PETER SELLERS

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    Richard Henry Sellers, actor británico de origen judío, más conocido como Peter Sellers.nació en el seno de una familia de artistas del vaudeville el 8 de septiembre de 1925. Estudia en el St Aloysius College.

    Los Sellers sabían qué significaba el fracaso: nunca triunfaron como actores, pero criarse entre bambalinas orientó al joven Peter, que ni en el Ejército desperdició la oportunidad de actuar: Durante la Segunda Guerra Mundial sirve en el la R.A.F. formando una compañía cómica y, con su falso uniforme, alardeaba en la cantina de absurdas hazañas bélicas. La R.A.F., además, lo llevó a la India y Birmania, donde aumentó su colección de acentos. Tras la guerra se da a conocer en espectáculos teatrales como imitador. Sus primeros éxitos le llegan como integrante del grupo cómico «The goon show» en la radio de la BBC (1951-1960).
    Su capacidad de hablar con acento diferente (por ejemplo, franceses, indios, americanos, alemanes, británicos, así como los acentos regionales), junto con su talento para retratar una serie de personajes a efecto cómico, contribuyeron a su éxito como una personalidad como actor de la radio. Tras convertirse en estrella local en el Reino Unido durante los años 50, el actor alcanzaría la fama internacional en la siguiente década, coronándose como uno de los rostros de comedia más populares de la pantalla grande.

    Tras haber intervenido en algunos contometrajes y documentales, su debut en el cine se puede decir que se produce en 1951 con «Penny Points to Paradise», de A. Young, para seguir con «Orders Are Orders» (D. Pattenghi, 1953) y «El quinteto de la muerte», si primer gran éxito en la pantalla (Alexander MacKendrick, 1955. Tras convertirse en estrella local en el Reino Unido durante los años 50, el actor alcanzaría la fama internacional en la siguiente década, coronándose como uno de los rostros de comedia más populares de la pantalla grande.

    Su talento para retratar una serie de personajes con un enorme efecto cómico, contribuyeron a su éxito como una personalidad como actor de la radio y la pantalla grande, lo que le valió nominaciones y premios nacionales e internacionales.Muchos de sus personajes se convirtieron en una percepción pública arraigada de su obra.
    Tras «El pequeño gigante» (George Pal, 1959), «Un golpe de gracia» (Jack Arnold, 1959), «La extraña prisión de Huntleigh» (Richard Day, 1960), «La millonaria» (Anthony Asquith, 1960), y «Juego para dos» (S. Guilliat, 1951), es llamado por priera vez por Stanley Kubrick para el que rueda «Lolita» en 1962, versión cinematográfica de la novela de Nabokov.

    Sellers es ya uno de los más inteligentes y finos cómicos ingleses, siguiendo la estela de Alec Guinness. Graba discos como cantante y en 1962 dirige su única película, «Mr. Topaze». Este mismo año rueda «Waltz of the Toreadors», a las órdenes de John Guillermin, logrando el Premio al Mejor Actor en el Festival de San Sebastián. Le siguen «El Mayor Mujeriego» (1962) de John Guillermin, «El Honrado Gremio Del Robo» (1962) de Cliff Owen, y un año después se convierte en el inspector Clouseau, un personaje que le marcaría de por vida. «La película era «La Pantera Rosa», una de las grandes comedias de la historia del cine, inicio de una larga saga y comienzo de sus trabajos con Blake Edwards, un director especializado en comedias, con el que encajó como un guante. En total, filmó cinco películas de la saga bajo el mismo director y con las que generalmente se le asocia más en su carrera, bajo el papel del divertido y torpe inspector francés de la policía Sureté Jacques Clouseau.

    Ese mismo año vuelve a ponerse a las órdenes de Stanley Kubrick con «Teléfono Rojo ¿Volamos hacia Moscú?», mostrando toda su capacidad camaleónica al interpretar en el filme a tres personajes diferentes, cinta por la que Sellers fue nominado a los Premios Óscar y a los Premios BAFTA como mejor actor por los tres distintos roles que interpretó.
    En 1964 vuelve con Blake Edwards y con su personaje fetiche con «El nuevo caso del inspector Cluseau» y un año después es «El irresistible Henry Orient» en el filme de George Roy Hill.

    A mediados de los años 60 Peter Sellers está ya considerado como un actor de primer nivel con una enorme fama internacional. 1965 es el año de «¿Qué tal Pussycat».?», de Clive Donner, con guión de Woody Allen, 1966 el de «La caja de las sorpresas», de Bryan Forbes, y de «Siete veces mujer», de Vittorio de Sica. En 1967 interpreta a uno de los paródicos James Bond en el filme colectivo «Casino Royale», y «El magnífico Bobo», de Robert Parrish, que rueda en España interpretando a un torero con la cara pintada de azul, y en 1968, hace otro de sus enormes hits, de nuevo con Blake Edwards, en «El guateque», una de las mejores comedias de la historia del cine.
    Los años 70 los inicia con «Hay una chica en mi sopa», «Si quieres ser millonario no malgastes el tiempo trabajando» y «Amor a la inglesa». 1973 es el año de «El optimista», de Anthony Simmons, 1975 el de «Un cadáver a los postres», de Robert Moore y el de «El regreso de la pantera rosa», de Blake Edwards; 1976 el de «La pantera rosa ataca de nuevo», seguida en 1978 de «La venganza de la pantera rosa», siempre con Blake Edwards y 1979 el de «El estrafalario Prisionero del Zenda», de Richard Quine.

    También en 1979 haría «Bienvenido Mr. Chance», dirigido por Hal Ashby, su penúltimo trabajo y una de sus actuaciones más aclamadas, por primera vez en un papel serio. Le mereció su segunda y última nominación a un Óscar como mejor actor.
    Su última película fue «El diabólico plan del Dr. Fu Manchu», que fue terminada sólo unas semanas antes de su muerte, y estrenada póstumamnte un mes después, en agosto de 1980. En esta comedia una vez más protagonizó dos personajes distintos y brevemente, uno adicional. Sellers fue una figura enigmática y poco visible en público, a menudo él mismo afirmó que no tenía una identidad fuera de los papeles que interpretó, pero dejó su propio retrato, ya que filmó obsesivamente sus casas, su familia, la gente que lo conocía, todo lo que tomó como su derecho de lujo hasta el final de su vida. Esta película intimista se mantuvo oculta hasta mucho tiempo después de su muerte. Estas imágenes se recogieron en «Llámame Peter (Vida y Muerte de Peter Sellers)», de Stephen Hopkins (2004), que cuentaba la vida del cómico, al que daba vida el australiano Geoffrey Rush. La película se basó en el libro «The Life and Death of Peter Sellers», de Roger Lewis.
    Su pertenencia a la masonería fue pública y notoria, ya que perteneció hasta su muerte a la logia masónica Chelsea lodge nº 3098 de Londres. A pesar de su vertiente cómica, en lo personal fue señalado como inestable y con tendencia a abuso de sustancias psicotrópicas. Incluso, presentó pequeñas depresiones por el fracaso de algunas películas. Algunos creen que el abuso del nitrito de amilo contribuyeron al ataque de corazón que sufrió en 1964.

    Casi lloró en un plató televisivo cuando le preguntaron sobre su propia vida: tras una fachada de bromas, Sellers era un hombre inseguro, neurótico e infeliz. Algunas de sus frases traslucen su pena: «Soy como todos los humoristas», dijo en una ocasión, «sólo soy divertido cuando estoy trabajando». O una reflexión todavía más triste: «Soy un fantasma. Alguien irreal. Hasta que me hago de carne y hueso en la gran pantalla».
    Peter Sellers se casó cuatro veces. Su primera mujer fue Anne Hayes (1951-1961), con la cual tuvo a sus hijos Michael y Sarah. En 1964 se casó con la actriz sueca Britt Ekland, con la que tuvo a su hija Victoria y de la que se separó cuatro años más tarde. Juntos actuaron en «Carol for another Christmas» (1964), «After the fox» (1966) y «El magnífico Bobo» (1967). En 1970 se casó con la modelo australiana Miranda Quarry, de la que se separó en 1974 y quien ahora es condesa de Stockton. Su última mujer fue la actriz inglesa Lynne Frederick, con la que contrajo matrimonio en 1977.

    Consultaba periódicamente al astrólogo Maurice Woodruff, quien pareció ejercer mucha influencia en el actor. Fuera como fuese, su fuerte personalidad le llevaron a discutir con otros actores y directores. Incluso, con su amigo Blake Edwards. Durante el rodaje de «El guateque» la relación entre ambos se quebró, se dejarón de hablar varias veces y Sellers evitó trabajar durante siete años con Edwards. Pese al éxito, nunca se entendieron: «Supe que tenía delante un psicótico desde que lo conocí», dijo Edwards.
    Su segunda mujer, la actriz sueca Britt Ekland, se quejó del comportamiento obsesivo y los celos de Sellers. Tal vez por ello, el actor se culpaba a menudo del fracaso de su matrimonio. Tanto fue así que en una entrevista admitió que «no es fácil convivir conmigo».

    Con 38 años le diagnosticaron una cardiopatía. En 1964 sufrió trece ataques al corazón en pocos días, por lo que Ray Walston le reemplazó en el rodaje de «Bésame, tonto». Desde entonces, la salud de Sellers nunca fue la misma. En 1977 se le fue implantado un marcapasos y se tomó un año sabático para relajarse. Pero, el actor no tardó en cambiar de idea y quiso continuar rodando películas. El 21 de julio de 1980 se desplomó en la habitación del lujoso hotel londinense Dorchester y entró en coma. Dos días más tarde, el 23 de julio, con 54 años, murió en un hospital de la capital británica. Curiosamente, el 30 de julio (nueve días después) de ese mismo año tenía programada una cirugía de corazón en Los Ángeles.
    En 1982 Blake Edward estrena «Tras la pista de la Pantera Rosa», a base de imágenes de archivo en los que aparecía el actor). Además de «The Life and Death of Peter Sellers», su vida se recoge también en el libro «Mr. Strangelove», de Ed Sikov.
    El director Peter Hall ha dicho de una forma crítica: «Peter tenía la capacidad de identificarse completamente con otra persona, y creo que en su forma física, mental y emocionalmente en sus pieles. ¿De dónde viene eso? No tengo ni idea. ¿Es una maldición? A menudo, creo que eso no es suficiente, aunque en este negocio para tener talento, tienes que tener talento para gestionar el talento. Y eso creo que Peter no lo tuvo».