JAMES CAGNEY

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    James Cagney fue uno de los actores más populares durante los años 40 y 50. Destacó por sus papeles de gángster, pero era un actor polifacético capaz, incluso, de cantar y bailar. James Francis Cagney Jr. nació el 17 de julio de 1899 en Nueva York en el seno de una humilde familia de inmigrantes irlandeses y noruegos, siendo su madre Carolyn su principal sustento emocional.Su hermana fue la también actrizJeanne Cagney. En 1918, cuando Cagney estaba estudiando Arte en la Universidad de Columbia, su padre falleció, lo que le obligó, para ayudar económicamente a su familia, a abandonar sus estudios y trabajar en diversos oficios antes para mantener a su familia de iniciar su carrera como actor en el mundo del vodevil, curiosamente interpretando un personaje femenino en 1919, cuando debuta como travesti en un espectáculo musical de Broadway tras haber sido contratado como decorador de teatro. Un año después se casará con frances Vernon, formando pareja con ella en diversos espectáculos de vaudeville. De ese matrimonio nacerán dos hijos, Jimmy y Casey.

    A partir de 1925 alternará las obras musicales donde se convierte en un experto bailarín de claqué, con otras íntegramente dramáticas. Es precisamente cuando está interpretando «Sinner’s holiday» cuaando se fija en él un cazatalentos de Hollywoods, que le ofrece un papel en la adaptación cinematográfica de esa obra, en 1930. Como muchos otros actores de su generación, llegó a Hollywood al mismo tiempo que las películas habladas. El cine mudo había pasado a la historia y había llegado el tiempo de actores con fuerza en la voz y dinamismo físico.
    James Cagney firma, al mismo tiempo que Bette Davis y Edward G. Robinson, un largo contrato con la Warner Bros, estudio en el que, después de una serie de papeles insignificantes, pronto le llega la fama incorporando al gángster Tom Powers en la inolvidable película de William A. Wellman «El enemigo público» (1931). Cruenta, dura y violenta, la interpretación de Cagney fue memorable. A partir de ese momento la carrera de Cagney será una sucesión de éxitos, y aunque pronto se especializa en tipos duros tampoco rechaza papeles en comedias musicales o ligeras. Entre 1930 y 1941, James Cagney interpretó 38 películas para la Warner. Aunque la mayoría se pueden considerar dramas de acción y crimen o comedias, de escaso presupuesto y rápida producción, muchas de ellas son consideradas hoy día auténticos clásico del género negro, de gangsters o de acción.

    Los registros interpretativos de este gran actor se expandían mucho más allá del estereotipo de mafioso, protagonizando musicales como «Desfile de candilejas» (1933) de Lloyd Bacon y Busby Berkeley, o divertidas comedias como «El Guapo» (1933) de Roy del Ruth o «Ha entrado un fotógrafo» (1933), película dirigida también por Bacon. En «Contra el imperio del crimen» (1935), de William Keighley. Cagney interpreta a un hombre, criado por un estafador, que se convierte en agente del F.B.I., cuando un amigo es asesinado por una banda de gangsters. Tres años más tarde vuelve a ser un gangster en la magistral «Ángeles con caras sucias», de Michael Curtiz. Ruin y abyecto, Cagney es en esta película el tipo de gángster que se estilaba en la época, pero conseguirá la redención a través de un final mítico: condenado a la silla eléctrica, acepta el ruego de su antiguo amigo el sacerdote y pasa por un cobarde a los ojos de esos jóvenes para los que no debe ser un ejemplo. Cagney, implorando piedad a los pies de un policía, consiguió una de las más grandiosas interpretaciones de la historia del ciney recibe su primera nominación al Oscar.
    Tras «Aguilas heroicas» (1935), la curiosa adaptación de la comedia de Shakespeare «El sueño de una noche de verano» (1935) dirigida por William Dieterle y Max Reinhardt y «The Oklahoma Kid» (1939), respetable western realizado por Lloyd Bacon se convierte en periodista en «Each dawn I die» (1939), de W. Keighley, que, tras denunciar los tejemanejes del fiscal del distrito, se ve víctima de un montaje que le lleva a la cárcel. No menos espléndido está en «Los violentos años veinte» (1939), de Raoul Walsh, donde interpreta a un veterano de guerra que, al volver del frente, orgulloso de haber servido a su patria, se encuentra en la calle, sin trabajo y, casi, sin lugar donde dormir. No tendrá más remedio que, junto a un Humphrey Bogart cruel y de poca templanza, crear, durante los años de la ley seca, una red de distribución de Whisky. Se enamora pero es rechazado; intenta redimirse, conduciendo un taxi, pero no le dejan. Otro actor no hubiera conseguido dar tales dosis de dramatismo, tal cantidad de desencanto, como Cagney fue capaz de ofrecer a su personaje.

    Los años 40 comienzan de forma inmejorable para Cagney protagonizando «Ciudad de conquista» (1940) un título de boxeo de Anatole Litvak, «Torrid Zone» (1940) de William Keighley. Más tarde encabeza el reparto del deslumbrate musical de Michael Curtiz «Yanqui Dandy» (1942), donde daba vida al compositor George M. Cohan, película por la que James Cagney consigue el Oscar al mejor actor. El filme le ofrece a Cagney la oportunidad de desplegar sus enormes dotes como cantante y bailarín de talento, algo que la Warner no supo explotar en su tiempo. Poco después de este éxito James Cagney abandonó la Warner al no llegar a un acuerdo salarial y funda junto a un hermano, una productora independiente llamada Cagney Productions. Desgraciadamente, la firma no produjo filmes demasiado exitosos, consiguiendo que la United Artist (la compañía de Chaplin y Mary Pickford) distribuyera tan sólo las tres primeras («El vagabundo», «Sangre sobre el sol» y «The Time of Your Life»), pero abrieron un camino en la industria que otros muchos no tardarían en seguir. Esta aventura terminó en fracaso, teniendo que regresar a su antiguo estudio para protagonizar bajo las órdenes de Raoul Walsh y el acompañamiento de Virginia Mayo y Edmond O’Brien la obra maestra «Al rojo vivo» (1949).
    La década de los 50 contaría igualmente con buenos títulos como «Un león en las calles» (1953) de Walsh, «Love me or leave me» (1955) de Charles Vidor, logrando una nueva nominación alOscar, «Escala en Hawai» (1955) de John Ford y Mervyn Leroy, «El hombre de las mil caras» (1957), biopic de Lon Chaney que dirigió Joseph Pevney y «Luces de rebeldía» (1959), un título de Michael Anderson. Cagney también tuvo tiempo para debutar como director en una película denominada «Short cut to hell» (1957), que protagonizan William Bisop, Peter Baldwin, Yvette Vickers y Murvyn Vye, que es una vigorosa versión de «El cuervo», la serie negra de Frank Tuttle de 1942..

    En 1961, tras alguna intervención televisiva, y tras dar vida al jefe de la Cocacola en Berlín en la comedia «Uno, dos, tres», dirigida por Billy Wilder, abandona el cine. La prodigiosa personalidad de Cagney permanece en el recuerdo de todos.Su ductilidad expresiva, que le podía convertir en un gángster implacable o en un ágil bailarín sin mayor esfuerzo, le consagraron como uno de los grandes actores de su generación y se convierte en un mito, un duro que siempre tuvo una cierta resistencia a serlo, pero que lo fue con todas sus consecuencias.
    Y en 1981 se produce su regreso, para una única película. Por petición expresa del director Milos Forman, James Cagney vuelve a ponerse ante las cámaras en «Ragtime», donde de nuevo demuestra su gran talento interpretativo. Fue su última película. Su muerte le sobreviene el 30 de marzo de 1986 en Dutchess County, Nueva York. Le sobrevivió su esposa Frances Vernon, con la que se había casado en 1922