg, «Enamorarse», de Ulu Grosbard; las que rodó en Italia: «La noche de Varennes» (1982), de Ettore Scola, «Camorra» (1983), de Lina Wertmuller y «Caro Gorbachov» (1988), de Franco Lizani; Francia: «La muerte en directo» (1979), de Bertrand Tavernier) o España, la citada «El caballero del Dragón», y películas de serie B como «Cop Killer» (1983).

    A pesar de su buen hacer interpretativo, no fue hasta bien entrada la madurez, en los años 1990, cuando logró un cierto reconocimiento a su carrera y una mayor popularidad obteniendo diversos premios de la crítica y una nominación a los premios Óscar por «Bugsy» (1991). En esta etapa interviene en películas tan renombradas como «Reservoir Dogs», «Pulp Fiction», «El piano», «Thelma & Louise», «Smoke» o la controvertida y durísima «Teniente corrupto», que marcaron un antes y un después en su trayectoria. Aunque ha trabajado en títulos puramente comerciales, sus mejores trabajos se mueven en el terreno del cine independiente, del que es un firme defensor.

    Su físico poderoso le ha ayudado a encarnar papeles de «tipo duro» en muchas de sus películas, con el riesgo de ser encasillado en este sentido; sin embargo, su gran versatilidad le ha permitido desarrollar personajes de exquisita sensibilidad, como el de George Baines en «El piano», de la neozelandesa Jane Campion, o de una humanidad conmovedora, como el del protagonista de «La mirada de Ulises», donde fue dirigido por el desaparecido director griego Theo Angelopoulos.

    Keitel también es dueño de una productora llamada The Goatsingers con la que intenta dar salida a proyectos de jóvenes directores, por los que apuesta firmemente. En el terreno personal, es un hombre bastante comprometido con los problemas sociales (fue vocal de Unicef durante la Guerra de Bosnia), es un apasionado de la lectura, especialmente de la poesía y el ensayo, y un auténtico experto en puros habanos.
    Estuvo unido sentimentalmente a la actriz Lorraine Bracco entre 1982 y 1993, con quien tuvo una hija llamada Stella Keitel-Bracco. Posteriormente mantuvo relaciones (no demasiado duraderas) con varias mujeres, entre ellas la actriz Andie MacDowell, hasta que en 2001 se casó con la actriz y directora israelí Daphna Kashner con quien tiene un hijo llamado Roman Keitel. También es padre de otro hijo, Hudson, de una corta relación con una ceramista de California.