CIUDAD DE VIDA Y MUERTE

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    Titulo original: Nanjing! Nanjing!
    Año: 2009
    País: China
    Duración: 132 min.
    Dirección: Lu Chuan
    Guión: Lu Chuan
    Música: Tong Liu

    Intérpretes

    Liu Ye, Fan Wei, Hideo Nakaizumi, Gao Yuanyuan, Yiyan Jiang, Wei Fan, Ryu Kohata, Bin Liu, Yuko Miyamoto, John Paisley, Beverly Peckous, Lan Qin, You Sima, Di Yao, Yisui Zhao y Junichi Kajioka.

    Premios

    Concha de Oro a la Mejor Película y Premio a la Mejor Fotografía en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián.

    Sinopsis

    China, Diciembre de 1937. El país está en guerra con Japón. Beijing y Shanghai ya han caído. Las tropas japonesas llegan a las puertas de Nanking, la capital. Después de semanas de bombardeos los oficiales locales y extranjeros han huido de la ciudad en ruinas. Lu (Liu Ye), un carismático general chino, se propone firmemente echar al enemigo y lidera a sus hombres en la defensa de la capital. Les queda poca munición y están llegando los tanques japoneses. Pero ellos, se niegan a abandonar la ciudad. El Sr. Tang (Fan Wei) es cautelosamente optimista. El y su familia son conducidos a la zona de Seguridad Internacional, donde un creciente número de chinos encuentran refugio. Bajo el mando de un pequeño grupo de extranjeros que se han quedado en la ciudad, la zona se ha convertido en un auténtico campo de refugiados. La Sra, Jiang (Gao Yuanyuan), una joven profesora china con un fuerte sentido de la ayuda, coordina la vida en este lugar lleno de gente, tratando de proteger a tantas personas como pueda. Los japoneses se están apropiando de la ciudad e instalando sus tropas. Comienza la ocupación de Nanking. Kadokawa (Hideo Nakaizumi), un silencioso y romántico soldado japonés, observa la brutalidad de la guerra, incapaz de impedir sus acciones. Nanking se está convirtiendo en un infierno. Todos se esfuerzan en sobrevivir en una ciudad donde la muerte es más fácil que la vida.

    Comentario

    Por una vez vamos a empezar por el final: cuando “Ciudad de vida y muerte” termina, la impresión es apabullante; pero tanto dolor y tanto desmán, nos deja en cambio la confortable certeza de haber asistido a una lección de cine. Por su composición de escenas, gusto estético y asombrosa fotografía en blanco y negro, estamos ante una joya que, ni más ni menos, emparenta con el maestro Kurosawa y otros clásicos orientales. Y la gran jugada de Lu Chuan (un portento chino de treinta y ocho años que sólo ha rodado cuatro largometrajes) consiste en acometer el relato con enorme inteligencia: lo colectivo, en primer lugar; y comienza a describir con meticulosidad el marasmo del asedio japonés, la destrucción de Nanjing casa por casa, esquina por esquina. Nos muestra que hay, entre soldados de un bando y de otro, valentía, miedo y hasta borrachera de metralla. Y una vez desplegados todos los recursos tácticos, metidos ya de lleno en el ceremonial de la batalla y en la angustia general, nos va aproximando a lo individual, a gentes concretas: héroes y antihéroes, poderosos y desvalidos, vencedores y vencidos… los personaliza, les sigue la pista, les da cuerpo y una historia propia,… hasta llevarnos a la evidencia de que hablar aquí de triunfo o de victoria es lo más parecido a una blasfemia. Y en tanto unos (muchos, cientos de miles) pierden la vida, otros (sólo unos pocos, en realidad) pierden el coraje de seguir afrontándola. La tragedia se ha consumado, no quedan argumentos para defender lo indefendible. Ni siquiera, setenta y tantos años después, la certeza de que nunca más se repita. Sí queda esta rotunda crónica de la barbarie humana.