El actor británico se propone mezclar lo clásico con lo contemporáneo en su debut como director

El magnífico actor británico Ralph Fiennes ha elegido una violenta historia de Shakespeare, escrita en 1608, para debutar en el cine. El rodaje ya ha comenzado en Belgrado, Serbia. Fiennes, que también produce, ha elegido para acompañarle en el reparto a Gerald Butler, Brian Cox y Vanessa Redgrave, tras su emocional discurso al recibir el BAFTA de honor.

Fiennes cuenta con un equipo técnico en la cresta de la ola: el director de fotografía Barry Ackroyd y el sonidista Ray Beckett, recientes ganadores del BAFTA por «En territorio hostil», de Kathryn Bigelow, primera mujer directora en ganar el Oscar y también, el BAFTA, haciendo Historia.

El ambicioso Fiennes, que tantas veces ha interpretado piezas de Shakespeare, se propone mezclar lo clásico y lo contemporáneo, combinando el pentámetro yámbico del autor con moderna tecnología y un milieu contemporáneo para perpetuar la visceral cualidad de la violenta historia original. En ella, el general Caius Martius, más tarde Coriolanus, es el destino de las iras de las gentes de Roma, a las que desprecia. La razón, la falta de alimentos en la ciudad que provocan violentas algaradas.

Además, está en guerra con su máximo enemigo, el general Tullus Aufidius, al que derrota. No obstante, la ira del pueblo romano subsiste. Su madre Volumnia (Redgrave), que le ha educado en un estricto código marcial del honor, le insta a convertirse en cónsul, una figura poderosa que lidera al Senado. Para ser elegido, el general necesita conseguir el apoyo popular, que detesta. Va contra su código personal. Los Tribunos, elegidos por el pueblo, hacen campaña para que no le den sus votos y Coriolanus no logre el puesto.

Esto desata su ira y tras mayores algaradas, es deportado de la ciudad de Roma. El mismo se exilia en la ciudad de Antium, guiada por su enemigo Tullus. Le pide ayuda para combatir y derrotar a su ciudad enemiga conjuntamente. Tullus tiene que decidir unirse en armas con él y derrotar al Imperio o destruir a su rival y tomar él mismo la ciudad, cuando se encuentra en su momento más vulnerable.