«West Side Story» inaugurará la temporada en la capital, con una adaptación que respeta la coreografía original
La temporada de teatro empezará en Madrid con la puesta en escena, por primera vez en España, de «West Side Story», uno de los musicales más conocidos de Leonard Bernstein, cuyo centenario se acaba de cumplir. Estrenada en Broadway en 1957, la tragedia de Romeo y Julieta se traslada a los suburbios de Nueva York, donde, en vez de las familias Capuleto y Montesco, hay pandillas diferenciadas racialmente. A partir del 3 de octubre en el Teatro Calderón.
En esta obra, los Jets norteamericanos contra los Sharks puertorriqueños. Entre tanta pelea escenificada como baile subyace una historia de amor. La de María, hermana de un Sharks, y Tony, líder de los Jets. El texto, elaborado por Arthur Laurents y por un joven Stephen Sondheim, autor de «Sweeny Todd», ha sido adaptado por David Serrano, director y guionista que ya hizo lo propio con «Billy Elliot» e ideó el argumento del musical de Mecano «Hoy no me puedo levantar».
Una de las canciones principales, «Tonight», alude al sentimentalismo con el tono típico de las películas de los 50 y 60, décadas en que se estrenó la obra y, debido a su inmenso éxito, fue dirigida por Robert Wise en la gran pantalla con Natalie Wood. «Vivir junto a ti», cantaba ella en el dúo. «Ayer sentía algo nuevo», respondía él. «Mi luz, mi alegría…», juntan sus voces.
«La coreografía es la original de 1957», desvela Federico Barrios, director y coreógrafo de la versión española. «Sigue viva, vigente». En el gimnasio del instituto sucede la escena del «mambo», como la llama Barrios, y en la que aparece todo el elenco: 24 bailarines, mitad mujeres y mitad hombres. «Es una de las más activas e importantes del musical y una de las más bellas creadas por Jerome Robbins», explica. «Es cuando se ven los dos protagonistas por primera vez y empieza la rivalidad entre las bandas».
Los bailarines ensayan ya en el Teatro Calderón, en vísperas del estreno en octubre. La escenografía consta de tres pisos de escaleras de incendios negras, como espaldas de los edificios ya desaparecidos de Manhattan. Hollín e identidades muy marcadas. Una mezcla de callejón y pista de salón, con carteles envejecidos de la ruta 666, rejas y luces de estación antigua.
Al final, el hermano de María mata al mejor amigo de Tony y éste asesina a su cuñado. El pretendiente latino de María acaba con Tony frente a ella, que abraza el cadáver. El telón cae y la tragedia hace mella en los corazones del público.