JEREMY IRONS

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    Un príncipe de la escena, así se podría definir a Jeremy Irons. Un actor carismático, sobrio y versátil, poseedor de una extraordinaria capacidad para expresar la vulnerabilidad de los ambiguos personajes que interpreta habitualmente.
    Nacido en Cowes, en la Isla de Wight (Gran Bretaña), el 19 de septiembre de 1948, Irons se formó en la gran escuela teatral británica. Ha trabajado para The Young Vic, The New Shakespeare Company y The Royal Shakespeare Company de Londres. En realidad, Jeremy Irons quería ser veterinario, pero sus notas en física y química eran demasiado bajas. Después de montar su propio grupo en los años 60, The Four Pillards of Wisdom, ingresó en la Old Vic Theatre School en Bristol, quería ser actor, y le salió bien. Obtuvo un trabajo temporal como ayudante de escenarios en un teatro, y esto le abrió un mundo que nunca más quiso dejar. «Aunque aún estaba muy alejado de la actuación, me di cuenta de que la amaba», recuerda Jeremy en una entrevista de televisión.
    Debutó en el cine en 1979 con la película «Nijinsky, una historia verídica”, de Herbert Ross. Su elegancia y distinción impactaron al público internacional al encarnar a Charles Ryder en «Retorno a Brideshead”, la adaptación de la novela de Evelyn Waugh para la televisión británica que Charles Sturridge y Michael Lindsay-Hogg dirigieron en 1981.
    A partir de ahí comenzó una carrera cinematográfica ascendente que tuvo como punto de partida su papel protagonista en «La mujer del teniente francés”, de Karel Reisz (1981). Irons se caracteriza por una exigencia casi obsesiva a la hora de seleccionar buenos guiones y directores, tal y como lo demuestran algunos de los títulos que componen su filmografía: «Trabajo clandestino”, del director polaco Jerzy Skolimowski (1982); «Un amor de Swann”, de Volker Schlöndorff (1983); «La misión”, de Roland Joffé (1986); «Inseparables”, de David Cronenberg (1988); «El misterio Von Büllow”, de Barbet Schroeder (1990), con la que consiguió el Oscar al mejor actor; «Kafka”, de Steven Soderbergh (1991); «El país del agua”, de Stephen Gyllenhaal (1992); «Herida”, de Louis Malle (1992); «M. Butterfly”, de David Cronenberg, y «La casa de los espíritus”, de Bille August, ambas de 1993; «La jungla de cristal 3. La venganza”, de John McTiernan (1995); «Belleza robada”), de Bernardo Bertolucci, «La caja china” de Wayne Wang y «Lolita”, de Adrian Lyne (1997), «El mercader de Venecia”, de Michael Radford y «Conociendo a Julia” de István Szabó (2004) o «Apaloosa”, de Ed Harris (2008). En 1996 dirigió su primera película, «Mirad-A Boy from Bosnia”, destinada a la televisión.
    Aunque es consciente de la importancia de Hollywood para la carrera de un actor de cine, siempre ha tenido a gala ser un actor europeo. Nunca ha olvidado el teatro, en el que sigue trabajando, y confía plenamente en el afianzamiento de la industria del cine en el Viejo Continente.
    Entre sus premios, el Oscar por «El misterio Von Bullow”, dos Globos de Oro, por la miniserie «Elizabeth I” y por la película «El misterio von Bullow”, el Premio César del cine francés, el David di Donatello del Cine Italiano y el Premio Donostia del Festival de San Sebastián.