¿Por qué sólo se distribuyen correctamente los filmes con más posibilidades económicas?

Al español de calle le gusta disfrutar del cine, pero no puede hacerlo con libertad. Las únicas fórmulas cinematográficas que sobreviven en nuestras pantallas son las que se distribuyen con el suficiente fondo económico, permitiendo la existencia de un reconocimiento colectivo que nos haga acudir a las salas de exhibición, generalmente, es suficiente la publicidad televisiva, o los carteles en las marquesinas del autobús, y son cada vez más comunes los comunity managers.

La pregunta es… ¿por qué seguimos picando? ¿Tal es nuestra necesidad de evadirnos de una realidad manipulada que nos dejamos llevar por el primer efecto especial sin sentido que se nos presente? Estos filmes se exhiben manteniéndose omnipresentes en las pantallas de nuestras ciudades, haciendo que las carcomidas cintas hollywoodenses invadan desde hace años nuestros cines y agraven cada vez más la situación del cine europeo o del cine español, algo menos efectistas pero tan prolíferos o más, que cualquier cine comercial.

Solo hay que rascar un poco para encontrar una pieza de calidad, el problema es que no suelen durar más de una semana en exhibición, son olvidadas con rapidez por los espectadores y aún más por los distribuidores, cintas perdidas en tierra de nadie. Como excepción contamos con Madrid o Barcelona, las dos únicas ciudades del país entero, que disfrutan de cines algo menos comerciales, de autor, en versión original y de una calidad cinematográfica altísima, como son los Renoir, la cadena de salas de exhibición perteneciente al director de la Academia del Cine Español, Enrique González Macho.

Como ya tenemos por costumbre las grandes sagas dejan muy buenos resultados en taquilla eclipsando grandes obras que aparentan minúsculas a su lado. Hace poco Santiago Segura nos volvió a demostrar como con «Torrente», una de las sagas más freak que conozco, puede salvar la recaudación de toda una industria, la española. Pero esto no queda ahí, cuantos filmes de «Piratas del Caribe» se han producido, y cuantos han sido realmente taquilleros, la respuesta es absolutamente todos en mayor o menor medida, «En mareas extrañas» Johnny Deep, esta vez junto a Penélope Cruz, se coloca en su primera y segunda semana de exhibición en el primer puesto, evadiendo movimientos sociales y compitiendo con otros grandes como Woody Allen, siempre algo menos taquillero. Por lo cual siempre debemos tener en cuenta que la distribución cinematográfica es fundamental para que un film bueno o malo tenga representación en nuestras pantallas y que sin ella es como si no hubiera película. Ahora bien, ¿es adecuado que solo se distribuyan correctamente los filmes con más posibilidades económicas? Y de esta manera, ¿Qué tipo de cine insulso vamos a seguir manteniendo en nuestras pantallas?