El Teatro Victoria Eugenia ha acogido la noche de este 21 de septiembre la entrega del Premio Donostia al director y guionista canadiense David Cronenberg. Es el segundo de los Donostia tras el entregado el pasado domingo a la actriz gala Juliette Binoche. Cronenberg ha presentado también su último filme, «Crimenes del futuro» que llegará a las pantallas españolas el próximo viernes.

El cineasta franco argentino Gaspar Noe ha sido el encargado de entregar el Donostia a Cronenberg, quien emocionado, ha recibido el galardón ofreciéndolo al público con un guiño. Tras un largo aplauso del público comenzó su discurso agradeciendo el premio y reflexionando sobre si era «un mensaje de ya has hecho suficiente cine». Sin embargo el cineasta entiende que no es así y que «este premio en esta bonita ciudad en este festival es precisamente un aliento para seguir haciendo cine, y me complace que sea en una ciudad tan vinculada a la cultura y al cine».

El director canadiense ha comparado el cine con un crimen, «porque las artes pueden ser criminales y porque las artes deben ser subversivas en este mundo en el que vivimos para poder vivir en armonía como sociedad». Su discurso ha finalizado con un rotundo «¡Viva el cinema criminal!».

José Luis Rebordinos, director del certamen donostiarra, ha cerrado la gala recordando que en el último festival de Cannes la que más deseaba ver era precisamente la película que se proyectaba tras la entrega del Premio Donostia, «Crímenes del futuro». El encargado de dar paso a la película fue su productor, Robert Lantos: «David y yo llevamos 27 años trabajando juntos, vivimos en la misma ciudad, a solo cien metros él uno del otro, así que no podíamos evitar unirnos y así nació «Crash» y tantas otras películas. La profesión de productor independiente es la peor profesión del mundo, es sufrimiento y tortura y solo de vez en cuando da algunos placeres y recompensas. Trabajar con David es uno de ellos», ha afirmado.

«Crimenes del futuro» es una historia fantástica-terrorífica, en la que Viggo Mortensen interpreta a un célebre artista que sufre un ‘síndrome de evolución acelerada’: su cuerpo no deja de generar nuevos órganos jamás vistos, mutaciones internas que son extraídas en operaciones grabadas como performances por sus pareja artista-cirujana (Léa Seydoux).

«Crímenes del futuro» es una nueva colaboración, la cuarta, de Cronenberg con Viggo Mortensen como protagonista. “Estamos enamorados el uno del otro. Tengo una excelente relación con la mayoría de los actores, pero con él tengo una verdadera amistad. Es un excelentísimo actor que puede estar en cualquier tipo de película», había dicho Cronenberg previamente en rueda de prensa.

«Hacer cine siendo canadiense era luchar contra la escasa tradición cinematográfica del país. El cine parecía una cosa de EE.UU. o Europa, pero el movimiento underground de Nueva York en los años 60 me enseñó que se podía rodar con pocos medios».

Cronenberg se ha labrado una independencia a prueba de todo, logrando presupuestos y repartos envidiables para una obra tan absolutamente personal. «No vivo en Hollyeood así que nadie le importa. Resulta que he escrito y dirigido películas que han sido comerciales. Había público para películas así de terror y ciencia ficción».

A las preguntas de si le gusta incomodar al público o si esto ha sido un vector de su carrera, el director canadiense ha respondido: “No es tanto eso como incomodarme a mi mismo e invitar al público a que se apunte. No pienso como Hitchcock, que decía que trataba de manipular al espectador y aterrorizarle. Lo que yo hago es como un viaje creativo en el que me exploro a mí mismo a ver si por el camino revelo alguna verdad”.

A Cronenberg le gusta asomarse a los abismos humanos. ¿Es un pesimista? ¿Le preocupa la autodestrucción del cambio climático?: “Es un problema serio y no sabemos si lo podemos arreglar o nos hemos pasado. Hemos ido demasiado lejos, pero no tengo respuesta. No soy optimista”.

Freudiano en muchos aspectos (filmó «Un método peligroso», sobre la relación de Freud y Jung) analiza que crimen y arte están relacionados. “Los artistas son, en esencia, criminales. Según Freud, la civilización ha oprimido ciertos instintos como asesinar o violar. Lo que interesa como artista es explorar cosas ocultas, esas partes inconscientes, destructivas y primitivas. La atracción por el cine siempre ha sido en cierto modo lo prohibido”.

Cronenberg desliga cualquier intención profética, e incluso política, de sus obras de ciencia ficción “Mi trabajo no es predecir el futuro ni sugerir maneras en las que podamos mejorar. A la gente le gusta decir que «Videodrome» anticipaba internet y la televisión interactiva, pero solo creo que como artista tienes antenas muy sensibles y, accidentalmente, a veces predices el futuro. No intento alertar, solo muestro cosas perturbadoras”. ¿Le ha valido esa experiencia para dar algún consejo a jóvenes realizadores? “Es difícil, porque empecé hace 50 años y todo era diferente. Tienes que ser fuerte, aceptar tus limitaciones. Tengo consejos técnicos, pero no consejos filosóficos sobre la vida. Mi consejo es que si puedes hacer otra cosa en la vida en lugar de este trabajo, mejor».

Julia Docournau, ganadora de la Palma de Oro de Cannes el año pasado con «Titane», reivindicó la influencia de Cronenberg en su cine. ¿Se considera un maestro? “Es muy dulce y satisfactorio, pero no es la razón por la que hago cine. Julia siempre me ha apoyado y yo la he apoyado a ella. Hay realizadores que no son coetáneos en edad, pero sí en cuanto la intensidad y estilo de su cine”, ha dicho el cineasta.