VLADIMIR CRUZ PROTAGONIZA UNA ADAPTACIÓN DEL CLÁSICO A CARGO DEL GRUPO MEPHISTO TEATRO EN EL FÍGARO DE MADRID

El Teatro Fígaro Adolfo Marsillach de Madrid estrena este miércoles 19 de junio «Celos y agravios», la obra clásica de Francisco de Rojas Zorrilla, con el cubano Vladimir Cruz al frente de un reparto donde también están Justo Salas, Claudia López y Dayana Contreras. Se trata de un montaje de Mephisto Teatro con mirada cubana, con dirección de Liuba Cid

El aristócrata Don Juan y el servil y torpe criado Sancho llegan a Madrid de noche. En la calle de Alcalá buscan la casa de don Fernando de Rojas, con cuya hija, Doña Inés, se ha prometido el galán a través de un retrato. Ante las puertas de la casa, Sancho confiesa a su amo que por equivocación, el retrato que ha entregado a la joven es el suyo y no el de su amo.

Del balcón de Doña Inés ven descolgarse a un desconocido, de inmediato, Don Juan sospecha de la infidelidad de Doña Inés y propone a su criado Sancho intercambiar las identidades ya que el equívoco del retrato facilitaría averiguar la verdad de los hechos. Se presentan así, Don Juan como criado y Sancho, como Don Juan. Entre las paredes de la casa de Don Fernando se encuentran los personajes relevantes de un tempestuoso pasado que incluye la muerte violenta del hermano de Don Juan a manos de un desconocido, que resulta ser Don Lope, sobrino de don Fernando, quien también pretende a Doña Inés, y que en el pasado estuvo también implicado en la fuga deshonrosa de Doña Ana, hermana de Don Juan. Sancho, ahora en el rol de Don Juan, requiebra a Inés de manera grotesca. Pero la dama, por quien siente un extraño y sorprendente afecto es por el criado, o sea, por el auténtico don Juan. El agravio de don Lope y don Juan acaba en un duelo de espadas pero finalmente, dadas todas las explicaciones, se da por zanjada la situación y el agravio queda satisfecho. Todos los personajes se ven inmersos en una confusión que termina por aclararse. Don Lope y Doña Ana concilian su amor. Doña Inés y Don Juan, ya descubierta su identidad, sellan su pacto de amor.

El montaje propone una conexión estética entre Cuba y España con actores de ambos países en una función que habla de compromisos, enredos y engaños. La función permanecerá en el escenario del Teatro Figaro Adolfo Marsillach hasta el 28 de julio.