TONY CURTIS

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    Tony Curtis, cuyo nombre real era Bernard Schwartz, nació en junio de 1925 en el barrio del Bronx, en Nueva York, en el seno de una familia de judíos húngaros. Galán por excelencia del Hollywood de los años 60, estudió en el Dramatic Workshop of the New School for Social Research de Nueva York. Durante la II Guerra Mundial fue destinado a infantería de marina, siendo herido y sirvió en un submarino. Tras la guerra debutó en los escenario de Broadway en 1948, en obras como «Twelfth Night” o «Golden Boy”, conociendo a la agente teatral Joy Selznick, sobrina del famoso productor David O. Selznick de los Estudios Universal que, tras entrevistarle, le ofreció un contrato de siete años. Fue entonces cuando «Boinie», como le llamaban, cambió su nombre por el de Tony Curtis, una mezcla surgida del nombre del protagonista de la novela de Hervey Allen «Anthony Adverse” y del de su tío Janush Kertiz.
    Sus inicios en el cine comenzaron por un papel de dos minutos de duración en «El abrazo de lña muerte» («Criss Cross”, 1949), junto a Burt Lancaster, donde encarna a un gigoló capaz de dar celos a la estrella del momento bailando con Yvonne De Carlo, al que le siguió otro en el que su personaje ya tenía nombre, Mitch, en «City Across the River” (1949). Su filmografía se componde de más de 100 películas, desde el año 1949 hasta 2008.

    Aunque protagonizó algunos westerns relevantes, como «Sierra” (1950), y la prlícula de gran presupuesto como «Winchester 73”, dirigida por Anthony Mann y protagonizada por James Stewart, la mayor parte de sus primeros títulos pertenecen al género de aventuras y a las comedias, en las que Curtis interpretaba papeles de galán joven. Sus interpretaciones se caracterizan por sus notables recursos dramáticos, por su sentido del humor y por su delicadeza. Tras «Su alteza el ladrón” (1951), Curtis trabajaría en el 53 por vez primera con la que, en 1951, se convirtiera en su primera esposa y madre de la también actriz Jamie Lee Curtis, Janet Leigh, en «El gran Houdini”, filme en el que el actor vio duplicados sus ingresos, pasando de los 700 dólares semanales de «Furia en la sangre” (1952) a los 1.500 que le reportó encarnar al famoso escapista. Eso sí, el gran salto fueron los 25.000 semanales que, en 1958, le pagaran por «Los vikingos” (1958). Curtis ya suponía un fuerte reclamo de taquilla cuando, encarnara a Eric en «Los vikingos» dirigida por Richard Fleischer junto a su esposa Janet Leigh y Kirk Douglas, actor al que en 1960 daría la réplica en «Espartaco”. Los promotores de la película tuvieron claro que debían aprovechar el tirón del matrimonio exprimiendo hasta la saciedad la romántica pareja del esclavo y la princesa y logrando que «Los vikingos” se convirtiera en el quinto título más rentable de ese año, con beneficios en Estados Unidos y Canadá de unos siete millones de dólares.

    Ese mismo año, le llegaría la nominación al Oscar al mejor actor por «Fugitivos”, nominación compartida con su compañero de reparto Sidney Poitier, pero en 1959 se presentaba una superproducción que se haría, por vez primera en la historia, con 11 Oscar: «Ben Hur” y sería su protagonista Charlton Heston quien se hiciera con la estatuilla que Curtis no recibiría jamás a lo largo de su vida.
    Pero gracias a este papel y a su imagen de galán apuesto y refinado se fijó en él Billy Wilder, que para el papel de Joe/Josephine de «Con faldas y a lo loco” (1959) necesitaba un buen actor lo bastante atractivo para que la protagonista femenina se enamorase de él. De hecho, Marilyn Monroe pasó por sus brazos tanto dentro como fuera de la escena, tal y como ocurriera con su compañera en «La pícara soltera” (1964) y «La carrera del siglo” (1965), Natalie Wood. Tony Curtis confesó en unas polémicas memorias que tuvo un romance con la mítica Marilyn Monroe, que la dejó embarazada mientras rodaban «Con faldas y a lo loco», y que ella perdió el niño.
    A pesar del riesgo que suponía que Curtis y Lemmon aparecieran vestidos de mujer durante casi todo el metraje de «Con faldas y a lo loco», la historia resultó, en gran parte, por esa locura encajada en los sangrientos años 20; no hay que olvidar que es en este filme donde Wilder representó de manera cómica la famosa Matanza del Día de San Valentín ocurrida el 14 de febrero de 1929 cuando Al Capone decidió que para deshacerse del capo George «Bugs» Moran debía eliminar a toda su banda.

    Un año más tarde, y tras haber participado en películas como «Operation Petticoat”, bajo la batuta de Blake Edwards, «¿Quién es esa chica?”, de nuevo junto a su mujer, y «Perdidos en la gran ciudad”, de Robert Mulligan, Curtis encarnó al esclavo poeta Antonino en «Espartaco”, donde protagonizaría una escena «escandalosa» y censurada que, año más tarde, se volvería a incluir: su poderoso atractivo es capaz de despertar el interés sexual de su amo Marco Licinio Craso (Laurence Olivier).
    Tras su divorcio en 1962, año en el que Curtis compartía la pantalla con Yul Brynner en «Taras Bulba”, Curtis se casó con Christine Kaufmann en 1963 y estrenó un peculiar thriller de John Huston, «El último de la lista”, en el que grandes estrellas como él, Douglas, Robert Mitchum o Frank Sinatra aparecían convenientemente camuflados para descubrirse en los títulos de crédito. En los sesenta fue ese género de la comedia el más frecuente en su filmografía, con películas como «Soltero en apuros», «Adios, Charlie», «La pícara soltera», «La carrera del siglo» y «No hagan olas». Pudo, sin embargo, demostrar que era capaz de interpretar papeles más dramáticos en «Espartaco» y sobre todo en «El estrangulador de Boston», donde incorporaba a un asesino en serie, lo cual descolocó a muchos de sus fans, que nunca lo creyeron capaz de tales crímenes.

    En la década de los 70 Tony Curtis se ve obligado a dejar de trabajar por sus problemas con el alcoholismo.De estos años son «Lepke», en 1975; «Club Life», en 1985; «Lobster man from Mars», en 1989, entre otros muchos títulos. En los años 90 apareció en filmes como «The Immortal’s» (1995), «Brittle Glory» (1997) y «Louis & Frank» (1997) y en series como «Los persuasores» y «McCoy».
    En los años 70 inició una segunda actividad como pintor. Sus cuadros de colores vivos y estilo figurativo, dibujos y esculturas se han expuesto en galerías de América, Europa y Japón. El actor se casó seis veces, la primera con Janet Leight. Su última esposa fue Jill Vandenberg Curtis, con quien estaba casado desde 1998. Curtis tiene su estrella en el Paseo de la fama de Hollywood en el Hollywood Boulevard y fue distinguido como caballero de la orden de las Artes y las Letras en 1995 en Francia.
    Tony Curtis Curtis murió en su casa en Las Vegas el 29 de setiembre de 2010 de un aparente paro cardiorrespiratorio, agravado por su avanzada edad (85 años), tras haber estado hospitalizado por problemas respiratorios.