TOTÒ

    97
    Surgido de una relación clandestina entre su madre Anna Clemente y Giuseppe De Curtis, que en principio se negó a reconocerlo, Antonio Focas Flavio Angelo Ducas Comneno di Bisanzio De Curtis Gagliardi, o más sencillamente Antonio De Curtis, conocido artísticamente como Totò, nació en Nápoles el de15 de febrero de 1898. La ausencia de la figura paterna fue un determinante del carácter del actor. A pesar de los deseos paternos de que se hiciera sacerdote, el joven Antonio, estimulado por sus primeros éxitos sobre los escenarios infantiles en los que participó, fue atraído por el mundo del espectáculo, comenzando a frecuentar los pequeños teatros periféricos a Nápoles y participando en pequeños monólogos, llamados en italiano macchiette. Fue en esa época cuando comenzó a utilizar el seudónimo de Clerment. Fue precisamente en esos escenarios donde conoció a actores del calibre de Eduardo De Filippo y Peppino De Filippo. Después del servicio militar, realizado en Alessandria, durante la Primera Guerra Mundial, Totò continuó con su carrera de macchiettista, actuando en la Sala Napoli de la capital campana. Fue allí donde obtuvo su primer éxito, una parodia de la célebre canción «Vipera”, retitulada por él como «Vicolo”.
    En 1918 se trasladó a Roma con su madre. Obtuvo papeles en compañías teatrales de bajo nivel, en las que se representaban farsas de la Comedia del Arte. Tras conocer a Giuseppe Jovinelli, propietario de un teatro, se internó en el mundo de los balets musicales cómicos, en los que obtuvo un gran éxito. Llegó así hasta la Sala Umberto I, frecuentada por lo mejor de la sociedad romana. El éxito aumentaba.

    A partir de 1927 comenzó a hacerse conocido a nivel nacional, saliendo de gira con diversos espectáculos por las principales ciudades italianas. Conoció a la actriz Liliana Castagnola, con la que tuvo una breve pero intensa historia de amor. Tras la decisión de Totò de poner fin a la relación, Liliana decidió acabar con su vida, ingiriendo una sobredosis de medicamentos. La impresión de Totò fue tal que decidió enterrarla en la capilla de los De Curtis, en Nápoles, y después quiso llamar a su propia hija Liliana. En 1937 Giuseppe De Curtis lo reconoció legalemente como su hijo. Totò comenzó entonces una cruzada para poder hacerse reconocer diversos títulos nobiliarios, aunque en la actualidad sabemos que en realidad no tenía ningún derecho a ellos. Sin embargo, gracias a la acción de expertos abogados consiguió ser reconocido en la mayoría.

    Totò se adentró en el mundo del cine en el año 1930, con la llegada del sonoro, cuando Stefano Pittaluga, productor del 95% de las películas italianas de la época, decidió darle una oportunidad al joven actor que en ese momento trabajaba en los teatros de toda Italia. La película, titulada «El ladrón desgraciado», no vio nunca la luz, pero la prueba de cámara realizada con Totò, encontrada y restaurada en 1995, sorprende por la modernidad y la soltura de movimientos propios de un campesino, realizados por el actor en plenas facultades físicas.

    Su verdadero debut se produjo bajo la supervisión de Gustavo Lombardo, el fundador de la empresa Titanus, que en 1937 produjo el primer film de Totò, «Fermo con le mani!» dirigido por Gero Zambuto, mediocre tentativa de ofrecer temas tocados por el personaje de Charlot. En una escena del film, bastante conocida, y extrañamente no censurada por las autoridades de la época llega a parodiar al mismísimo Mussolini. Antes de la guerra rodó otras cinco películas, con brillantes elementos surreales.
    El periodo dorado del cómico se circunscribe entre 1947 y 1952, en cierto sentido el más libre, con parodias de gran éxito que contienen referencias satíricas bastante explícitas a la actualidad de la época: la posguerra, el mercado negro, los nuevos ricos, fueron víctimas de Totò, tanto en los escenarios como en el cine.

    Entre sus principales películas de sus primeros años destacan «Totò cerca casa», de Mario Monicelli (1949); «Totò le Mokò», de Carlo Ludovico Bragaglia (1949); «L’imperatore di Capri2, de Luigi Comencini (1949).; «Totò cerca moglie», de Carlo Ludovico Bragaglia (1950); «Napoli milionaria», de Eduardo De Filippo (1950); «Figaro qua, Figaro là», de, Carlo Ludovico Bragaglia (1950); «Le sei mogli di Barbablù», de Carlo Ludovico Bragaglia (1950); «Tototarzan», de Mario Mattòli (1950); «Totò sceicco», de Mario Mattòli (1950); «47 morto che parla», de Carlo Ludovico Bragaglia (1950); «Totò terzo uomo», de Mario Mattòli (1951); «Sette ore di guai», de Vittorio Metz y Marcello Marchesi (1951); «Guardias y ladrones», de Steno y Mario Monicelli (1951); «Totò e i re di Roma», de Steno e Mario Monicelli (1951); «Dov’è la liberta?», deRoberto Rossellini (1952); «Totò e le donne», de Steno (1952); «L’uomo, la bestia e la virtù», de Steno (1953); «Un turco napoletano», de Mario Mattòli (1953); o «Una di quelle», de Aldo Fabrizi (1953).

    En 1954 debutó como guionista con» Il medico dei pazzi», de Mario Mattoli. Sin embargo, en lo personal las cosas no andaban bien. Su esposa, de la que se había separado legalmente pero que seguía viviendo a su lado, conoció a un abogado con el que se casó. Al casarse también su hija en 1951 Totò se quedó solo. Fue en esa época cuando estuvo cortejando a la actriz Silvana Pampanini, que, sin embargo, le rechazó. La muerte de su hijo cuando era un bebé en 1954, fruto de la relación del actor con Franca Faldini, con la que se había casado en Suiza ese mismo año, sumió al actor en una depresión de la que le costó bastante tiempo salir.
    Totò experimentó en el año 1952, en su película «Totò a colores», con el sistema Ferraniacolor y con el cine tridimensional en la obra «El más cómico espectáculo del mundo», primer y único film italiano en ese formato. De esos años son «I tre ladri», de Lionello De Felice (1954): «Il medico dei pazzi», de Mario Mattòli (1954); «Totò cerca pace», de Mario Mattòli (1954); «Il guappo», episodio de «El oro de Nápoles», de Vittorio De Sica (1954); «Totò all’inferno», de Camillo Mastrocinque (1955); «Siamo uomini o caporali?», de Camillo Mastrocinque (1955); «Cuentos romanos», de Gianni Franciolini (1955); «Destinazione Piovarolo», de Domenico Paolella (1955); «Ilcoraggio», de Domenico Paolella (1955); «La banda degli onesti», de Camillo Mastrocinque (1956); «Totò lascia o raddoppia?», de Camillo Mastrocinque (1956); «Totò, Peppino e la… malafemmina», de Camillo Mastrocinque (1956); «Totò, Peppino e i fuorilegge», de Camillo Mastrocinque (1957); «Totò, Vittorio e la dottoressa», Camillo Mastrocinque (1957); «Totò e Marcellino», de Antonio Musu (1958); «Totò, Peppino e le fanatiche», de Mario Mattòli (1958); «Gambe d’oro», de Turi Vasile (1958); «Los desconocidos de siempre», de Mario Monicelli (1958); «Totò a Parigi», deCamillo Mastrocinque (1958); «La loi c’est la loi», de Christian-Jaque (1958); «Totò nella luna», de Steno (1958); «Totò, Eva e il pennello proibito», de Steno (1959); «I tartassati», de Steno (1959); «I ladri (Contrabando en Nápoles)», de Lucio Fulci (1959); «Arrangiatevi!», de Mauro Bolognini (1959) o «La cambiale», de Camillo Mastrocinque (1959).

    Los años 60 los inicia Totò con «Risate di gioia» de Mario Monicelli (1960), seguida de títulos como «Chi si ferma è perduto», de Sergio Corbucci (1960); «Sua Eccellenza si fermò a mangiare», de Mario Mattòli (1961); «Totò Peppino e la dolce vita», de Sergio Corbucci (1961); «Tototruffa 62», Camillo Mastrocinque (1961); «I due marescialli», de Sergio Corbucci (1962); «Totò diabolicus», Steno (1962); «Totò contro Maciste», de Fernando Cerchio (1962); «Totò e Peppino divisi a Berlino», de Giorgio Bianchi (1962); «Lo smemorato di Collegno», de Sergio Corbucci (1962); «Totò di notte n. 1», de Mario Amendola (1962); «I due colonnelli», de Steno (1962); «Il giorno più corto», de Sergio Corbucci (1963)», Totò contro i quattro», de Steno (1963); «Il monaco di Monza», de Sergio Corbucci (1963); «Vigile ignoto», episodio de «Le motorizzate», Marino Girolami (1963); «Totò e Cleopatra», de Fernando Cerchio (1963); «Totò sexy», de Mario Amendola (1963); «Gli onorevoli», de Sergio Corbucci (1963); «Il comandante», de Paolo Heusch (1964); «Totò contro il pirata nero», de Fernando Cerchio (1964); «Che fine ha fatto Totò Baby?», de Ottavio Alessi (1964); o «Amare è un po’ morire», episodio de «Le belle famiglie», de Ugo Gregoretti (1964).
    En 1965 rueda en España «Totò d’Arabia», de José Antonio De La Loma, a la que siguieron sus títulos más famosos: .»Amore e morte», episodio de «Gli amanti latini», de Mario Costa (1965); «La Mandragola», de Alberto Lattuada (1965); «Pajaritos y pajarracos», de Pier Paolo Pasolini (1966); «Operazione San Gennaro», de Dino Risi (1966); «La Tierra vista desde la Lina», episodio de «Las brujas», Pier Paolo Pasolini (1967); «Il mostro della domenica», episodio de «Capriccio all’italiana», de Steno (1967), «Che cosa sono le nuvole?», episodio de «Capriccio all’italiana», de Pier Paolo Pasolini (1967).

    Tras alguna incursión en argumentos neorrealistas, desarrollados en películas de los años cincuenta, en 1956 Totò realizó su última revista, en el transcurso de la cual contrajo una broncopulmonía, de la que nunca llegaría a recuperarse. Llegó a perder incluso gran parte de la visión.
    Los últimos años de vida estuvieron marcados no obstante por un trabajo incesante, a pesar de la enfermedad que el actor arrastraba. Murió, de forma repentina en su casa de Parioli en Roma el 15 de abril de 1967. Su funeral en Nápoles fue un acontecimiento seguido por una masa de unas doscientas mil personas. En total participó en noventa y siete películas, interpretadas entre los años 1937 y 1967 y en nueve producciones de televisión. Hoy es considerado un icono a la altura de Buster Keaton o Charles Chaplin.