El actor exigió que «The American» se ubicara en Castel del Monte, de la pedanía de L’Aquila
La primera de Corbijn, «Control», la pudo realizar hipotecando su casa, y un gran éxito de crítica en una historia a partirdel suicidio del líder del grupo lúgubre Joy Division.
De Clooney partió la idea de que la novela de Martin Booth se ubicara en Castel del Monte, de la pedanía de L’Aquila. Solo así, el dinero del rodaje ayudaría a familias abandonadas a su suerte por el Gobierno Berlusconi tras el terremoto. Con mansión en el Lago Como y novia italiana -la estupenda Elisabetta Canalis- Clooney es considerado italiano por los lugareños. De ahí su cantarín acento cuando chapurrea italiano como un feroz asesino a sueldo escondido en un villorrrio remoto.
Poco sabemos de Jack, un tipo de oscura mirada, manos de pianista y actitud siempre alerta. Solo intuimos que ha cometidoun asesinato por encargo de elevado riesgo en Suecia y diversos killers del país de AbbA le persiguen para matarlo. La película comienza tras hacerle el amor a una bella sueca en una cabaña perdida entre las nieves. Durante un paseo, advierte pisadas y ¡zas! dos sicarios suecos que le quieren matar son derrribados por Jack, quien debe de rematar por la espalda a su bella amante. No es un mal comienzo.

El resto de los 110 minutos se pasan en un suspiro. La acción es dura e inmediata. La poesía, natural y sin esfuerzo. Hay un McGuffin: las mariposas. Jack (también llamado Edward, Edoardo, MisterButterfly o Signore Farafalle) lleva tatuada una en la espalda. Hay un soñador tras el metódico asesino. Hasta él llegan dos «femme fatales» (dos mejor que una, como el plátano canario), Clara, la más bella prostituta local (Violante Placido, hija de Michele) y una sicaria belga (la holandesa Thekla Reuten), armada hasta los dientes. El debe de prepararse para un asesinato final por encargo.
Con diversos homenajes a Sergio Leone (escenas en televisión de «Erase una vez en el Oeste» y los ojos asesinos de Henry Fonda) la acción deviene sofocante porel laberinto en que se encuentra atrapado. Sin móvil, ni tarjetas de crédito. Un hombre invisible que deja demasiados rastros de sangre. Y de amor. Cherchez la femme. Ahí comienza el problema. Jack se enamora de Clara. La pasión le lleva a perderse en la ley del deseo.
La película gravita sobre los hombros de un Clooney envejecido (pelo cano), delgado (ya le cuelga piel en la papada) y musculadísimo. Se atreve con un desnudo trasero que se agradece. Una persecución en Vespa demuestra que no necesita de dobles de acción. Y las escenas finales cuando conduce su coche, sangrando mortalmente hacia el río donde le espera Carla para una escapada que jamás se producirá, un viaje final, demuestran que detrás del hombre de Nespresso («what else?») inhabita uno de los mejores actores del momento.
Como el videoartista que ha grabado los mejores videos de R.E.M., U2, Depeche Mode, Metallica, Bryan Adams y The Rolling Stones, la banda sonora juega un gran papel. Está Patty Pravo(«Bambola»), el»Ave Maria», de Gounod, trazos de «Madame Butterfly» y, durante los créditos finales, «Windows of My Eyes», del grupo Cubby+Blizzards. Al piano, el suicida Herman Brood. Una gran canción para un final crepuscular. «The American», bienvenido.