LEONARDO DICAPRIO PROTAGONIZA UNA HISTORIA DE JUEGOS MENTALES Y UNIVERSOS PARALELOS QUE SE ESTRENARÁ EN VERANO

El film presenta un potentísimo reparto liderado por Leonardo DiCaprio como Cobb, Michael Caine (el mayordomo de Batman en las entregas de Nolan), el excelente Joseph Gordon-Levitt, Ken Watanabe (también, procedente de «Batman»), el ex niño prodigio Lukas Haas, el inquietante Cillian Murphy (espantapájaros en «Batman»), el veterano Tom Berenger y las maravillosas Marion Cotillard, Ellen Page («Juno») y Tallulah Riley, la bella Marianne de «Radio encubierta». La historia original y guión, son del propio Nolan.

El director de «Memento» (2000) e «Insomnio» (2002) vuelve a uno de sus territorios favoritos: los juegos mentales, los universos paralelos virtuales y el poder de los sueños y las pesadillas más dantescas. O el poder de la ausencia de los mismos. Y como siempre y también, marca de la casa, sus pesimistas reflexiones acerca del ser humano. Como los protagonistas de su película de magia y otros trucos de 2006, a Nolan le gusta jugar con las percepciones del espectador como los magos de «The Prestige».

Los estudios Warner han estado guardando los últimos meses el rodaje de «Inception» («Orígen») con tanto secreto como el oro de Fort Knox. El 16 de julio, se desvelarán los misterios de una película con tan críptico nombre, en los cines de los Estados Unidos. La taquilla está asegurada de antemano. Y es que ha transcurrido una década desde que dirigiera una de culto, «Memento», con un emaciado Guy Pearce y una narrativa fragmentadísima, que le valió al director y a su hermano gemelo Jonathan una nominación al Oscar. Y hace dos años, que su «El caballero oscuro» recaudó un billón de dólares con un film hipercerebral en el que apenas utilizó efectos especiales generados por computador. El mejor efecto fue un terrorífico Heath Ledger.

«Inception» es su séptimo largometraje y la primera vez que este director que a finales de julio cumplirá 40 años, entra en el territorio de la ciencia ficción. Su protagonista, el espía corporativo Dom Cobb, es un hombre dañado desde la muerte brutal de su amada esposa. Un poco, al estilo del detective televisivo Monk, la creación del actor Tony Shaloub. Cobb es un soñador herido, un especialista en «robar» sueños. Recrea al máximo su don, «robando» sueños y pensamientos de grandes magnates, después de hundirles en el sopor a base de drogas fuertes. Algo que la campeona del año, Kathryn Bigelow, también exploró de la mano de Ralph Fiennes en «Días extraños».

En The Los Angeles Times la han etiquetado ya como «una película de robos de corte existencial». Y, en típico estilo norteamericano de etiquetaje, añaden: «es una cerebral «Misión Imposible» fundida con la primera «Matrix»». Y si bien, Nolan ha tomado nota de la obra de Sigmund Freud, también lo ha hecho de la de Ian Fleming y de las primeras películas de los hermanos Wachowski (bueno, uno de ellos es ahora «hermana»). DiCaprio ha declarado que nadie como Nolan para fusionar estos precedentes referentes.

Nolan ha confesado que»Inception» es un viejo sueño desde que ha intentado rodarla desde hace 25 años. Desde los 16, quiso rodar una historia de sueños y un mundo onírico como otro estado de realidad. Desde joven se ha confesado intrigado por cómo se despertaba cada mañana y cómo caer en un sueño más ligero, siendo consciente de que estaba soñando. Siempre ambicionó ser lo suficientemente despierto estando inconsciente como para estudiar el contenido de sus propios sueños.

Sólo el hecho de que el blu-ray de «El caballero oscuro» se ha convertido en el más vendido de la Historia y de la participación de DiCaprio en este proyecto, han permitido hacer realidad el sueño de Nolan. El director le está enormemente agradecido al actor de «Shutter Island», otra de negación de la realidad y autoengaño: «hemos mantenido enormes conversaciones, muy meticulosas. Ciertamente, Leo ha mejorado y hecho crecer a su personaje. Ahora, la vida emocional de Cobb lidera más la historia que en mi guión».

Las alteraciones de la mente y la percepción equivocada han plagado toda la obra de Nolan: «Memento» lo protagonizaba un amnésico; «Insomnia», un detective corrupto aquejado de la imposibilidad de dormir; «El prestigio» se basaba en dos ilusionistas rivales y sus dos «Batman»hablan de las alteraciones de los sentidos. Y en su última entrega, Nolan ha querido evitar al máximo los efectos especiales digitales en beneficio de una artesanía más tradicional (y romántica). Sus cómplices, su director de fotografía habitual Wally Pfister, y el especialista de efectos, Chris Corbould.

La arquitectura, otra de las pasiones del director, juega una baza muy importante en el territorio onírico y surrealista. En el anticipado «trailer» se ha podido ver cómo una «skyline» al completo se dobla en sí misma, en el momento en que un sueño comienza a desvanecerse. Y las imagenes del pertubador film nada tienen que ver con las destrucciones masivas al estilo de las de catástrofes del pestífero Roland Emmerich. Nolan elige más bien las pesadillas agudas de un Escher antes que las curvas de las figuras semiderretidas de un Dalí. Sus películas, entonces, devienen en un puzzle psicológico. Y es que con sus universos tan oscuros y personales, donde la consciencia es una entidad por sí misma fuera del cuerpo humano, en estos tiempos de Internet, banal twittering, estéticas de videoclip, iPod’s y iPad’s, Christopher Nolan, con sus películas vinculadas a la literatura y a la arquitectura, se ha convertido en un moderno Segismundo de la calderoniana «La vida es sueño».