Fue la difunta actriz la que propuso el nombre de su amiga, según ha revelado la directora Marina Seresesky

Terele Pávez sustituye a Amparo Baró, fallecida este jueves 29 de enero a los 77 años, en «La puerta abierta», por expreso deseo de la difunta actriz. El filme cuenta la historia de una hija (Carmen Machi) y una madre (Baró) prostitutas, en la que Asier Etxeandia tiene el papel de la transexual Lupita.

«Esta película la escribí para Amparo y para Carmen. Llevábamos un año ensayando con Amparo, con pruebas de peluquería y vestuario, con ella enferma ya, pero no sabíamos que lo estaba tanto y que el desenlace iba a ser tan rápido», recuerda la directora Marina Seresesky, que fue compañera de la actriz en el reparto de «Agosto», su último trabajo teatral.

El día antes de morir Marina Seresesky visitó a Baró en el hospital y se «quedó tranquila porque sabía que el proyecto quedaba en buenas manos y porque Terele era una gran amiga», ha desvelado la directora. «Esperamos hasta el último momento, para no agobiarla y, por suerte, Terele accedió a hacer la película; ella estuvo siempre muy cerca del proyecto».

El rodaje del filme comenzó la semana de Navidad, pero la actriz catalana ya estaba muy dolorida y el 31 de diciembre decidieron «hablar con Terele». «Amparo me decía «no voy a poder hacerlo» y fue la que me propuso que llamara a Terele, que también estaba en mi cabeza, claro, porque es una grande y el personaje le va, pero que fuera ella quien me lo dijo y eso me dejó tranquila», comenta Seresesky.

La idea de la película surgió a partir de su trabajo con Machi y Baró en «Agosto», la última obra de teatro de la fallecida, estrenada en el Centro Dramático Nacional (CDN) en diciembre de 2011. «Nos hicimos muy amigas y me pidieron que les escribiese algo y lo escribí pensando en ellas como protagonistas. Hicimos muchas reuniones y en ellas hablamos de la vida y del proyecto».

Carmen Machi es Rosa, una prostituta amargada a la que su madre, con un pasado tremendo, le hace la vida imposible, hasta que una niña -Lucía Balas- les cambia la vida, construyen con ella una familia y parece que la vida les una segunda oportunidad. «Es una comedia dramática, en la que ellas manejan muy bien esa doble cuerda», explica Seresesky.

«La puerta abierta» es una película que habla de la familia, «pero no sólo de la que tenemos y heredamos, sino también de la que formamos y necesitamos. De esas personas a las que nos unimos en el transcurso de la vida y nos ayudan a crecer. De ese círculo de solidaridad que se crea en las situaciones más desfavorecidas y que une a un grupo de gente que aparentemente no tiene nada en común, pero que aprende a quererse y apoyarse», dice Marina Seresesky.

«Las mujeres que habitan «La puerta abierta» son muy diferentes entre sí, han llegado de distintos países o viven aquí desde hace años. Se quieren y se pelean a partes iguales, pero todas forman un grupo vital e hilarante casi como una verdadera familia», prosigue la directora. «La película nos habla también de las segundas oportunidades y del derecho a ser feliz aún en las peores circunstancias, aunque el pasado sea un lastre difícil de llevar, y el presente no augure un buen futuro. Este es el camino que deseo que el espectador acompañe. El camino que lleva a Rosa, nuestra protagonista, hacia la felicidad. Aunque no quiera ni sepa como lograrlo, Rosa merece una segunda oportunidad. La historia transcurre en esa delgada línea donde confluyen la comedia y el drama. Una línea que he explorado en todos mi anteriores trabajos y que me permite hablar de una profunda pena con una sonrisa en los labios, o desarrollar disparatados gags con pasmosa seriedad», cuenta Marina Seresesky.

A la película solo le falta «un día de rodaje» y su ilusión sería que pudiera presentarla en el Festival Internacional de Morelia (México) y en el de San Sebastián. En cualquier, añadió la directora, cuyo corto, «La boda», estuvo nominado a los Goya y con el documental «Madres, 0’15 el minuto» obtuvo la Biznaga de Plata en el Festival de Málaga, la película estará dedicada a Baró.