La sala El Sol de York de Madrid estrena «Los cuatro Düsseldorf», una divertida comedia

El capitalismo se ha ubicado como protagonista de numerosas películas y obras de teatro actuales. En cine, «El lobo de Wall Street» o «La gran estafa americana», entre otras. En teatro, la sensacional «El crédito», por ejemplo. Ahora, el dramaturgo canario José Padilla trata el asunto a través de un divertido enredo empresarial, de una comedia de situación, «Los cuatro de Düsseldorf», que se ha estrenado en la sala El Sol de York de Madrid y se mantendrá en cartel hasta el nueve de marzo.

Un ordenanza hace creer al consejero delegado de la corporación alemana radicada en España en la que trabaja que conoce secretos muy comprometedores para la compañía y para el propio consejero. Y que además sólo le quedan seis meses de vida porque padece cáncer. Está dispuesto a todo y se revela como un líder social habilísimo en los discursos. Incluso sermonea al público recomendándole que, en el tiempo que a cada uno le quede de vida, procure ser feliz.

También asegura que se halla en la escritura de un libro en el que desarrolla la teoría del «sincerismo”: Nada de mentiras en la vida, por comprometedora o difícil que resulte la verdad. El consejero delegado y la empresa deciden tasladarlo a Düsseldorf, maravillosamente pagado, a que pronuncie conferencias sobre el «sincerismo” a los empleados y directivos de la empresa. El objetivo real consiste en quitarlo de en medio, en alejar el problema. Pero en Alemania, el ordenanza se convierte en un icono. Un líder sobre el estrado. Su éxito es cada vez mayor. También el peligro que representa. En medio de todo, dos mujeres. Una, víctima de la empresa. La otra, del consejero delegado. Mucho dinero. Y los cuatro personajes con un nexo común. Una herencia de Shakespeare pero barnizada de casticismo.
El montaje es dinámico y risueño. José Padilla domina el arte de crear situaciones y de construir frases llenas de ingenio. Algunas, sacadas directamente del habla de la calle. Y vuelca su creatividad en que el público se ría de las miserias de nuestros tiempos. Remueve la conciencia de los espectadores pero sin exagerar. Es una comedia. Al final, todos fueron muy aplaudidos. Y el público salió con una sonrisa del teatro. Es de lo que se trataba.