el director de «To Rome With Love» habla de los títulos clásicos del país vecino que más le han marcado

El director de cine más neoyorquino -con permiso de Martin Scorsese- se ha convertido en la quintaesencia del cineasta europeo… y sin rescate. En una interesantísima entrevista de Dave Itzkoff en «The New York Times», el director de «To Rome With Love» confesó los títulos clásicos del cine italiano que más le han marcado. En dos días se estrenará el filme protagonizado por Alec Baldwin, Jesse Eisenberg, Ellen Page, Roberto Benigni, Pe Cruz y el propio Allen en Estados Unidos. Romances y aventuras fusionan a un variopinto grupo de italianos y estadounidenses en la Ciudad Eterna.

En principio barajó títulos como «The Bop Decameron» y «Nero Fiddled» hasta decidirse por el definitivo, que no es más que una carta de amor hacia Italia y los cineastas que le inspiraron para realizar sus personales películas. A sus 76 años, el inquieto Allen comenta que de joven no pertenecía a un grupo intelectual, al contrario. Pero que el cine italiano era alimento de celuloide en estado puro: historias adultas con temas profundos. ¡Y esos cómediantes!

Y escogió para Itzkoff cuatro títulos seminales de inconfundibles y eternos maestros: «El ladrón de bicicletas» (Vittorio De Sica, 1948) -«la película suprema», en sus palabras-: «se trata de un pobre hombre que necesita su bicicleta para supervivir, se la roban y sale a buscarla con su hijo. El pequeño siente una mezcla de ira y afecto desesperado, «es una historia perfectamente conmovedora». La segunda, de nuevo de De Sica, «El limpiabotas» (1946): «la ví con 30 años cumplidos y no conozco a nadie que la haya visionado, es una pequeña gema. Es la historia de dos muchachos que se compran un caballo y hay un final catastrófico por un efecto dominó. Pero se trata de una pieza poética en que los dos están unidos por la excitación, el afecto y al final, una violenta oposición».

«Blow Up», de Michelangelo Antonioni (1966), «no es su mejor obra, pero encantadora. La fotografía de Carlo Di Palma es bellísima, la historia muy interesante, llena de vitalidad, música, bellas mujeres, glamour y sexo libre en el swinging London. Y detrás de todo, la muerte. Y acompañamos a David Hemmings en este descubrimiento. Fue una idea muy interesante para mí». Finalmente, la inmortal «Amarcord» (Federico Fellini, 1973), su favorita con «I Vitelloni», «Ocho y medio» y «La Strada». «Podría ver «Amarcord» todos los años. Recrea tan maravillosamente su infancia en Rímini, y te transporta a su mundo, con sus padres, parientes, los locales, las tiendas, los rituales, la estanquera… Y ese universo está recreado a la manera de un cómic, de forma exagerada y exhuberante. Me identifico con esos recuerdos y experiencias».

«Yo sólo quería ser un director de cine extranjero, pero siendo de Brooklyn…Al final lo he conseguido porque me he convirtiéndo finalmente en un cineasta extranjero porque es la única manera que tengo de lograr financiación».