JOSÉ LUIS CUERDA

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    José Luis Cuerda (Albacete, 18 de febrero de 1947 – Madrid, 4 de febrero de 2020) ha sido uno de los grandes directores y guionistas del cine español y como productor fue quien descubrió y dio sus primeras oportunidades a Alejandro Amenábar. De pequeño se instala con su familia en Madrid cuando su padre gana un piso en una partida de póquer. Tras pasar por el seminario estudia derecho, pero abandona la carrera para actuar como técnico de radiodifusión y televisión en el Instituto Español de Tecnología.

    En 1969 ingresa en Televisión Española donde trabajará en los servicios informativos y en el área de producciones culturales, realizando numerosos reportajes y documentales, especialmente para los programas «Cultura 2» y «El arca de Noé», y dos mediometrajes, «El túnel» (1977), adaptación de la novela de Ernesto Sábato, y «Total» (1983), primer brote de la vena ligada al humor del absurdo, con raíces surreales y espiritu irreverente, que más tarde resurgirá en su obra cinematográfica con «Amanece que no es poco» (1988) y «Así en el cielo como en la tierra» (1995). Todavía en 1985, Cuerda para TVE un largometraje sobre el boxeo, «Mala racha».

    Debuta en la dirección cinematográfica tres años antes, con una interesante comedia costumbrista, «Pares y nones» (1982), aunque su consolidación llegará con su segundo largometraje, «El bosque animado» (1987), memorable adaptación, firmada por Rafael Azcona, de la novela homónima de Wenceslao Fernández Flórez, donde se describen las aventuras fantástico-naturalistas de una serie de personajes entrañables (especialmente el bandido Fendestestas, interpretado por Alfredo Landa) que transitan por una especie de bosque encantado gallego. El éxito de la película premiada con cinco Goyas, entre ellos los de mejor película y mejor guion, le permite adentrarse en el en humor del absurdo, con la citada «Amanece, que no es poco», obra insólita en la que creó un imaginario pueblo español de tonos surreales donde el maestro da clases a ritmo de godspell, un hombre crece en un bancal de coles, un sacristán levita y otro hombre con instinto suicida se lanza a las ruedas de todos los camiones. El fracaso comercial de esta aventura (los productores se gastaron lo mínimo pasible, solo para conseguir licencias de importación de películas americanas), obligó al cineasta a cambiar de rumbo en «La viuda del capitán Estrada» (1991), adaptación de la novela «Una historia madrileña», de Pedro García Montalvo.

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    Tras abandonar el rodaje de la serie «Celia», producida por José Luis Borau, que acabó dirigiéndola, ofreció una particular visión del Quinto Centenario del descubrimiento de América con «La marrana» (1992) sobre el viaje con un cerdo de dos labriegos extremeños por diferentes parajes de la España oscura del siglo XV. El relativo éxito comercial del filme no encontró equivalente, sin embargo, en «Tocando fondo» (1993), comedia ácida sobre el liberalismo económico durante los años de la crisis del 92, por lo que en su siguiente trabajo, «Así en el cielo como en la tierra» regresa al humor absurdo para ofrecer a Fernando Fernán Gómez el papel de Dios, y a Paco Rabal el de un peculiar San Pedro, que custodia con hábitos de guardia civil, la puerta de acceso de un pueblecito típico castellano llamado Cielo, por el que circulan la Virgen María, San Juan Bautista y el arcángel San Gabriel.

    En 1996 inicia su actividad como productor al hacer posible el debut como director del joven Alejandro Amenábar con «Tesis» (1996), al que volverá a producir en «Los otros» (2001). A la vez en un terreno de Galicia lo llena de viñedos y se convierte en vitucultor, produciebndo el vino San Glorio. Tras dirigir varios episodios de lav serie de televisión «Makinavaja», en 1999 dirige «La lengua de las mariposas», otro de sus grandes títulos, adaptación de varios relatos del libro de Manuel Rivas “¿Qué me quieres, amor?”, a partir de un guion de Rafael Azcona, con protagonismo de Fernando Fernán Gómez, que muestra los inicios de la guerra civil en un pueblo gallego.

    Tras los cortos «primer amor» y el segmento «Por el mar corren las liebres» del largometraje colectivo «Hay motivo», en 2006 dirige «La eduación de las hadas», con Ricardo Darín e Irène Jacob, a partir de un relato de Didier Van Cauwelaert, una coproducción internacional que no logra el éxito adecuado. Dos años después dirige «Los girasoles ciegos», basado en la novela homónima de de Alberto Méndez, basado en el Orense de 1940: La versión cinematográfica viene a ser una síntesis de los cuatro cuentos de la obra original de Alberto Méndez. Pero es sólo eso: un punto de partida; porque Cuerda, a medias en el guión con Rafael Azcona, -a quien dedica la película-, emprende su personal recreación del clima y de la época. Se cruzan aquí –se superponen de forma algo atropellada- las historias originariamente separadas de: un “rojo” escondido en su casa, una mujer acongojada, un niño en el filo de la navaja, o un diácono con problemas de conciencia…es decir, ideología, religión y un miedo omnipresente que pone en peligro el pellejo de algunos y condiciona a todos la vida. Cuerda juega con un sólido reparto en el que destaca sobre todo Maribel Verdú; y, sentada la indiscutible conexión con los actores, el realizador se dedica a mimar la puesta en escena rescatando costumbres y viejas nostalgias, tales como la de cazar pajaritos, hacer zuecos a mano, o jugar con un teatrito de cartón piedra y la estética se apodera de la pantalla (espléndidas, la fotografía de Burmann y la banda sonora de Lucio Godoy).

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    2012 es el año de «Todo es silencio», adaptación de la novela homónima de Manuel Rivas en la que el propio escritor se encargó de hacer el guión del filme. Una película en dos tiempos que muestra la evolución en la costa de la Galicia de los 60 del contrabando de trabajo al narcotráfico en los 80 y 90 a través de la historia de dos amigos a los que el tiempo colocará en bandos opuestos, y la amiga que les une y separa. Pese a seer nominada al Goya al mejor guion adaptado, la película no logra las expectativas creadas y Cuerda piensa ya en dejar el cine. Sin embargo y con «Amanece, que no es poco» convertida en una película de culto, con una numerosa legión de admiradores, los amanecistas, que recrean año tras año las escenas de la película en los lugares de la sierra de Albacete donde se rodó, una serie de cómicos se unen para producirle un guion tan surrealista y lleno de humor absurdo comno aquella, que Cuerda tenía escrito desde los 80, «Tiempo después» (2018). Producen junto a Félix Tussell, el hijo que le produjo a Cuerda su ópera prima «Pares y nones», junto a humoristas como Andreu Buenafuente o Arturo Valls, entre otros. Una comedia futurista, surrealista, enloquecida y de reparto coral, excesiva en todos los aspectos que se estrena fuera de concurso en el Festival de San Sebastián, y se estrena en las pantallas el día de los inocentes de ese 2018. Cuerda fue también autor de libros insólitos como «Si amaestras una cabra llevas mucho adelantado» o «Amanece que no es poco», que recogía el guion original de la película, con escenas que no se llegaron a filmar. Entre 1985 y 1987 fue profesor de Realización Cinematográfica en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Salamanca

    José Luis Cuerda, ya con la salud deteriorada, fallece en Madrid en el hospital de la Princesa el 4 de febrero de 2020, tras haber sufrido una embolia. Tenía 72 años. Todo el cine español se vuelca en su despedida, considerándole un grande de nuestro cine.