UN MONTAJE DEL TEATRE LLIURE DIRIGIDO POR ÁLEX RIGOLA
Llega a Madrid, donde permanecerá hasta el 14 de marzo, «Rock’n’Roll», la obra de Stoppard que habla de la peligrosidad de aferrarse a un mito o a una ideología como única causa vital. El montaje dirigido por Àlex Rigola se estrenó en el Teatre Lliure la pasada temporada y obtuvo el Premio de la Crítica de Barcelona al Mejor Espectáculo Teatral y a la Mejor Intérprete Femenina y el Premio Butaca 2009 a la Mejor Actriz de Reparto para Rosa Renom.
«Rock’n’Roll» se estrenó en ocasión del 50 aniversario del Royal Court Theater de Londres, bajo la dirección de Trevor Nunn y con un reparto formado por Nicole Ansari, Louise Bangay, Anthony Calf, Martin Chamberlain, Miranda Colchester, Brian Cox, Sinead Cusack, Alice Eve, Edward Hogg, Rufus Sewell y Peter Sullivan, entre otros. El elenco del montaje que este martes llega a Madrid lo integran Chantal Aimée, Patrícia Bargalló, Joan Carreras, Irene Escolar, Miranda Gas, Oriol Guinart, Lluís Marco, Sandra Monclús, Ana Otero, Fèlix Pons, Alba Pujol, Òscar Rabadan y Santi Ricart.
Stoppard, de origen checo, confiesa haberse inspirado en un breve ensayo de Václav Havel, «El proceso». En la obra aparece un profesor de filosofía que en tiempos de Dubcek, incluso cuando los tanques entraron en Praga, en 1968, cree y creerá siempre en el socialismo con rostro humano, mientras la mujer y uno de sus estudiantes reivindican una cosa tan elemental como la vida, a secas. El estudiante, un fanático del rock, sufre cacheos policiales en casa (situémonos en Praga y en los años sesenta), se encuentra con estimados discos de vinilo destrozados, etc. Aparte, el estudiante se ve forzado por las autoridades a dejar los estudios y trabajar en una panadería, un buen número de años. De todas maneras, cuando aparece un periodista británico, por lo tanto epítome de la liberalidad, que se emperra a decir que la música de los Gente Plástica del Universo es pura subversión, lo niega: los Gente Plástica del caso (un grupo que existió y que, ahora mismo, ha caducado en Londres, en un revival sin duda espoleado por la obra de Stoppard, que lleva un año en cartelera, más o menos) lo único que codician es hacer música, ¡es el rock! Hasta aquí ya se puede comprender que Stoppard juega al billar y hace carambola atacando de una tacada la política de los dichos países socialistas y la complacencia de los países de democracia consolidada.