“Señor B. Algunos desastres de una guerra”, obra escrita, y protagonizada por Juanma Díez Diego, que se representa en el Teatro del Barrio de Madrid y tiene prevista una gira por España, tiene un arranque impactante, prometedor. Los personajes irrumpen e interrumpen en escena el monólogo que se propone hacer sobre las tablas el autor/intérprete, Juanma, sobre un fusilamiento en el verano de 1936 en la provincia de Ávila al inicio de la guerra española. La función se desarrolla en un contexto metateatral. Aparece de repente el abuelo de Juanma. Se saludan cariñosamente. El hombre, desconcertado, pregunta: “-¿Esto pasó ayer o mañana?”. Y reiteradamente aconseja al nieto: “-Estudia la carrera. –Me contaste poco de la guerra. –Lo que pasó, pasó”. –“Abuelo, ¿tu mataste a alguien?” (la respuesta sólo llega al final).

En esos momentos “Señor B…” todavía tiene una atmósfera sombría y poética, que envuelve lo extraño y evocador de la historia. La obra goza de un elevado nivel interpretativo por parte de Borja Cortés, Lolo Diego y el propio Juanma Díez Diego. Y la tensión dramática asciende cuando está sobre el escenario, vestida de rojo (“me llaman La Roja”), Mabel del Pozo, descomunal como siempre en sus interpretaciones, desde “Pareja abierta”, de Dario Fo, a la muy reciente “María Callas Sfogato”.

Uno de los personajes dirá: “Reinterpretar el pasado, no conformarnos con lo que nos han contado. Se trata de una necesidad que tenemos sobre una herida que no hemos conseguido, todavía, curar”. Ese ambicioso objetivo del autor de reinterpretar el conflicto de 1936 desde la perspectiva de los nietos de la guerra se diluye poco a poco debido a la desconexión argumental del texto. A las costuras que ese texto deja al descubierto. “Esta obra se me ha ido de las manos”, exclama, casi al final, el personaje de Juanma. Pues eso. El texto de “Señor B…” necesita una urgente revisión. Hay zonas aprovechables (como las ya citadas del arranque). Otras, no. Como en las que remite directamente a otras obras de reciente estreno. Sobre todo a “Los Gondra”, de Borja Ortiz de Gondra, historia de una familia de la que “Señor B…” toma la música y algún pasaje. En “Los Gondra”, que también se desarrolla en un contexto metateatral, la madre ordena a su hijo, Borja, también actor en la función: “No escribas esa obra”. De modo muy parecido a los consejos (casi órdenes) del abuelo a su nieto Juanma en “Señor B…”. En “Señor B…”, un personaje afirma: “La noche del fusilamiento no había luna llena, sino luna negra”. Y esa es la tesis de “Una noche sin luna”, de Sergio Peris Mencheta: a Federico García Lorca lo asesinaron una noche sin luna. Y más tarde, cuando la trama se desata, un personaje de “Señor B…” repetirá absurdamente frases del libreto, tal y como ocurría en “Atraco, paliza y muerte en Agmanáspah”, de Nao Albert y Marcés Borrás. Suponemos que estos momentos casi de corta y pega son un homenajes que J.D.D. ha querido realizar a esas piezas. Pero “Señor B…”, decíamos, tiene atmósfera lorquiana y la música de “Los Gondra”. Y los personajes, a veces, deambulan extraviados y solos por el escenario, en busca de un texto, en busca de autor, como en aquel sensacional montaje de “Seis personajes en busca de autor” de Pirandello con dirección de Miguel Narros, estrenado en 1979 en el Teatro Reina Victoria, aunque esa influencia sea completamente involuntaria en Juanma Díez Diego, buen actor, excelente improvisador, y dramaturgo todavía por hacer.