Se define como una superviviente que ni está arruinada ni sola
Cuando celebró su 75 cumpleaños, lo hizo buceando entre tiburones en las costas mexicanas. Ahora, sus días los pasa twitteando, negándose a dejarse deprimir por la muerte de su amor platónico Michael Jackson y las noches, bailando en silla de ruedas en discotecas exclusivas de Los Angeles, cargada con sus legendarias joyas, que la hacen brillar como un árbol de Navidad. Larga vida a Liz Taylor, la leyenda de los ojos violeta, dueña de un auténtico Van Gogh y de una impresionante colección de joyas (el mítico diamante Krupp) y de arte.
Dame Taylor tiene particularmente una discoteca de su preferencia: «Abbey, de clientela homosexual. Allí acude cada noche, empujada la silla de rueda por sus sirvientes y con su perrito en el regazo. Los dolores penosos de su espalda, su corazón congestionado que le hace necesitar asistencia para respirar y el esqueleto diezmado por la osteoporosis no la frenan. Su canción favorita: «Last Dance», de Donna Summer, una de las reinas de la música «disco».
Cuando está en casa, se amarra al ordenador para twittear o ve en televisión repetidamente capítulos de la antigua serie «Se ha escrito un crimen», a la mayor gloria de su compatriota Angela Lansbury, todavía activa en Broadway a sus 84 años con «A Little Night Music». Las Dames británicas parecen eternas. Hace unas semanas, la actriz de «De repente, el último verano» se ha negado a seguir los consejos de sus médicos, que le recomendaron una nueva operación en la espalda para combatir la escoliosis que ha curvado su columna vertebral, la mantiene en la silla y le impide a menudo poder levantar la cabeza.
Porque ya este año, la faraona de «Cleopatra» tuvo que pasar por el quirófano para reparar una válvula de la aorta. Nada la detiene y ha declarado: «He sobrevivido a muchos a los que he tenido que enterrar». Los últimos: Jackson, Paul Newman y Rod Steiger. Ha sufrido seis operaciones tremendas y sus caderas han sido reemplazadas hace años. Las intervenciones: infarto y congestión del corazón, cáncer de piel, dos neumonías casi mortales, un tumor cerebral y una traqueotomía (durante el rodaje de «Cleopatra» cuando inició su escandaloso adulterio con Richard Burton, todavía casada con el cantante Eddie Fisher, el marido que le robó a Debbie Reynolds).
La propia Taylor se define como una «superviviente» y al contrario que otras, no está arruinada ni sola. Tiene amigos auténticos que se preocupan por ella y la cuidan. También, a la comunidad homosexual, para la que es un ídolo. Y todavía liga. Se le contabilizan doce novios. Y se mantiene cercana a sus hijos y nietos. Sobre todo, a los dos hijos que tuvo con el actor británico Michael Wilding, su segundo marido, Christopher y Michael. Su hija Liza Todd es una escultora de éxito y suele cuidar de los hijos de su adoptada Maria Burton. A los hijos de Jackson los suele llevar con frecuencia al parque temático de los estudios Universal. Cuando decide tomar vacaciones, se refugia con un ejército de enfermeras en su mansión de Hawaii.
De su íntimo Jason Winters, un empresario homosexual, se dijo que sería su nuevo marido. De momento, lo mantienen a nivel platónico y es su acompañante en «Abbey», donde de suele animar con tequila y martinis perfumados con melón. A veces bebe cerveza e ingiere pizzas con pimiento. En cada discoteca a la que acude tiene un reservado, con una silla con su nombre escrito con diamantes. Se sabe adorada, no en vano rodó su película con sólo diez años, empujada por su ambiciosa madre. Lleva seis décadas convertida en inmarchitable diosa y leyenda.
En 2007 regresó al teatro, «Love Letters», con James Earl Jones para recaudar fondos en la lucha contra el Sida, siendo la mayor activista contra la plaga junto a sir Elton John. Jamás se ha operado el bellísimo rostro. Sigue trabajando activamente: la lucha contra el Sida, su perfume «Diamonds» y su negocio de diamantes y joyas. Nada le detiene. La actividad le da la vida. «Diamonds» es el perfume diseñado por una celebridad que más se vende desde su creación en 1.991. Recauda al año 50 millones de euros. Dentro de poco, lanzará uno nuevo «Violet Eyes», en homenaje a sus ojos.
Desde la muerte de su íntimo Rock Hudson, ha recaudado para la investigación contra el Sida 120 millones de euros. Votó por Hillary Clinton, pero apoya a Obama, donando recientemente 60.000 € a una organización cristiana en honor del presidente. «House of Taylor» es la marca de sus joyas con piedras preciosas. Hace poco, abrió su primera tienda en Beverly Hills, pero no pudo acudir a la apertura por estar indispuesta. No concibe la vida y sus actividades sin pasión. En las redacciones de todo el mundo, tiene preparado su obituario desde hace años. Por ella, todavía pueden esperar porque ¿quién teme a Dame Elizabeth Taylor?