EL ACTOR HA PRESENTADO EN EL CERTAMEN, FUERA DE CONCURSO, «LA CORDILLERA», SU ÚLTIMO TRABAJO DONDE INTERPRETA A UN PRESIDENTE ARGENTINO

Ricardo Darín es el primer latinoamericano en recibir el Premio Donostia, que le fue entregado este martes rodeado de toda su familia: «Es como recibir un reconocimiento de la familia. Te emocionan los gestos de la gente más próxima porque a veces por la cotidianidad no nos damos tanta importancia, somos más proclives a admirar y elogiar a quien está más lejos, siento esa cercanía y por eso es una doble emoción”.

El actor y director (sueña con poder dirigir más películas, ha presentado en el certamen, fuera de concurso, «La cordillera», que este viernes se estrena en España. En el filme interpreta a un presidente argentino que asiste a una Cumbre de presidentes latinoamericanos en Chile, donde se definen las estrategias y alianzas geopolíticas de la región. Hernán Blanco, este presidente argentino, vive un drama político y familiar que le hará enfrentarse a sus propios demonios. Deberá tomar dos decisiones que podrían cambiar el curso de su vida en el orden público y privado: por un lado, una complicada situación emocional con su hija, y por otro, la decisión política más importante de su carrera.

A pesar del galardón, Darín asegura que no siente mucha confianza en sí mismo. «Aún no sé qué pienso, siempre he sospechado y aún sospecho de mí”, y aswegura que se abruma al navegar por la lista de nombres que tienen el Donostia, como Bette Davis, Gregory Peck, Anthony Hopkins y Robert De Niro. «Creo que me echarían por impostor”.

Darín, que cuenta con la complicidad y casi devoción del festival, lo demostró compartiendo chistes y derrochando buen humor en la rueda de prensa previa a la entrega del galardón. Bromeó con su larga melena, conservada por indicación del director con el que trabajará en octubre en Madrid, el iraní Asghar Farhadi, en una película en la que también están Javier Bardem y Penélope Cruz: «Algunos artistas preferimos extender nuestra mirada a cuestiones sociales y de interés público. No tengo la suficiente frialdad para andar por un territorio tan minado como ese»

El actor, que también tiene la nacionalidad española, reconoció que los premios no le gustan por la parte de contienda, pero sí los reconocimientos como este Donostia, que agradece porque siempre se ha sentido querido. Ha asegurado que no es persona de volver atrás, pero que este tipo de galardones obligan a ello, y rechaza dar un paso hacia la política, a pesar de que interpreta al presidente argentino en «La cordillera».

«Aquí tenemos a Schwarzenegger (presentó el lunes un documental en el festival), pero para esas pretensiones uno tiene que estar mínimamente enfocado. Algunos artistas preferimos extender nuestra mirada a cuestiones sociales y de interés público. No tengo la suficiente frialdad para andar por un territorio tan minado como ese”, dice. Darín prefiere centrarse en su trabajo, que es complicado, aunque más fácil si el director sabe lo que quiere. Agrega que le cuesta adaptarse y dar a cada papel la energía que requiere, y defiende la dimensión artesanal de su oficio, el placer de los momentos íntimos de preparación de un personaje como los más creativos antes de llegar al set y acomodarse al director y a los compañeros.