Ya está en marcha el rodaje de «Las buenas compañías», una película dirigida por Sílvia Munt, coescrita junto a Jorge Gil Munarriz y protagonizada por Alicia Falcó («Cuéntame cómo pasó»), Itziar Ituño («La casa de papel») y Elena Tarrats («Vida perfecta»).
La película, inspirada en hechos reales, narra la historia de un grupo de mujeres de Rentería (Gipuzkoa) que en la década de los 70-80 se dedicaron a luchar por los derechos de la mujer y traspasarlas a Francia para darles un aborto digno. Una historia de sororidad entre mujeres, en la que también intervienen la ganadora del Goya a mejor actriz revelación María Cerezuela («Maixabel»), Ainhoa Santamaría («Mientras dure la guerra») o Itziar Aizpuru («Loreak»), entre otras.
«Las buenas compañías» es una producción hispanofrancesa entre Irusoin («La trinchera infinita»), Oberon Media («Los girasoles silvestres») y En la frontera película AIE, en coproducción con Manny Films y La Fidèle Production. Se rodará durante 6 semanas en localidades como San Sebastián, Rentería y Biarritz. Cuenta con la financiación del ICAA, ICEC y el Gobierno Vasco, y la participación de RTVE, EITB y TV3. Filmax estrenará en cines la película próximamente.
La trama se sitúa en el verano de 1976. Bea (Alicia Falcó) tiene 16 años y se suma a los aires de cambio que recorren el país; colabora con un grupo de mujeres para visibilizar la causa feminista y lograr la aprobación del derecho al aborto. La rebeldía que siente en la sangre se mezclará con un sentimiento inesperado que trastocará su mundo interior. A lo largo de estos meses, Bea entablará una amistad muy especial con Miren (Elena Tarrats), una chica algo mayor que ella y de buena familia. Su compromiso político y su relación con Miren convertirán ese verano en una etapa que marcará un antes y un después en su vida.
En palabras de la propia directora, Sílvia Munt: «Después de 44 años, muchas reivindicaciones de esa época se hacen aún necesarias. Vivimos en un mundo donde la mujer y sus libertades han dado un paso incuestionable, pero no hay que olvidar de dónde venimos, lo que costó llegar hasta donde nos encontramos. Vivimos en un mundo donde la mujer y sus libertades han dado un paso incuestionable, pero no hay que olvidar de dónde venimos, lo que costó llegar hasta donde nos encontramos y lo fácil que puede ser desandar lo conseguido».