Durante aquellos años de la Segunda Guerra Mundial, Michèle Morgan tuvo que permanecer inactiva durante una temporada debido a la falta de proyectos. Así que, cuando acabada la contienda el productor francés Joseph Bercholz le ofreció protagonizar «La symphonie pastorale», ella no lo dudó y volvió a Francia. La película fue todo un éxito en el Festival de Cannes, y Michèle Morgan recibió el premio a la mejor interpretación femenina.
Michèle Morgan regresó a Hollywood, pero alternaba el poco trabajo que se le ofrecía en Estados Unidos y los trabajos en el cine europeo. Poco a poco, la actriz se fue centrando cada vez más en su carrera europea. Michèle se divorció de Marshall en 1948, y poco después se casó con el actor Henri Vidal, con quién formó pareja romántica en diversas ocasiones a lo largo de su carrera.
Entre sus películas, «El ídolo caído» (1948), «Fabiola» (1948), «Destinos de mujer» (1952), «Los orgullosos» (1953), «Napoleón» (1954) o «María Antonieta, reina de Francia (1955). Trabajando a las órdenes de los más aclamados directores del cine francés, Michèle Morgan se convirtió, entre 1950 y 1955, en la más célebre y prestigiosa actriz francesa de una enorme popularidad.En 1957, la actriz decidió volver a Hollywood, pero realizó una desafortunada elección en sus películas. Así, decidió regresar a Francia, y tras la muerte de su marido, en 1959, rodó numerosas películas en Francia y otros países europeos, como Italia y Alemania.
A partir de 1961, comienza una nueva etapa, en la que combina películas comerciales con algunos títulos de interés: «Landru», de Claude Chabrol (1962), «Proceso en Venecia» (1963) o «Mando Perdido» (1966) o «Benjamín», de Michel Deville (1967). Michèle Morgan se retira del cine en 1967, aunque prosigue su trabajo en el teatro y la televisión. Al año siguiente, Francia le reconoció sus servicios a la nación otorgándole la Legión de Honor. A pesar de su retirada, Michèle Morgan ha vuelto a aparecer de manera ocasional en algunas películas como «El gato, el ratón, el amor y el miedo» (1975) o «Están todos bien», de Giuseppe Tornatore (1990). Y a falta de cine, su actividad en las tablas es incesante: En 1978 protagoniza «Le tout pour le tout», de Françoise Dorin, el el Teatro du Palais-Royal de París, en 1981 «Chéri», de Colette, en el Théâtre des Variétés, en 1988 «Une femme sans histoire», de Albert Ramsdell Gurney, en la Comédie des Champs-Elysées, o en 1993 «Les Monstres sacrés», de Jean Cocteau, en el Théâtre des Bouffes-Parisiens. Michéle Morgan ha presidido el Festival de Cannes en dos ocasiones y en 1977 publicó su autobiogafía titulada «Avec ses yeux» («Con esos ojos»). En 1996 fue galardonada con el León de Oro del Festival de Venecia por el conjunto de su carrera. La actriz falleció en su localidad natal de Neuilly-sur-Seine el 20 de diciembre de 2016 a los 96 años de edad