«A mi edad, quiero un premio que me de la libertad de rodar las películas que deseo» asegura la actriz

Es una asidua de la Berlinale, donde siempre es aclamada y muy querida. Hace tres años estuvo mostrando su película -con la colaboración de su incondicional Guy Maddin- acerca de la vida sexual de los insectos, en la que ella era un caracol, libélula, abeja o lo que se le pasara por la cabeza. Con los años, tras haber sido uno de los iconos de la belleza mundial, la hija de Roberto Rossellini e Ingrid Bergman ha encontrado su sitio en el mundo. La vida animal, la protección del medio amiente y el cine, además de su familia, son sus prioridades. En Berlín, como presidenta del Jurado, reina por derecho propio.

PREGUNTA: Ha sido invitada de este festival como actriz, directora y productora. ¿Qué es lo que le atrae tanto de la Berlinale?

RESPUESTA: Adoro el amor de la Berlinale por el cine fuera de lo convencional, alejado de las fórmulas del éxito de taquilla y siempre arriesgando por nuevas voces. Hace años, Guy Maddin y yo misma rodamos una película de vanguardia titulada «Brand Upon the Brain». Nadie quería estrenarla y estuvimos presentándola en circuítos de festivales menores. Hasta que la Berlinale la recogió y la mostró en el teatro de la Ópera. Obtuvimos un aplauso clamoroso de minutos con un público enfervorecido puesto en pie. Eso es Berlín: algo pluscuamperfecto y alimentado por un público tan poco numeroso como apasionado.

P.: Puso como condición que su director favorito, Guy Maddin, estuviera en el Jurado. ¿Por qué?

R.: ¡No lo puse como condición! Simplemente me gusta tener alguien a quien quiero, un rostro amable y conocido junto a mí. El vive en Winnipeg y yo en Nueva York, prácticamente en las antípodas. Se acaba de casar, además. De hecho, nos vemos aquí ahora en Berlín después de hace bastante tiempo y apenas hemos hablado de cine, premios y películas. No tenemos una agenda planeada.

P.: ¿Qué tipo de presidenta quiere ser?

R.: Una totalmente democrática. Tengo práctica ya que encabezo en Estados Unidos una ONG en la que solo somos 15 personas y yo me encargo de organizarlo todo, incluída la búsqueda de financiación. La democracia, si se aplica bien y funciona, es lo mejor de lo mejor. Aquí en Berlín tengo que hacer por aunar las opiniones de media docena de personas. Me apasiona el intercambio de opiniones y pasiones.

P.: ¿Hay algun código establecido de arte para los premios o se trata de opiniones y gustos individuales?

R.: Los gustos son siempre individuales, personales e intransferibles. Lo más difícil para mí es juzgar a una actriz o un actor. Pero si se trata de un gran actor que presenta un trabajo magnífico por el que no ha obtenido reconocimiento alguno… entonces si que me pongo de un lado o de otro. Entonces, cambio de argumento.

P.: ¿Qué es lo mejor y lo peor de ser miembro de un Jurado?

R.: Lo mejor son las proyecciones matutinas, las adoro. A la tarde/noche, las fiestas, recepciones, comida, bebida y lo demás, lo más difícil. En casa preparo una sola comida y suelen ser vegetales. A los tres días de agasajo en un festival, me siento enferma. El director Dieter Kosslick sigue una dieta estricta para estar en semejante fenomenal forma y su mujer, que es profesora de yoga, le ha erigido una postura (en forma de árbol) que le quita del estrés. Me ha prometido que cuidará de mí.\r

P.: ¿Es usted vegetariana?

R.: La mayor parte del tiempo.

P.: ¿Qué películas le arrebatan?

R.: Ultimamente, los documentales.

P.: ¿Le queda algun premio por ganar?

R.: Muchos. Pero ahora ya a mi edad, quiero un premio que me de la libertad de rodar las películas que deseo. Me gusta escribir mis guiones, erigir un personaje verdadero e interpretarlo hasta alcanzar lo sublime. ¿Lo peor?, el marketing, la venta del producto, le comercialización del arte.