La adaptación teatral de la obra de José Luis Sampedro se estrena en el Palacio de Festivales de Cantabria

Con adaptación de Juan Pablo Heras, y dirección de Juan Carlos Plaza, la Sala Pereda del Palacio de Festvales acoge el estreno nacional de esta obra los días 4 y 5. «La sonrisa etrusca» ha sido llevada a escena en forma de cuento en el que conviven la maldad, la bondad, la pasión y el amor. Los personajes saltan de un tiempo a otro, entre dos líneas temporales, la del pasado y la del presente, con la que se pretende plantear el ciclo vital de un ser como Bruno, para el que Alterio se encarna de un hombre seco, endurecido por la guerra e incapaz de comprender las debilidades del otro, los matices de la existencia cotidianas o las diferentes maneras de pensar y de existir pero honesto consigo mismo.
El contrapunto femenino en el protagonismo de la obra lo pone Julieta Serrano, que interpreta a Hortensia, que será la mujer con la que Bruno se reencontrará ya en su madurez con el amor, un sentimiento que conoció en su juventud con Dunka (Cristina Arranz), una partisana de la I Guerra Mundial.
La obra habla de como la sonrisa que justifica y compensa toda una vida. Una sonrisa que llega al final cuando vemos nuestros errores y nuestros aciertos, cuando somos capaces de reconocer lo que verdaderamente importa y de lo superfluo que resulta lo que antes creíamos fundamental. La sonrisa dulce, tierna, algo burlona y enormemente placentera que cierra significativamente el ciclo vital de un ser que fue violento, justo e inflexible en sus convicciones, endurecido por la guerra y por la lucha diaria contra una agreste naturaleza indomable, el ciclo vital de un hombre seco, profundo, radicalmente honesto consigo mismo pero incapaz de comprender las debilidades del otro, los matices de la existencia cotidiana o las diferentes maneras de pensar y de existir.

El camino hacia la ternura, ese sería otro buen titulo de esta historia o las nuevas posibilidades impredecibles, sorprendentes nunca tardías o el futuro propio en los demás, serían otras imposibles síntesis de esta compleja historia de un alma que José Luis Sampedro nos ofreció hace ya más de veinte años. Bruno y Andrea simbolizarán en esta obra el enfrentamiento entre dos mundos distintos, el del primero, que es el del corazón y los instintos, lo antiguo, y el de la nuera del protagonista, que representa lo nuevo, lo profesional y lo medido.
Es la primera vez que este texto de José Luis Sampedro sube a las tablas desde que se publicara con enorme éxito su libro del mismo título en 1985. El autor, de 94 años, se ha implicado en el proyecto, ha dado su visto bueno a la adaptación y ha presenciado el inicio de los ensayos, que comenzaron el pasado enero, si bien la labor de pre-producción se inició hace dos años. Después de su estreno nacional en Santander, el Teatro Bellas Artes de Madrid recibirá el montaje para su estreno en la capital, donde estará en cartel desde el 10 de marzo hasta el 24 de abril.