HAROLD LLOYD

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    Harold Clayton Lloyd nació en Burchard, Nebraska el 20 de abril de 1893 en una humilde casita que actualmente está restaurada y convertida en museo. Fue uno de los más grandes cómicos de la historia del séptimo arte, que actuó en 208 películas entre 1913 y 1947. Durante la década de los veinte fue el actor más popular y mejor pagado del cine. Es conocido sobre todo por las secuencias de persecución que incluían proezas físicas como trepar por los muros de altos edificios. Junto a Buster Keaton y Charlie Chaplin forma el «triunvirato» de grandes cómicos del cine mudo y, como ellos, su carrera continuó en el período sonoro.

    Lloyd vivió el divorcio de sus padres a los 7 años. Durante un tiempo Harold y su hermano Gaylord vivieron alternando períodos con el uno u otro progenitor hasta quedar definitivamente al cuidado del padre. La infancia de Harold transcurrió de ciudad en ciudad (Humbolt, Beatrice, Omaha, Denver,…) debido, en buena parte, a un espíritu «nómada» del padre. A los doce años trabajaba como acomodador en el teatro Orpheum de Omaha donde conoce y entabla amistad con John Lane Connor, un famoso actor de la época que le ofrece debutar en el escenario realizando un pequeño papel (Abe, un niño cojo) en la obra «Tess of the D´Urbervilles». Cuando su padre se instala en San Diego, Harold pasa algún tiempo en la escuela de teatro de la ciudad, tanto como estudiante como monitor. Es entonces cuando la Compañía Edison pasa por San Diego rodando una western; Connor recomienda a Lloyd para un pequeño papel como extra. Después de su brevísima formación académica emprende varias giras teatrales por pueblos de la América profunda haciendo pequeños papeles en obras como «Trilby» y «Oliver Twist». La gira teatral los llevó a Balboa, donde la Edison Film Company tenía unos de sus estudios. Harold aprovecha y trabaja como extra en varias cintas. Después de esto abandona para siempre el teatro para dedicarse de lleno a la actuación cinematográfica.

    En 1913 consigue entrar en los enormes estudios Universal Pictures disfrazado de figurante. Su actitud positiva, carisma y gran sentido del humor, le permiten entablar amistad con J. Farrel McDonald, el director de «His Heart, His Hand, His Sword» («Su corazón, su mano, su espada»), típico serial de la época. Lloyd particia en éste y otros trabajos de McDonald. En uno de aquellos rodajes se producirá uno de los encuentros más exitosos de la historia del cine: En 1914 Harold Lloyd conoce y entabla amistad con Hal Roach, y ambos, aunque no siempre en perfecta sintonía, trabajarían juntos durante una década.

    Hal Roach comvierte a Lloyd en protagonista de sus pequñas cintas cómicas, pero no obtienen mucho éxito y Lloyd deja a Roach por Mack Sennett, el rey de la comedia en aquellos años diez. Sennett le ofrece un contrato para que realizara imitaciones de Chaplin, que era el modelo cómico a emular. Pero Lloyd no se encuentra a gusto con Sennett y regresa a los pocos meses con Roach. Después de varios intentos, crearon el personaje «Willie Work», con muchas similitudes con Charlot.bTuvieron un rápido éxito comercial. A continuación llegaría «Lonesome Luke» también en la misma línea «chaplinesca». En el curso de tres años habían conseguido crearse una buena reputación en Hollywood. Snub Pollard y Bebe Daniels son los acompañantes habituales de Lloyd en la pantalla en aquella época.

    Aunque con este esquema al tándem Lloyd-Roach les iba bien, Harold quería innovar con nuevos personajes, mientras que su socio no quería perder la fórmula que le generaba muy buenos ingresos. En el verano de 1917 Harold crea un nuevo personaje: «El hombre de las gafas» que rompe el estilo cómico imperante. Lloyd aparecía en pantalla con un aspecto completamente normal, similar al hombre medio norteamericano; llevaba gafas de carey (muy de moda en aquel tiempo), sombrero de paja y aspecto juvenil. La clave del éxito no radicaba en el aspecto sino en las virtudes del personaje y su capacidad para superar, desde la sencillez, todos los obstáculos que se interponen en su camino. Éste personaje es optimista, valiente, perseverante, atlético y dinámico; sus historias se desarrollaban en la ciudad ya que el ritmo frenético de la urbe moderna es el que mejor se ajusta a su personalidad.

    Bebe Daniels es la acompañante de Lloyd tanto dentro como fuera de la pantalla. Ambos eran la pareja más popular en las fiestas de Hollywood. Eran apodados «El Chico y La Chica», participaban y ganaban frecuentemente concursos de baile, pero la pareja rompe su relación tanto profesional como personalmente en 1919, aunque continuron siendo buenos amigos toda la vida. Como nueva pareja en la pantalla, Lloyd busca a una chica de estilo y apariencia muy diferentes a la Daniels. La encuentra en Mildred Davis, una rubia de la cual el propio Harold decía que «parecía una gran muñequita francesa». Lloyd y Davis acabaron por ser pareja en la vida real cuando contraen nupcias en 1923. A partir de entonces ella se retira de la actuación.

    Pronto Lloyd comienza a ser visto como una alternativa seria al reinado de Chaplin. Uno tras otro, sus cortos se convierten en éxto. Pero el día 24 de agosto de 1919, cuando Lloyd posaba para los carteles promocionales de la película «Haunted Spooks», debiendo aparecer encendiendo un puro con la mecha de una bomba que, evidentemente, se suponía era de broma. El fotógrafo detuvo unos momentos la sesión para ajustar la cámara, cosa que aprovechó Lloyd para acomodar sus ya famosas gafas alejando la bomba de su rostro justo antes de que hiciera explosión. Como resultado de este accidente Lloyd quedó ciego y perdió los dedos índice y pulgar de la mano derecha; los médicos no le daban esperanzas de recobrar la vista, sin embargo, dando una lección de coraje, unos cuantos meses después estaba totalmente recuperado y haciendo sus piruetas aún sin sus dedos completos, un guante protésico disimulaba su condición de manera tan efectiva, que muchos años después el público no sabía que le faltaban dos dedos. Lloyd nunca quiso que los espectadores fueran a ver a un hombre disminuido actuando y haciendo acrobacias como una persona normal. Nunca hubo denuncias ni aclaración sobre aquel misterioso y dramático asunto.

    En 1921, impulsado por el éxito de «The Kid» («El Chico») de Chaplin, Lloyd da el salto al largometraje con «A Sailor-Made Man» («Marinero de agua dulce»), un mediometraje de 46 minutos de duración. Lloyd ya nunca volvió a hacer una película de menos de 5 rollos.

    Al igual que Buster Keaton o Chaplin, Lloyd y sus gagmen preparaban minuciosamente las escenas calculando cada segundo de acción. Tenía un estilo rápido, aparentemente loco e improvisado y casi siempre increscendo, sin embargo nada era dejado al azar; de hecho, tras «A Sailor-Made Man», sólo rodó nueve películas en siete años debido a la minuciosidad con que se realizaban los cada vez más complejos gags y escenas. Tras el éxito de «Marinero de agua dulce» llegan en 1922 «El mimado de la abuelita» y «Dr. Jack».

    En 1923 se estrena la que sería la tarjeta de presentación de Harold Lloyd para futuras generaciones de espectadores y su símbolo de aportación al Séptimo Arte: «Safety Last» («El hombre mosca»). Su éxito es clamoroso tanto dentro como fuera de los Estados Unidos. La película narra los esfuerzos de un joven empleado de unos grandes almacenes para hacer creer a su ingenua prometida que es un gran hombre de negocios. La larga escena final, con el protagonista escalando un edificio en pleno centro de Los Angeles, es un prodigio cinematográfico donde se aunan los elementos cómicos y de suspense cuando se cree que el personaje está a punto de caer al vacío en varias ocasiones.

    Tras «Safety Last» Mildred Davis deja de ser la acompañante femenina de Lloyd en pantalla. Su sustituta será Jobyna Ralston que debuta con Lloyd en «Why Worry?» («Venga alegría»), la historia de un rico hipocondríaco que marcha a una república sudamericana en busca de tranquilidad y reposo para verse involucrado, sin querer, en una revolución. Y aunque no es de las consideradas como mejores obras de Lloyd, sirvió de inspiración muchos años después a Woody Allen para su película «Bananas». Esta fue la última comedia de Lloyd producida por Hal Roach. La relación profesional del dúo Roach-Lloyd finalizó de manera amistosa.

    En 1924, ya como productor independiente, rueda «Girl Shy» («El Tenorio tímido»), una comedia con algunas escenas románticas y con una persecusión final donde Lloyd utiliza todos los medios a su alcance para llegar a tiempo de evitar la boda de su amada. Lloyd siempre consideró ésta película como una de sus favoritas. De ese mismo año es «Hot Water» («Casado y con suegra»), simpática parodia de la vida conyugal y los problemas con la familia política. En 1925 rueda «The Freshman» («El estudiante novato»), que junto a «Safety Last» es una de sus películas más populares. Aquí Harold Lloyd es un joven que desea alcanzar la popularidad en la universidad donde sus compañeros lo han elegido como el blanco de todas las bromas pesadas. La escena final en un campo de fútbol americano es célebre, con Harold luchando para conseguir el tanto final que dé la victoria a su equipo. Veinte años después el personaje central volvería a ser utilizado en su despedida del cine.
    Al final del período del cine mudo, Lloyd dejó otras dos grandes obras: «The Kid Brother» («El hermanito») en 1927, una comedia de ambiente rural donde retoma algunos de los patrones de «Grandma’s Boy» aunque de una manera más madura y elaborada, que fue la última donde Jobyna Ralston actuó como compañera de Harold; y «Speedy» («Relámpago») en 1928 donde su personaje es llamado como su apodo en la vida real, y vive en la agitada Nueva York. La película retrata A Nueva York desde Conney Island a las calles de Manhattan, pasando por el Estadio de los Yankees. Todo el filme constituye un homenaje a Nueva York y un completo documento gráfico que muestra el espíritu de la gente en Estados Unidos un año antes de la Gran Depresión.

    La década de los veinte se cierra con Harold Lloyd en la cima de su popularidad siendo uno de los 36 miembros fundadores de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood. Con solo 35 años ya había publicado su autobiografía «Una comedia americana». Fuera de la pantalla, participaba muy activamente en «The Ancient Arabic Order of the Nobles of the Mystic Shrine», organización caritativa de corte masónico actuando de manera generosa en el sostenimiento de diferentes hospitales infantiles.
    «Welcome Danger» («¡Qué fenómeno!») de 1929 se rueda como una película muda. Cuando estaba prácticamente terminada, el gran éxito del cine sonoro hace que Lloyd se decida a rehacer casi por completo la película, lo que disparó el costo de la producción a casi un millón de dólares. En ésta película, la acompañante en escena fue Barbara Kent.

    Con la llegada de la década de los treinta y el cine sonoro, el público prefiere cómicos magos de la palabra, como W. C. Fields, Los Hermanos Marx, Mae West o Eddie Cantor. Para evitar el mismo destino que otros actores de cine mudo sufrieron con la nueva tecnología, Lloyd toma clases de dicción y entrenamiento vocal.

    En 1930 rueda «Feet First» («¡Ay, que me caigo!») ya plenamente sonora, película con varias escenas de peripecias al mismo nivel de «Safety Last», pero no logra la misma acogida del público. Lloyd se toma un par de años sabáticos lejos de la pantalla volviendo en 1932 con «Movie Crazy» («Cinemanía»), película sonora pero con muchas características del cine mudo, donde el protagonista tiene una compleja relación amorosa con la protagonista (Constance Cummings), algo novedoso en sus películas, que es posiblemente su mejor cinta sonora.
    En 1934 estrena «The Cat’s Paw» («La garra del gato»), en la que rompe los esquemas de sus producciones anteriores realizando una comedia con altas dosis de crítica social al mejor estilo de Frank Capra. Por primera vez Lloyd toma como base una obra literaria usando una novela de Clarence Budington Kelland. La película trata sobre el hijo de un misionero criado en China, que al volver a Estados Unidos para elegir esposa se encuentra atrapado en una compleja y oscura red de intereses políticos. Corrupción caciquismo, racismo, fascismo y la oposición oriente-occidente tienen cabida en una película oscura con un tipo de humor completamente distinto al gag lloydiano.
    En 1936 rueda «The Milky way» («La vía láctea»), su último intento serio por asentarse en el cine sonoro. Es la historia de un lechero que termina por convertirse en campeón de boxeo. El tema fue retomado diez años después por Dany Kaye. En 1938 filma «Professor Beware» («No se duerma, profesor»), que fue un rotundo fracaso en taquilla y llevó a Lloyd a su retiro a la temprana edad de 45 años.
    Con una enorme fortuna, el siempre inquieto y aún no muy mayor Harold Lloyd se dedicó a multitud de aficiones desde criar perros, a jugar al balonmano, a practicar la fotografía en color y en tres dimensiones, la pintura y hasta viajar por todo el mundo. En la década del 40 produjo un par de películas con poco éxito y trabajó un año como locutor radiofónico. Muchos de los que lo trataron en aquella época consideraban que las aficiones de Lloyd eran auténticas excentricidades.

    En aquellos años gastaba enormes sumas de dinero encargando catálogos anuales completos a casas discográficas, o redecorando una y otra vez su mansión Green Acres con 44 habitaciones, 26 baños, 12 fuentes, 12 jardines, campo de golf de 9 hoyos y varias canchas deportivas en las afueras de Los Ángeles. Subia tanto el volumen de su impresionante equipo de alta fidelidad que en más de una ocasión el techo de su gran mansión llegó a resquebrajarse. Como fotógrafo se especializó en desnudos femeninos, retratando a Bettie Page, Dixie Evans y una joven casi desconocida Marilyn Monroe, entre otras. En su vida privada siempre hubo rumores sobre sus infidelidades y sus supuestos hijos ilegítimos. Incluso su antiguo socio Hal Roach llegó a insinuar que contrajo algún tipo de enfermedad venérea crónica, rumores que nunca fueron confirmados. Lloyd demostró siempre tolerancia hacia la homosexualidad (Su hijo Harold Junior era homosexual) mientras, al parecer, fue muy intransigente en cuanto a la educación de sus hijas.

    A diferencia de otros actores de la época, e incluso posteriores, Lloyd era el propietario de casi toda su obra fílmica, lo cual le aseguró una sólida fortuna durante toda su vida. En 1947 fue convencido por el director Preston Sturges para regresar al cine en la película ·The Sin of Harold Diddlebock» («El pecado de Harold Diddlebock»), en la cual lloyd retoma su personaje de «The Freshman», convertido en un triste contable maduro. El resultado no fue el mejor, pero se puede ver por última vez a Lloyd hacer piruetas en la cornisa de un edificio.

    En 1953 Lloyd recibió un Óscar honorífico por su aportación al mundo del cine y por ser «buen ciudadano». Esta última afirmación era una clara indirecta a Chaplin, investigado en aquellos días por supuestas actividades antiamericanas. En esta década de los 50, apadrinó a varios actores ascendentes, como Debbie Reynolds, Robert Wagner y Jack Lemmon.

    Lloyd recibió continuamente varias ofertas para que sus películas fueran emitidas por televisión pero el siempre se negó considerando que el medio ideal para disfrutar de su obra era la pantalla grande. Esta actitud suya es una de las causas del olvido que sufrió Lloyd durante varias décadas.

    A finales de los 50 el entorno familiar de los Lloyd se resquebraja: Mildred cayó en una profunda depresión que la llevó al alcoholismo al igual que Harold Junior, el hijo mayor, el cual no pudo aceptar su homosexualidad ni su fracaso como actor a pesar del apoyo paterno. Mientras, Harold continuaba con una vida muy activa, viajando, siendo conferenciante o presidiendo el jurado de la Berlinale de 1960. Convencido por su hijo preparó un par de recopilaciones televisivas con las mejores escenas de sus películas que tuvieron un éxito inmediato en 1962 y 1963. En 1970, en una de sus últimas apariciones públicas, Harold Lloyd afirmó que: «Mi humor nunca fue cruel o cínico. Simplemente agarraba la vida y le daba un codazo de diversión. Lo hacíamos de manera que todo el mundo lo entendiera, sin las barreras del lenguaje. Parece que también hemos conquistado las barreras del tiempo». «La risa es el sonido más hermoso del mundo» es otra de sus sentencias más conocidas.
    Harold Lloyd falleció el 8 de marzo de 1971 en Beverly Hills a consecuencia de un cáncer de próstata. Su esposa había fallecido en 1969

    Actualmente casi toda la obra fílmica de Lloyd está controlada por el Harold Lloyd Trust, que permitió la emisión de algunas de las obras lloydianas más populares en televisión a finales de la década del 70. En 1974 Time-Life comenzó la emisión de la serie «El mundo de la comedia de Harold Lloyd», una compilación de escenas de sus películas mezcladas arbitrariamente y con una voz en off comentándolas. A pesar de su mediocre calidad, una nueva generación descubrió al genio de las gafitas y comenzó a pedir más de aquel cómico cuyo estilo era muy distinto al de Charlot o Keaton. En 1989 la serie estadounidense «American Masters», produjo «Harold Lloyd, el tercer genio», espaldarazo para el «renacimiento lloydiano». Tras esto, el Harold Lloyd Trust, celoso guardián de la obra de Lloyd, restauró varias de sus grandes películas de los años veinte con nuevas partituras musicales, algunas muy meritorias como la de Carl Davis para «El hombre mosca». En 2005 New Line Cinema sacó al mercado Harold Lloyd Comedy Collection, una colección de 7 DVD con 13 cortos, 15 largometrajes (entre mudos y hablados) completamente restaurados y con contenido extra de todo tipo. El éxito de esa colección en Estados Unidos anímó a la compañía para editarla en el resto del mundo, que ha contado con la colaboración de Annette D´Agostino, «lloydmaníaca» confesa y de Suzanne Lloyd, la nieta del actor.