LA COMPAÑÍA DITIRÁNBAK ESTRENA SU MONTAJE DE LA ZARZUELA DE LOS MAESTROS CHUECA Y VALVERDE, EN EL TEATRO VICTORIA DE MADRID

Este montaje de la zarzuela «La Gran Vía», que la compañía Ditiránbak representa los miércoles en el teatro Victoria de Madrid, es una pequeña joya. La propuesta, dirigida por Óscar Cabañas, carece de grandes medios, no tiene excesivas pretensiones, pero destaca por una cualidad: contiene el espíritu de la zarzuela. Incluso supone una reivindicación de la zarzuela. La representación arranca con una proyección en la que un actor que interpreta a Nietzsche la defiende. «No me explico cómo a este arte se le llama género chico”, dejó, efectivamente, escrito Nietzsche.

«La Gran Vía» se estrenó en 1886 en el teatro Felipe de Madrid. Los maestros Chueca y Valverde crearon unos números musicales que forman parte de la banda musical de nuestra vida. Incluso para los que nunca hayan ido a la zarzuela y ni sepan de lo que se trata. Esa esencia de la zarzuela es lo que ha potenciado Óscar Cabañas. Lo mejor de este espectáculo son los números musicales. Aunque también está lleno de encanto el libreto de Felipe Pérez González. Lo escribió hace más de un siglo, pero hay fragmentos que no pasan. Tan lejos, tan cerca. España no ha cambiado tanto. O Felipe Pérez González detectó algunos males crónicos del país. Valga esta conversación entre dos personajes:
«-Hay que crear dos o tres ministerios, que hacen mucha falta”.
-Pero, ¿a quién?
-A quienes quieren ser ministros”.

O este otro
«-La nueva Gran Vía se podría llamar calle de Alfonso XII, por la realidad monárquica.
-No, porque entonces sería una calle sin salida”.

Y está el madrileñismo, ese sabor a Madrid/madriles que desprende toda la obra. Y que Óscar Cabañas ha potenciado con la proyección en blanco y negro de imágenes del viejo Madrid sobre el fondo del escenario durante toda la representación.

El espectáculo, en definitiva, envuelve como un chotis. Las chulapas, los rufianes, los paletos, el pequeño piano de la verbena eterna. Francisco Umbral dijo que Madrid era un poblachón manchego. Alguien escribió que Madrid es una ciudad que construyeron entre Carlos IV y un albañil de Jaén. Y la compañía Ditirámbak nos transmite que la zarzuela no envejece. ¿Otro chotis, chulapa?