EL PRODUCTOR THOMAS SCHÜHLY HA ADQUIRIDO LOS DERECHOS PARA HACER UNA NUEVA VERSIÓN DEL CLÁSICO DE FRITZ LANG

Thomas Schühly, uno de los más ambiciosos y megalómanos productores alemanes, ha adquirido los derechos del film que Fritz Lang rodó en 1927, «Metropolis», para efectuar un remake. Considerada una de las obras maestras del cine de ciencia ficción y del expresionismo germano, la película fue una de las mayores superproducciones del cine europeo en su época y costó el equivalente a 30 millones de los actuales euros, que no pudieron ser recuperados.

«Metrópolis” fue la más costosa y espectacular producción
alemana de la época muda y combinó aspectos del cine expresionista entonces en
pleno apogeo, del futurista y de ciencia-ficción y una clara denuncia social
sobre el ser humano completamente alienado creado solo para producir y que, de
algún modo resultó premonitoria ante el advenimiento del nazismo pocos años
después. Los decorados y efectos visuales del filme han influido en todo el
cine posterior de tema futurista.

El productor Thomas Schühly ha sido el responsable de otras
recuperaciones de clásicos, como en «Nosferatu», de Herzog o
«Las aventuras del barón de Münchausen», de Terry Gilliam, y ha
estado detrás de cintas originales tan ambiciosas como «El nombre de la
rosa» o el «Alejandro Magno» de Oliver Stone. Ahora está
buscando al realizador adecuado capaz de resucitar a María, el robot más sexy
del cine en la nueva «Metropolis».

Adolf Hitler admiró esta superproducción de ciencia-ficción
que Lang coescribió con su esposa Thea von Harbou tras el viaje de ambos a
Estados Unidos (donde el cineasta se instalaría tras la toma del poder por los
nazis) y cuya acción se desarrolla en un siglo XXI en el que millones de
trabajadores -casi esclavos- son sometidos por una pequeña élite capitalista. A
pesar de datar de finales de la década de los años 20, cuando en otros lugares
el cine sonoro se abría paso, «Metróplis» se estrenó en versión muda,
lo cual propició su fracaso económico. Tampoco ayudó un metraje desmesurado
para aquel momento, 210 minutos. La versión restaurada hace cinco años por la
fundación que lleva el nombre de su autor recuperó poco más de dos horas del
original.

En los años 80, en plena fiebre de la música disco, Giorgo
Moroder lanzó una versión de menos de hora y media musicada por él, que decía
respetar la coloración original de los fotogramas según los deseos de Lang, que
obviamente no respetaba la integridad artística, temática y de duración de la
película, tal y como la había concebido Fritz Lang.