El cantautor y actor Albert Pla protagoniza en el teatro Nuevo Apolo de Madrid, «Miedo”, una pesadilla escenificada
«Miedo”, protagonizado por Albert Pla, es un espectáculo singular, que no admite comparaciones con ningún otro de los que hay actualmente en la cartelera madrileña, y que se representa en el teatro Nuevo Apolo de Madrid hasta el seis de mayo. Albert Pla transita a través de una pesadilla, aunque advierte: «Nada da más miedo que la propia vida”. Entre música y proyecciones. Y la presencia de una niña terrible.
«Miedo” es una pesadilla escenificada. El cantautor/actor Albert Pla se mueve a través de los peores sueños en este espectáculo singular, personal y único, que parece haber sido diseñado por un Bukonski de voz dulce. Albert Pla habla de los miedos del ser humano desde la infancia hasta la muerte. Aunque deja una advertencia: «Nada da más miedo que estar vivo”. El espectáculo es de un barroquismo poético, de un terror amable. Hay música, hay palabra, y hay una permanente proyección audivisual, colosal, dentro de la cual se mueve Albert Pla, el único ser vivo entre tantos personajes que son proyecciones, y aparecen algo difuminados, como en las pesadillas o en las películas de terror, pero de verdad, con esa verdad ficticia que sólo aporta el teatro. Albert Pla y el director de la obra, Pepe Miravete, aprovechan todos esos recursos para diseñar un espectáculo personal, que no admite comparaciones con el resto de los que hay actualmente en la cartelera madrileña. La función podrá gustar o no –a mí me gustó-, pero no admite comparaciones, ya está dicho. No hay nada en cartel parecido en teatro. En cine, sí, pero no camina a través de la pantalla un hombre real reflexionando en voz alta del pánico que le produce el Ratoncito Pérez.
La niña, que es una imagen, aparece una y otra vez para decir con la voz con la que hablan las niñas en las pesadillas: «Canta, canta, no dejes de cantar. Si dejas de cantar, morirás”. Y Albert Pla, casi sin dejar de cantar nunca, habla del miedo que le causaba en la infancia la presencia del Ratoncito Pérez –»una rata que venía hasta mi cama”-, o los Reyes Magos, o Papa Noel, porque iban a entrar de noche, en silencio, hasta su habitación. El terror al parque, con ese niño que pega –se trata de un monstruo que lo devora todo-. O sus padres, que le prometen que lo llevan a la fascinante aventura de robar un banco, pero lo dejan abandonado en un descampado. Y el pánico a morir entre llamas o a ser arrollado por un camión –todo eso se visualiza sobre el escenario-. Y los sustos. «Pero los sustos son una reacción espontánea, y el miedo habita dentro de ti”. Y, mientras tanto, la niña repite sobre el escenario del Teatro Nuevo Apolo de Madrid: «Canta, canta, no dejes de cantar. Si dejas de cantar, morirás”. Hasta que finalmente muere el protagonista dentro de su propia pesadilla, y exclama: «Desde que sé que estoy muerto ya nunca me pongo enfermo”. Albert Pla. Único.