Els Joglars triunfa en el María Guerrero de Madrid con «Señor Ruiseñor”, una sátira del independentismo

Aquí están de nuevo Els Joglars, esos cómicos extraordinarios por los que no ha pasado el tiempo ni los años, con «Señor Ruiseñor”, un espectáculo lleno de imágenes hermosísimas, un canto sublime al arte y una sátira implacable al procés. Con un extraordinario Ramón Fontseré, actor, director y uno de los autores del libreto de «Señor Ruiseñor”, que estará en el Teatro María Guerrero de Madrid hasta el 27 de enero.

«Els Joglars” es historia viva del mejor teatro español. Y de la lucha por unos ideales que han evolucionado con el tiempo. Con las transformaciones de la sociedad. Cambios políticos y sociales que no siempre han sido para mejor. Albert Boadella, fundador y director del grupo hasta 2012, fue condenado a mediados de los 70 en un Consejo de Guerra por la obra «La Torna”, un alegato antimilitarista, ingresó en prisión, y logró finalmente huir por la ventana de un hospital, tras fingir estar enfermo, jugándose la vida, en una tremenda peripecia.

Ramón Fontseré, amigo de Boadella y actual director de Els Joglars, es un veterano actor de un talento estratosférico. «Señor Ruiseñor” es una colosal sátira al procés, una obra, digámoslo así, muy Joglars, con imágenes hermosísimas, y un trabajo actoral superlativo. Con una puesta en escena que reivindica el teatro desde sus orígenes con la máscara, hasta el aprovechamiento de las últimas tecnologías en forma de proyecciones. ‘Els Joglars’ practica una vanguardia clásica.

A Santiago Rusiñol (1861-1938), pintor, poeta y dramaturgo, persona culta y cosmopolita, entregado a las sensaciones del arte, amante de España, Cataluña y el mundo, amante de la vida, lo presentan Ramón Fontseré y Els Joglars como la antítesis del actual fanatismo independentista que lo contamina todo en una carrera enloquecida hacia la autodestrucción. Rusiñol pintaba los jardines de Aranjuez y en sus frecuentes noches de insomnio escribía comedias teatrales que luego tenían un enorme éxito entre el público. Introdujo El Greco en España, del que compró dos cuadros en París. Ramón Fontseré toma el museo Rusiñol como metáfora de esa Cataluña del procés enloquecida, dispuesta a tergiversar el pasado para manipular abiertamente el presente. «Esa fiebre, esa epidemia del independentismo”, dice Fontseré. Y escriben Els Joglars en el programa: «Con «Señor Rusiñol» queremos reflexionar sobre la destrucción de unos conceptos de vida libre, conceptos que no han sido sustituidos en la actualidad en Cataluña”. Els Joglars concede en este espectáculo mayor valor a la palabra, al libreto, que en otros, lo que enriquece aún más la obra. Dice una radical del procés: «A la España torera, casposa y flamenca hay que enviarla a la caverna”. Y recuerda Fontseré: «Santiago Rusiñol –como dijo Josep Pla- fue un destructor de fanáticos que representó una sociedad de ciudadanos holgados y juiciosos a orillas del Mediterráneo”. Otros tiempos.