El remake de la cinta basada en una famosa novela gráfica, primera víctima de la bancarrota de Relativity
La nueva versión del film de culto «El cuervo» bien podría ser la primera víctima oficial de la bancarrota de la importante productora Relativity Media, anunciada este jueves. La producción de la cinta, que se había iniciado en los nuevos estudios Pinewood Cardiff, se ha suspendido, y los trabajadores que preparaban la filmación, enviados a casa.
Si la primera versión de «El cuervo» ya fue considerada película maldita, al morir el protagonista -Brandon Lee- por un inexplicable accidente con una pistola cargada con balas reales, su remake va por el mismo camino. No obstante, un portavoz de Relativity dijo que se trataba de una suspensión y no necesariamente de una cancelación.
La productora y distribuidora Relativity Media, encabezada por Ryan Kavanaugh, responsable de un centenar y medio de cintas, entre ellas «Fast & Furious 6», «Oblivion», «Los miserables» o «El legado de Bourne», se declaró este jueves oficialmente en bancarrota, al tener deudas que podían acercarse a los 1000 millones de dólares, y carecer de liquidez. La compañía anunció en un comunicado que subastará sus activos en un proceso que debería culminar antes de octubre. La víspera, había despedido a 75 de sus 350 empleados en nómina.
La producción del nuevo «Cuervo» ha estado llena de altibajos, con diferentes directores (uno de ellos el español F. Javier Gutiérrez, que quedó como productor ejecutivo del proyecto ahora suspendido), y actores anunciados y cancelados, como consecuencia de varios cambios en los planes de rodaje.
La película finalmente iba a ser dirigida por Corin Hardy («The Hallow»), el presupuesto era de 40 millones de dólares y el elenco no se había anunciado aún, después de que sucesivamente renunciaran varios actores, el último Jack Huston («Boardwalk Empire», «Ben Hur»), el pasado junio. Entonces se habló de Nicholas Hoult y Jack O’Connell como posibles sustitutos, para el personaje del héroe trágico de la historia gótica llevada al cine en los 90 por Alex Proyas, un film de culto por su estética, su banda sonora y sobre todo por la muerte en pleno rodaje de Brandon Lee, hijo del mítico Bruce Lee, al dispararse un arma que llevaba munición real en lugar de balas de fogueo. Antes que Huston también acabó rechazando el papel Luke Evans.