ESCUCHA MI CANCIÓN (1958)

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    Titulo original: Escucha mi canción
    Año: 1958
    País: España
    Duración: 85 min.
    Dirección: Antonio del Amo
    Guión: Emilio Canda, José Manuel Iglesias y Antonio del Amo.
    Música: Augusto Algueró, Cesare A. Bixio Freire, Genaro Monreal y Antonio Segovia. Temas musicales: “Pueblecito de Estrellas”, interpretado por Joselito; “Mi Tito Fernando”, interpretado por Joselito; “Doce cascabeles”, interpretado por Joselito; ”Platerillo canta el grillo”, interpretado por Joselito:”Fandangos”, interpretado por Joselito; “Violino Tzigano”, interpretado por Joselito; “Colorín de la niña bonita”, interpretado por Joselito; “Lloraba un Zagal” interpretado por Joselito; “Clavelitos, interpretado por Joselito; y “Barquito chiquitín”, interpretado por Joselito.

    Intérpretes

    Joselito, Luz Márquez, Pilarín Sanclemente, Salvador Soler Mari, Jesús Tordesillas, Bernabe Barta Barri, Carlos Miguel Solá, Dolores Villaespesa, Ismael Elma, Antonio Fernández, Amalia Sánchez Ariño, Mariano Alcón, Domingo Rivas, Pedro Rodríguez de Quevedo, Gastón, Kuki, Ana Sliska, Felixin Yuste, Amparo Amador, Juan Romero, Laurette Marlu, Luis Solares, Carmen Pérez Gallo, Jesús Álvarez y Mariano Medina.

    Sinopsis

    Un niño de aspecto descuidado (Joselito) presencia boquiabierto entre un corro de gentes la actuación de la caravana de titiriteros que ha llegado al pueblecito por la mañana. Pero pronto es despertado a la realidad por el brusco ademán de una vieja de mal talante que le increpa, arrastrándole a su miserable casucha. A la mañana siguiente, Joselito, que así se llama el niño, huye de su casa y ruega a los titiriteros que le lleven con su caravana. No tiene padres ni quien se interese por él; solamente aquella vieja desdentada en cuyas manos quedó abandonado misteriosamente hace ahora diez años. Y la troupe le lleva, camino adelante, porque Joselito ha demostrado con su voz de que puede ser una ayuda más que una carga para este melancólico grupo que canta y ríe sólo para los demás; pero que tiene humanidad y corazón. Pasado algún tiempo, y cuando Joselito se siente feliz entre sus, nuevos compañeros, surge algo inesperado. Es un audaz empresario quien con amenazas en una mano y dinero en la otra consigue llevarse al niño, vencida la resistencia del director de la troupe. Y Joselito camina hacia el éxito, hacia el triunfo como artista. Pero con una vida fría, sin el estímulo del cariño de alguien, sólo confía en encontrar algún día a su madre, de quien conserva una medalla que es para él una auténtica reliquia. Y un día, mientras actúa en la televisión de la gran capital, una mujer acomodada, de familia aristócrata, se desmaya ante el televisor. Marta (Luz Márquez) ha reconocido al hijo, a quien abandonó su esposo en una remota aldea y cuyo secreto se llevó a la tumba en trágico accidente de automóvil. Una triste historia que ahora se reconstruye: el marqués de Albar (Jesús Tordesillas), padre de Marta, no consiente la boda de su única hija con quien considera un calavera, un hombre sin escrúpulos. Pero la unión se hace a sus espaldas con el pretexto de un largo viaje al extranjero que emprende Marta. Nace el niño y, ya de nuevo en España el marido -ambicioso de la fortuna del marqués- secuestra al hijo para obligar a Marta a confesar a su padre la boda, hasta ahora mantenida en secreto. Pero el desgraciado accidente deja al niño perdido también para su madre, que ignora su paradero. Muchos años de sufrimiento en busca del hijo y ahora, con las ilusiones casi perdidas, la alegría inmensa del encuentro, si bien empañada por el obstáculo, todavía firme, del marqués, abuelo de Joselito, que sigue ignorándolo todo. Y por fin la solución que unirá definitivamente al cabo de tantos sufrimientos a la madre y al hijo.

    Comentario

    Cuarta película de Joselito, que vuelve a dirigir Antonio del Amo, el descubridor de este niño prodigio de nuestro cine. Muestra a un niño pobre en busca de su madre, que se escapa de la casa donde está acogido para unirse a unos titiriteros. Como siempre, al final se producirá el milagro, aquí gracias a la televisión (no olvidemos que estábamos en la España del desarrollo) y todos felices.