El Festival acoge una exposición fotográfica de Beat Presser sobre la película con imágenes que nunca llegaron al montaje final

En sus 65 años de agitada vida, a Klaus Kinski (1926 Zoppot, Polonia – 1991 Lagunitas, California) le dio tiempo a todo lo que provocaba la cólera de Dios y de Werner Herzog, el director alemán que le dirigió en sus mas sublimes trabajos. Compartieron películas y peleas tan legendarias que llegaron a ir armados a los platós y a amenazarse de muerte.

Para Herzog, el padre de Nastassja Kinski (que le acuso de incesto) fue el demente «Woyzeck» (1979), el más terrorífico Nosferatu desde Max Schreck (1979) y Lope de Aguirre (1972), el conquistador español muerto por los indios y su propia locura.
El fotógrafo suizo Beat Presser conoció bien a ambos. Tanto que les acompañó a la selva amazónica donde rodaron «Fitzcarraldo» (1982), un trabajo que resultó tan demencial como el del verdadero protagonista, Brian Sweeney Fitzgerald, visionario que pretendió construir un palacio de la ópera en la selva y hacer cruzar una montaña a su gran barco. En la «Casorella» de Locarno, un conjunto de exposiciones pertenecientes al Castillo Visconti, se exhiben durante el Festival Internacional de Cine, incluyendo hasta medio centenar de fotografias que Presser tomó durante los infernales trabajos de Herzog y Kinski. Presser fotografió la selva amazónica de manera «intensa» (en sus palabras). El poder de sus imágenes redefinen el término «fotografía documental». De hecho, se percibe el compromiso emocional del fotógrafo y la relación que estableció entre el narrador (él y su cámara) y el sujeto a fotografiar: la selva, Kinski, el barco, el Amazonas…
En la muestra, Presser ofrece un retrato sincronizado de la película «Fitzcarraldo», desde su verdadera e intrínseca narrativa cinematográfica. Y como extra, imágenes de la película que nunca alcanzaron el montaje final y por tanto, inéditas. Por ello, la visita a la exposición deviene obligatoria, desde que es un compendio de fragmentadas memorias colectivas. Beat Presser nació en 1952 en Basilea (Suiza), donde estudió y practicó el arte de la fotografía en sus comienzos. Más tarde, y ya en París y Nueva York alcanzó su actual maestría. En los años 80 conoció a Werner Herzog y, por su mediación, realizó diversos retratos de Klaus Kinski (pelo desmadejado, ojos desorbitados, labios desafiantes) que alcanzaron notoriedad mundial. El propio Presser interpretó a un fotógrafo en uno de los filmes de Herzog, «Invincible» (2001). La muestra «Klaus Kinski y Fitzcarraldo» se completa con la proyección del documental «Burden of Dreams», en la que Herzog rememora los trabajos de Sisifo en que devino el rodaje, la pesadilla que fue Klaus Kinski, al igual que las desventuras del verdadero Fitzcarraldo. Y su famosa sentencia «la selva es el infierno» que Lars von Trier utiliza en «Anticristo», aunque con diferente sentido.