Pepe Viyuela y Elena González protagonizan la colosal «Mármol” en el Valle Inclán de Madrid
«Mármol”, de Marina Carr, no solo ofrece una visión pesimista, llena de dolor, sobre las parejas, sino sobre la existencia misma. El frío de la vida. El hielo de las relaciones humanas. Esa cama sobre la que se colocará una lápida de mármol y congelará las pasiones. Pero, al menos, hay que buscar la pasión, perseguirla. Es lo que hacen Art (Pepe Viyuela) y Catherine (una fabulosa Elena González), sobre las tablas del teatro Valle Inclán de Madrid, en esta pieza desgarradora, que araña, que remueve.
Marina Carr es una destacadísima autora de teatro irlandesa, de la que sorprendentemente no se ha publicado aún ninguna de sus obras en España. Se trata de una profunda conocedora de los clásicos griegos, y eso se percibe decididamente en ‘Mármol’, una obra que, en palabras de Pepe Viyuela, hace pensar en la esencia de los sueños, tanto de lo que tienen de destrucción como de creación en nuestras vidas. Art y Ben (José Luis Alcobendas) son grandes amigos y compañeros de trabajo desde hace años. Pero un día, Art y Catherine, la mujer de Ben, empiezan a soñar que se acuestan juntos, y son absolutamente felices en una habitación cubierta de mármol. La función arranca con matices de comedia y, poco a poco, se convierte en tragedia. Como ocurre en la vida, donde no hay géneros preestablecidos, sino que los destinos se cruzan. Nadie sabe cómo acabará un día que arrancó de manera risueña.
Así transcurre «Mármol”, que viene a decirnos que una existencia acomodada y plácida no evita el vacío, el frío interior, la desolación, ni las copas de brandi nocturnas en soledad sustituyen el sabor de la saliva ardiente de la mujer que se desea y no está. Ella habita en un sueño. Pero, en realidad, solo unas calles más abajo. Ahí está el pálpito, la emoción, la intensidad, sí, pero también el riesgo de derrumbe de un refugio seguro, pero construido sobre los pilares del aburrimiento.
«Mármol” es una obra sensacional e inolvidable. Una experiencia teatral sublime. Pepe Viyuela, Elena González, José Luis Alcobendas y Susana Hernández, hábilmente dirigidos por Antonio Castro Guijosa, realizan un ejercicio interpretativo colosal. «Mármol” quedará en la memoria de los espectadores. Es una obra que duele. Teatro. O sea, la vida misma.