SPENCER TRACY

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    Actor carismático de compleja personalidad y dilatada carrera, Spencer Bonaventure Tracy nació el 5 de abril del año 1900 en Milwaukee, Wisconsin (Estados Unidos), en el seno de una familia de clase media fundada por un vendedor de camiones y una ama de casa de origen irlandés.
    Tras ser expulsado de más de una decena de colegios por su mal comportamiento, Tracy conoce al actor Pat O’Brien en la Marquette Academy y juntos abandonan los estudios para alistarse en La Marina. Aun cuando sueña entrar en combate, Tracy pasó gran parte de la Primera Guerra Mundial en una base de la marina estadounidense en Virginia. Tras la finalización del conflicto bélico decide retomar sus estudios, participado por primera vez en una representación teatral en el Ripon College. Tanto le cautiva esta experiencia que decide ser actor, viajando a Nueva York en compañía de O’brien para estudiar interpretación en la Academia Americana de Artes Dramáticas. Los dos debutan en 1923 en la obra «R.U.R”, en la que Tracy da vida a un robot mudo. En este mismo año contrae matrimonio con Luise Treadwell.
    Su paso por Broadway, en el que intervino en varias representaciones, le deparó, además de experiencia y conocimiento de sus propios recursos interpretativos, un notable éxito entre el público y la crítica. John Ford, que había sido espectador en una de sus obras, «The Last Mile», se interesó por las capacidades interpretativas de Tracy, proponiéndole intervenir en la película «Río arriba» (1930), lo que supuso el comienzo de una larga y fructífera carrera cinematográfica que brilló especialmente en las décadas de los 30, 40 y 50.
    Sus películas más destacados en la década de los 30 fueron «Mi chica y yo» (1932), de Raoul Walsh, «Veinte mil años en Sing-Sing» (1933), de Michael Curtiz, «Fueros humanos» (1933), de Frank Borzage, «Poder y gloria» (1933), de William K. Howard, «Furia» (1936), de Fritz Lang, «Una mujer difamada» (1936), de Jack Conway, «San Francisco» (1936), de W.S. Van Dyke, «Capitanes intrépidos» (1937), de Victor Fleming, «Forja de hombres» (1938), de Norman Taurog, «Piloto de pruebas» (1938), también de Fleming, y «El explorador perdido» (1939), de Henry King.
    Su adicción al alcohol influyó en sus relaciones con la Fox, hasta que el estudio tuvo que rescindirle el contrato por la negativa del actor a seguir el ritmo de producción que le había sido impuesto. Logró un buen contrato con la Metro Goldwyn Mayer para la que continuó interpretando diversos papeles que incrementaron su popularidad. El aspecto físico de Tracy, que le hacía aparentar mayor edad de la que realmente tenía, así como su característica fotogenia, fueron determinantes a la hora de interpretar personajes históricos, así como sujetos venerables o bondadosos con ciertas pinceladas de rebeldía, siendo galardonado con dos premios Oscar por «Capitanes intrépidos» y «Forja de hombres», y nominado por «San Francisco».
    ENCUENTRO CON KATHARINE HEPBURN
    En la década de los 40 participó en diversas producciones: «Edison, el hombre» (1940), película dirigida por Clarence Brown, «Paso al noroeste» (1941), de Henry King, «El extraño caso del Dr. Jeckyll» (1941) y «La vida es así» (1942), ambas con dirección de Victor Fleming, o «Treinta segundos sobre Tokyo» (1946), una cinta de Mervyn Leroy. En los años 40 Tracy también conoció a la mujer de su vida, la actriz Katharine Hepburn, con la que intervino a lo largo se su carrera en nueve películas: «La mujer del año» (1942), «La llama sagrada» (1942), «Sin amor» (1945), «Mar de hierba» (1947), «El estado de la Unión» (1948), «La costilla de Adán» (1949), «La impetuosa (Pat & Mike)» (1952), «Su otra esposa» (1957) y «Adivina quien viene esta noche» (1967). Varias de ellas fueron dirigidas por el realizador George Cukor. Esta unión profesional y sentimental no pudo ser consumada matrimonialmente debido a las creencias religiosas católicas de Tracy que le impedían divorciarse.
    En los años 50 y 60 conoció nuevos triunfos de público como «El padre de la novia» (1950), película en la que nuevamente fue nominado al Oscar, «El padre es abuelo» (1951), ambas comedias dirigidas por Vincente Minnelli, «Lanza rota» (1954), western de Edward Dmytryk, «Conspiración de silencio» (1955), película de John Sturges que le valió otra nominación al Oscar, «El último hurra» (1958), de John Ford, o «El viejo y el mar» (1958), adaptación de la novela de Ernest Hemingway dirigida por John Sturges.
    Sus últimos trabajos cinematográficos los realizó a las órdenes de Stanley Kramer: «La herencia del viento» (1960), «Vencedores o vencidos» (1961), «El mundo está loco, loco, loco» (1963) y «Adivina quien viene esta noche» (1967). Por su interpretación en «Vencedores o vencidos» y «Adivina quien viene esta noche», Tracy volvió a optar al preciado galardón de la Academia.
    Spencer Tracy falleció a causa de un ataque al corazón en la madrugada del 10 de junio de 1967, a la edad de 67 años, trece días después de acabar el rodaje de la que sería su última película, «Adivina quién viene esta noche», y durante el cual sufrió una grave infección pulmonar. Murió en brazos de Katharine Hepburn.