La obra cierra la trilogía escrita por Jordi Casanovas sobre la identidad catalana

En el Teatre Lliure de Montjuïc de Barcelona, «Vilafranca», una obra de Jordi Casanovas que cierra una trilogía sobre la identidad catalana que inició con «Una historia catalana» y «continuó con «Patria”. Aquí se trata de una comida familiar, el 30 de agosto San Félix y patrón de Vilafranca , contada en dos tiempos, primero con los padres todavía jóvenes y después cuando son los hijos los que toman las decisiones.

Como casi todas las obras que tratan temas familiares, «Vilafranca» es, en algunos momentos, una comedia con situaciones divertidas que poco a poco van desapareciendo cuando entra en el juego la herencia, la tierra y el dinero. Posiblemente después de esta comida ya no estén juntos nunca más.

Se trata de una historia única y común que seguramente todos hemos vivido en algún momento, hay anécdotas, fotografías, recuerdos pero no todo de color de rosa. Al ser una obra coral hay algunas desigualdades en la interpretación pero se debe destacar a Lluisa Castell y Manel Barceló como padre e hija.

«Una historia única y una historia común. Todo el mundo lo ha vivido en su casa. Todo el mundo ha oído hablar de casos parecidos. Todo el mundo contaría un montón de anécdotas y se emocionaría recordando. La familia es nuestra primera sociedad. Y tal vez observando cómo se mueve, piensa y siente una familia catalana, podremos descubrir cómo realmente se mueve, piensa y siente todo un país. Ahora, más que nunca, me hace falta hacerme preguntas sobre nuestra identidad, personal, familiar, colectiva. Y estoy seguro que no es una manía únicamente mía. Sólo los espectadores de teatro sabemos que podemos hablar con desconocidos sin dirigirnos una sola palabra. Dejemos pues que el teatro cumpla ahora su función. En silencio y sin casi ser cocientes de ello, empezaremos a dialogar con aquella mujer de la tercera fila, con aquel chico de la séptima o con aquel señor de primera fila del anfiteatro», dice Jordi Casanovas.